Viernes, 22 de noviembre de 2024

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Alma y cuerpo su interrelación

por El Blog de Juan del Carmelo

            La realidad de que existimos…, de que el ser humano existe, es bien conocida de todos, nadie tiene duda alguna. El ser humano, sabemos que tiene un cuerpo material, visible con los propios ojos materiales del mismo cuerpo, tampoco nadie tiene duda alguna de esto. Hasta aquí nadie objeta nada, pero si empiezan las objeciones, cuando decimos que también hay un alma invisible que los cinco sentidos de la materia de nuestro cuerpo no captan, solo unos tenemos la certeza de que la persona está formada por cuerpo y alma, otros duda de la existencia del alma y otros niegan absolutamente su existencia.

 

            En el orden material, existen muchas cosas de las que no tenemos evidencia de que existan porque nunca las hemos visto, pero no dudamos de que existan. Yo nunca he estado en Nueva Zelanda, pero todas las mañana me tomo un Kiwi, fruto oriundo de allí y no dudo de que Nueva Zelanda existe. Ya lo dijo el Señor: “… por sus frutos los conoceréis”. (Mt 7,20). Igualmente el alma existe y su existencia la conocemos por sus efectos. El alma humana es la base de la vida y de la inteligencia. Si no tuviéramos alma inteligente, no habría cultura, ni ciencia, ni artes, ni técnica, ni aviones, ni ferrocarriles, ni radio, ni televisión, etc. Pero cuando uno es creyente sabe perfectamente que el alma de cada  persona la crea Dios: “Entonces Yahvéh Dios formó al hombre con polvo del suelo, e insufló en sus narices aliento de vida, y resultó el hombre un ser viviente”. (Gn 2,7). Lo mismo que sabe que: “Hagamos al ser humano a nuestra imagen, como semejanza nuestra” (Gn 2,26). Ahora bien, Dios es Espíritu puro, carece de cuerpo material, por lo que la imagen y semejanza que las personas tienen con Dios es exclusivamente en relación a su alma no a su cuerpo. Y Dios la relación con nosotros la tiene con nuestra alma eterna, que es lo que le interesa, no con nuestro cuerpo caduco.

 

            Una vez oí y vi en TV a un sesudo conferenciante, muy engolado y prepotente, previamente anunciado por un locutor con mucha farfolla, manifestar que el alma si existía y que se encontraba situada en el cerebro. Tamaña majadería es fácil de echarla abajo, pues si el alma no pertenece al orden de la materia, ni es materia, porque es invisible, no necesita pues ubicarse en el espacio, ni en ninguna otra materia que le sirva de soporte, cual podía ser en este caso el cerebro, qie como parte del cuerpo si es materia corruptible

 

            Los neurólogos nos dicen, que el alma y el cerebro son dos cosas distintas. El cerebro se palpa, se pesa, se mide, porque pertenece al orden material y no es eterno, fenece al tiempo que el alma se separa del cuerpo; el alma por su parte pertenece al orden del espíritu que es un orden superior al orden material y por ello es eterna nunca fenece. Por otro lado en relación al cerebro conviene distinguir entre las funciones cerebrales y el cerebro. Así tenemos por ejemplo que la memoria, está en el cerebro pero no es el cerebro.

 

            Wilder Penfield de la Universidad de Montreal, que se dedicó toda su vida, como neurólogo y neurocirujano, al estudio de la persona y del cerebro humano, dice que: “El cerebro se parece mucho a un ordenador. Sin embargo, la mente, el espíritu, es algo independiente del cerebro. La mente no es un producto del cerebro. La mente no es algo físico. Depende del cerebro pero no es el cerebro, no es algo fisiológico. Ningún científico ha logrado demostrar que la mente tiene explicación material”. El espíritu, inteligencia o mente, no es una producción material. Si es cierto que el cerebro puede ser comparado a una máquina provista de todos los dispositivos electrónicos más perfectos y los conmutadores mejor ajustados, es necesario, sin embargo, que le añadamos un operador y ese, operador en este caso, el alma.

