Goces en la gloria

            Nuestra alma, es de un valor infinito, porque nosotros somos la gloria de Dios. Somos la gloria de Dios..., cada uno de nosotros, cuando llevamos habitualmente una vida, en estado de gracia y amistad con el Señor y mientras así nos conservemos, somos la gloria de Dios. Así nos lo manifiesta la lectura del Génesis donde se dice: “Dios formó al hombre con polvo del suelo e insufló en sus narices el aliento de la vida y resultó el hombre un ser viviente” (Gn 2,7). Escribe Henry Nouwen que: “Vivimos porque compartimos el aliento de Dios, la vida de Dios, la gloria de Dios. La pregunta no es tanto ¿cómo vivir para la gloria de Dios? sino ¿cómo vivir lo que somos?, ¿cómo hacer verdadero nuestro ser?

            Yo soy la gloria de Dios. Haz de este pensamiento el centro de tu meditación, para que lentamente se convierta, no solo en una idea sino en una realidad viva. Tú eres el lugar en que Dios eligió habitar... porque la vida espiritual no es otra cosa, que permitir que exista el espacio, en que Dios pueda morar en mí, crear el espacio en que su gloria pueda manifestarse en la intimidad de mi ser. Y cuando esto ocurre en un alma humana, los goces espirituales de ella, aumentan día a día porque la gracia y el favor divino la inundan.

            Somos cuerpo y alma, materia y espíritu y el orden de lo espiritual está por encima del orden de lo material. El espíritu y todo lo que a este orden pertenece, es siempre eterno y es eterno porque es incorruptible y para bien o para mal nunca fenece. El cuerpo que es pura materia, se derrumba  y fenece, el espíritu sobrevive eternamente. La materia por muy perfecta que ella sea, siempre acaba feneciendo porque es corruptible, y es corruptible porque es siempre está compuesta de partes y lo compuesto se descompone. Solo lo espiritual es simple no se puede nunca descomponer y por ello es siempre eterno. Dios es la simplicidad absoluta. Nuestro mundo, el universo entero con todas sus estrellas y galaxias, sin solo pura materia creada por Dios y llegará un momento en que desaparecerán, como ya han desaparecido muchas estrellas, convertidas en agujeros negros, según nos explican los astrónomos.

            Y en razón a que la materia es un orden inferior creado por Dios, que es puro espíritu, ella la materia, es inferior al espíritu; el orden material es inferior al orden espiritual. Y esto determina una diferente valoración de calidad e intensidad en los goces de las personas, ya que estos pueden provenir de sus cuerpos o de sus almas. El ser humano está creado por Dios para gozar de una eterna felicidad, de carácter espiritual, una vez superada la prueba de amor, para la que aquí en la materialidad de este mundo, hemos sido convocados. Esta eterna felicidad que nos espera, para todos aquellos que en este mundo quieran aceptar el amor que el Señor nos ofrece a todos, es desconocida de nosotros pero sabemos que es de un valor e intensidad, muy superior a la escasa felicidad material que podemos llegar a encontrar en este mundo donde peregrinamos.  

            Los goces en la gloria, son ahora inimaginables por nuestra parte, pues como ya hemos dicho,  siendo el orden de lo espiritual muy superior al orden de lo material, el mayor goce material que podamos llegar a alcanzar en esta vida, es una triste caricatura de lo que es el más pequeño de los goces espirituales que nos esperan. Por ello es San Pablo, el que nos cuenta: “Sé de un hombre en Cristo, (es de suponer que se refiere a él mismo) el cual hace catorce años, si en el cuerpo o fuera del cuerpo no lo sé, Dios lo sabe, fue arrebatado hasta el tercer cielo. Y sé que este hombre, en el cuerpo o fuera del cuerpo del cuerpo no lo sé, Dios lo sabe, fue arrebatado al paraíso y oyó palabras inefables que el hombre no puede pronunciar”. (2Co 12,2). Dios sabe lo que San Pablo vio y experimentó porque él también nos dejó dicho: “Ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni la mente del hombre, pudo imaginar, cuales cosas tiene Dios preparadas para los que le aman”. (1Co 2,9).

            Cuando una persona se preocupa de desarrollar la vida espiritual de su alma, fortaleciendo esta con su amor al Señor y perseverando en todo momento, cuando esta situación se da, el Señor, corresponde al amor que recibe, pues el amor siempre es recíproco y se vuelca en la ayuda al desarrollo de ese impulso espiritual ¿Y cómo ayuda el Señor? En las manos del Señor está todo y en este caso la administración de los goces espirituales. Que se sepa a nadie en este mundo, el Señor le ha dado un pleno goce espiritual, pero si ha dado muchas pequeñas pinceladas de ellos, generalmente para estimularnos en el avance en nuestra vida espiritual. En este sentido. ¿Que son, si no? las visitaciones o consolaciones espirituales que más de uno ha recibido en el oración y que dan origen al estado de consolación.  En la  antítesis a la consolación se encuentra la sequedad espiritual o estado de aridez o  desolación. ¿Qué es si no? el don divino de la contemplación y el estado a que este conduce. Los grados de pequeñas pinceladas de goces espirituales son muchos y variados en su intensidad y cuantía. Generalmente se recogen todos bajo el epígrafe de Ímpetus espirituales y entre ellos podemos catalogar, las estigmatizaciones, las visiones y revelaciones privadas, la levitación, la transverberación de amor, los arrobamientos, la transfixión, la hierognosis, los éxtasis, los fulgores… etc.

            Pero centrándonos en la contemplación, de ella podemos decir, que es una forma que tiene nuestra alma de expresar su amor al Señor, por medio de los ojos de su cuerpo, con la mirada enamorada de un alma al Santísimo, generalmente en el sagrario y especialmente cuando el Señor está expuesto en una custodia. A esta expresión de amor del alma, el Señor responde con el silencio de los enamorados, pues se alcanza en esta situación, momentos en que sobran las palabras, porque es el silencio del corazón el que habla y percibe un especial goce espiritual de amor. En sí la contemplación es un don, que el Señor dona a sus almas enamoradas. La percepción de este don y el goce espiritual que él conlleva varía de acuerdo con la espiritualidad y entrega del alma de que se trate, pues es bien sabido que toda alma, tiene un distinto camino que recorrer en la entrega de su amor al Señor.

              Mi más cordial saludo lector y el deseo de que Dios te bendiga.

              Otras glosas o libros del autor relacionados con este tema.

-        Libro. ENTREGARSE A DIOS.- www.readontime.com/isbn=8460975940

-        Libro. RELACIONARSE CON DIOS.- www.readontime.com/isbn=9788461220588

-        Libro. SANTIDAD EN EL PONTIFICADO.- www.readontime.com/isbn=9788461266357

-        Los goces de amar a Dios. Glosa del 22-07-09

-        A.M.G.D. Glosa del 03-06-09

-        Alma humana. Glosa del 27-01-12

-        Facultades y potencias del alma. Glosa del 02-02-12

-        Maravillas de nuestra alma. Glosa del 06-02-12

-        Belleza corporal, belleza espiritual. Glosa del 24-05-12

-        Sanar el cuerpo, sanar el alma. Similitudes. Glosa del 30-05-12

-        Cuando lo invisible se hace visible. Glosa del 16-01-10

-        ¿Acaso vale algo nuestra vida? Glosa del 03-03-11

-        Las edades del alma. Glosa del 10-01-10

-        Belleza de un alma en gracia. Glosa del 01-05-10

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