En la escuela de María. Grupos de oración
En la escuela de María. Grupos de oración
Es un hecho incuestionable que en el mundo han nacido numerosos grupos de oración fundados por peregrinos de Medjugorje. Esto ha sucedido y sucede actualmente por deseo expreso de la Virgen de formar grupos de oración. Es difícil saber el número exacto, pero lo cierto es que se cuentan por miles (cfr. Reni Laurentin, Eight Years, 1989, Milford, Ohio, The Riehle Foundation, pág. 56).
El primer grupo de oración fue fundado el 4 de julio de 1982, un año después del inicio de las apariciones de la Virgen. Este grupo aún sigue activo y hay que subrayar que se trata de un grupo particular. Según el testimonio del vidente Ivan, la Virgen pidió, en efecto, que quienes lo desearan se reunieran y oraran juntos, añadiendo que Ella misma estaría con ellos de un modo especial. La Virgen pidió también formar grupos de oración en todas las comunidades parroquiales, para ayudarle con oración a realizar los planes que el Señor le ha confiado. Al principio, el grupo se reunía tres veces por semana en el Podbrdo: lunes, miércoles y viernes. Durante la oración, la Virgen se aparece dando breves mensajes. Ivan, Marija y Vicka la ven, pero sólo Ivan puede hablar con la Virgen y oír Sus mensajes. Cuando Ivan no puede estar presente, es sustituido por Marija y cuando ella está ausente, la sustituye Vicka. A veces, los encuentros son reservados únicamente al grupo formado por una cuarentena de personas, otras son abiertos a todos. Últimamente, los encuentros se desarrollaban dos veces por semana, lunes y viernes y desde hace poco tiempo, martes y viernes.
Estos son muy simples: rezo del Rosario, cantos, lectura de la Sagrada Escritura y el mensaje. La mayoría de las veces se desarrollan al aire libre, en el Podbrdo o en el monte Krizevac, independientemente de las condiciones del tiempo.
Estos encuentros son significativos para los planes que el Señor ha confiado a Su humilde sierva María, pero también para el crecimiento espiritual de cada uno de los miembros del grupo de oración.
A la pregunta: Qué significa para ti participar en el grupo de oración?, el vidente Ivan respondió: "Participar en el grupo de oración en estos tiempos es muy importante para mí... Aprendo a orar en el grupo y no puedo imaginar mi crecimiento espiritual sin ello."
Después de un breve recuento de los hechos, tratemos de dar respuesta a una simple pregunta: Qué es un grupo de oración?
Un grupo de oración es una comunidad de fieles que se reúne a orar una vez o más durante la semana o el mes. Es un grupo de amigos que rezan juntos el Rosario, leen la Sagrada Escritura, celebran la Misa, que se visitan unos a otros e intercambian experiencias de oración. Se aconseja siempre que es mejor que [el grupo] sea guiado por un sacerdote, pero si esto no es posible, que se organicen los encuentros de oración con sencillez.
Los videntes siempre subrayan que el primer y el más importante grupo de oración debe ser la familia y que solamente entonces puede hablarse de una verdadera educación espiritual, que tiene su prolongación en el grupo de oración. El grupo requiere que cada uno de sus miembros sea activo y que aporte su propia contribución espiritual. Solamente así, el grupo puede vivir y crecer.
Los fundamentos bíblicos y teológicos del grupo de oración se encuentran, además de otras fuentes, en la palabra de Cristo: "Os aseguro también que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, sea lo que fuere, lo conseguirán de mi Padre que está en los cielos. Porque donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos." (Mt 18,19-20).
El primer grupo de oración de hecho tuvo lugar en la primera novena de oración después de la Ascensión de Cristo, cuando Nuestra Señora oró con los Apóstoles y esperó en oración a que el Señor Resucitado cumpliera Su promesa enviando al Espíritu Santo, lo que en efecto sucedió el día de Pentecostés (cfr. Hch 2,1-5). Dicha practica la siguió también la Iglesia primitiva, como relata San Lucas en los Hechos de los Apóstoles: "Acudían asiduamente a la enseñanza de los apóstoles, a la comunión, a la fracción del pan y a las oraciones" (Hch 2,42) y "Todos los creyentes vivían unidos y tenían todo en común; vendían sus posesiones y sus bienes y repartían el precio entre todos, según la necesidad de cada uno. Acudían al Templo todos los días con perseverancia y con un mismo Espíritu, partían el pan por las casas y tomaban el alimento con alegría y sencillez de corazón. Alababan a Dios y gozaban de la simpatía de todo el pueblo. El Señor agregaba cada día a la comunidad a los que se habían de salvar." (Hch 2,44-47)
Ciertamente existe también una razón sociológica para los grupos de oración, particularmente en el tiempo presente. Todo individuo debe cuidar de su propio crecimiento espiritual, pero en ese crecimiento, debido a la estructura psíquico-física de la persona humana, la comunidad es insustituible. Es importante sobre todo hoy, porque el individuo se pierde fácilmente en el ritmo de nuestros días. El grupo ayuda al crecimiento espiritual, lo corrige y lo inspira. La experiencia de uno enriquece e ilumina la experiencia del otro. Quien permanece solo corre el peligro de crecer sin ningún control. Es más fácil superar cualquier dificultad en el grupo y éstas se transforman en ricas experiencias espirituales. El grupo ayuda a fomentar y dirigir los carismas.