 

            El alma es quien ordena. Una persona entra en una iglesia, ve la luz roja del sagrario y se arrodilla. El mecanismo que se ha desarrollado para que una persona se arrodille, es así: las piernas reciben la orden de arrodillarse y esa orden la transmite el cerebro, pero… ¿Quién ha dado la orden al cerebro, porque él no tiene capacidad para determinar la necesidad de arrodillarse en ese momento? Es el alma la que genera la orden. Para el que no acepta la existencia del alma la orden ha sido dada por la mente. ¿Pero que es la mente? El DRAE la define como: “la potencia intelectual del alma”. Como es sabido las potencias del alma son tres: memoria, inteligencia y voluntad. El alma es la operadora del cerebro ella utiliza los órganos materiales del cuerpo para que ellos cumplan con las ordenes que reciben del alma.

           

            Cuando pecamos, es el alma, nuestra alma la que ofende a Dios, no nuestro cerebro, si se trata de un pensamiento pecaminoso o nuestros brazos o piernas, ellos se limitan a cumplimentar las órdenes que reciben del cerebro el cual siempre es operado por el alma. No cabe duda de que el cuerpo tiene tendencias, y deseos que quiere satisfacer, pero sin el consentimiento del alma, a él solo no le es posible pecar. Peca siempre el alma, no el cuerpo, al cuerpo no le perdona nada y es al alma sobre la que el Señor ejerce la misericordia y perdona sus ofensas. Será el alma la que el día de mañana será juzgada y ella es la responsable de no ponerle freno a los malsanos deseos del cuerpo, cuando ellos atacan. Por ello la lucha ascética quien la soporta es el alma no el cuerpo. Sin perjuicio de que por razones sicosomáticas, recíprocamente el cuerpo se encuentre debilitado por una enfermedad y le quite al alma los deseos de esta de orar, o al contrario, sea el alma la que fortalezca al cuerpo en deseos de seguir viviendo o desear morir, por razones de mística religiosa.

 

            Nuestra alma es inmortal, para bien o para mal ella jamás perecerá y hoy en día está aún en sus manos alcanzar una eterna felicidad o una eterna desgracia, como consecuencia de no haber querido aceptar el infinito amor que el Señor, constantemente nos ofrece. Nuestro cuerpo actual como toda la materia se terminará por descomponer y fenecerá. Desde que nacemos cada día que transcurre morimos un poco y nuestro cuerpo se va debilitando, lo cual tiene un lado muy positivo, puesto que, en la medida que nuestro cuerpo envejece, sus deseos y pasiones van dejando de oprimir a nuestra alma. Es por ello que en general, las personas que se encuentran en la senectud son más piadosas que las que están en la juventud.

 

Mi más cordial saludo lector y el deseo de que Dios te bendiga.

 

Otras glosas o libros del autor relacionados con este tema.

-        Libro. DEL MÁS ACÁ AL MÁS ALLÁ.- www.readontime.com/isbn=9788461154913

-        Libro. LOS DESEOS HUMANOS.- www.readontime.com/isbn=9788461316298

-        Alma humana. Glosa del 27-01-12

-        Facultades y potencias del alma. Glosa del 02-02-12

-        Maravillas de nuestra alma. Glosa del 06-02-12

-        Cuando lo invisible se hace visible. Glosa del 16-01-10

-        ¿Acaso vale algo nuestra vida? Glosa del 03-03-11

-        Belleza corporal, belleza espiritual. Glosa del 24-05-12

-        Sanar el cuerpo, sanar el alma. Similitudes. Glosa del 30-05-12

-        Las edades del alma. Glosa del 10-01-10

-        Belleza de un alma en gracia. Glosa del 01-05-10

-        ¿Existe voluntad de amar al Señor? . Glosa del 23-12-10

-        Valor de la voluntad. Glosa del 15-03-11

-        Rompecabezas de preguntas. Glosa del 14-08-11

 

Si se desea acceder a más glosas relacionadas con este tema u otros temas espirituales, existe un archivo Excel con una clasificada alfabética de temas, tratados en cada una de las glosas publicadas. Solicitar el archivo a: juandelcarmelo@gmail.com

 

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