Los grupos de oración marianos pueden reconocerse fácilmente, gracias a su comportamiento frente a la comunidad parroquial. Es claro que el grupo de oración no es el supervisor litúrgico-pastoral de las actividades del párroco. Y ésta es una gran tentación para los grupos que encuentran dificultades al entrar en comunicación con quien labora en la parroquia y con los sacerdotes, caso no poco común. En efecto, existe una resistencia por parte de muchos sacerdotes que no aceptan los grupos de oración en general y, en particular, aquellos que han surgido de Medjugorje. Si no se tiene cuidado, crece un Espíritu negativo y crítico en los grupos hacia todo lo que es emprendido por el párroco y se alejan y llegan hasta límites extremos, en los que se exponen directamente al peligro de incluso excluirse de la comunidad parroquial. No quisiera entrar en la problemática de la relación entre la comunidad parroquial y los grupos de oración, pero ciertamente quiero hacer énfasis en que un grupo de oración de espiritualidad mariana no debe absolutamente dejarse provocar por nada ni dejarse llevar a límites extremos desde donde es fácil irse a la izquierda o a la derecha o a un sectarismo que, al final, es dañino tanto para la comunidad parroquial como para el grupo de oración.
Ciertamente, otro peligro que fácilmente ocurre con los grupos de oración marianos es una atmósfera apocalíptica y catastrófica. Sucede que tales grupos de oración lo saben todo acerca de los eventos futuros, catástrofes y cataclismos y difunden un Espíritu de miedo y ansiedad. Ellos nutren su conocimiento a través de perseguir continuamente a personas que portan tales mensajes. Sucede fácilmente que esos grupos saben mucho más de lo que el propio Jesús sabía en el Evangelio acerca de los eventos futuros. El hecho de la existencia de secretos contribuye ese Espíritu apocalíptico y catastrófico que la imaginación, a menudo enferma, transforma en noticias definitivas sobre el futuro.
Si el grupo sucumbe a uno de estos dos peligros, no corresponde al Espíritu mariano. María es madre y una madre nunca difunde el miedo ni la ansiedad entre sus hijos, sino que los educa para la paz y la confianza.
Un grupo de oración debe estar en comunión no sólo con el párroco y el personal pastoral, sino que debe ser el alma y el corazón de toda comunidad parroquial. Los grupos marianos, en sí mismos, son las células maternales de cada comunidad parroquial que, viviendo una vida de oración, desarrollan una actividad maternal en la parroquia. De estas células maternales nacen nuevos creyentes con convicción, las familias son renovadas y preservadas, los jóvenes son educados, las vocaciones religiosas se fomentan, se desarrollan actividades en todos los ámbitos, tanto en el litúrgico-pastoral como en obras de caridad para hacerse cargo de los ancianos, los enfermos, los olvidados y los encarcelados. Todo esto se expresa en palabras del Papa Juan Pablo II en su encíclica de 1995, El Evangelio de la Vida, en cuanto a que debemos respetar, proteger, amar y servir a la vida, !toda vida humana! (cfr. no. 5). Los grupos marianos, como células maternales de la parroquia, funcionan de
acuerdo a los criterios expresados por Jesús y que San Mateo recogió en el Capítulo 25,31-46, donde una cosa resulta totalmente clara: que todas las oraciones, ayunos, misas y confesiones deben servir al desarrollo del amor hacia cada persona y el valor de servir a todos. Un Espíritu y un corazón maternal reconocen las necesidades de sus hijos y reaccionan incansable e invenciblemente ante dichas necesidades, que van más allá de cualquier regla o estipulación.
Hoy, grupos así en la Iglesia moderna seguramente traerán una auténtica renovación de la vida cristiana y mostrarán su verdadero rostro que está en peligro de ser desfigurado.
Si hacemos un breve recuento de las actividades que sabemos que Nuestra Señora pidió de los grupos de oración en Medjugorje, podemos decir que, primero que nada, es una decisión fundamental por la oración diaria y la participación en la Santa Misa, la confesión mensual, convertirse en testigos y ser activos en la parroquia. Antes de la Navidad, Ella pidió al grupo que hiciera una obra buena. Ellos asistieron a los ancianos y visitaron a los enfermos y débiles, ayudaron a familias pobres a reparar sus casas, prepararon leña para el invierno y otras cosas similares.
A nivel espiritual, Ella les pidió, adicionalmente a los encuentros de oración semanales, organizar también retiros, salir a la naturaleza y hacer allí ejercicios espirituales.
Las reglas para los grupos de oración de Medjugorje que pueden resumirse de los mensajes son:
1. Renunciar a todo y abandonarse completamente a Dios, creyendo que todo lo que sucede se transforma para bien;
2. Invitar a los jóvenes a participar en los grupos de oración;
3. Renunciar a cualquier miedo y angustia porque estando abandonados en Dios, no hay lugar para ningún miedo;
4. Amar a los enemigos y desterrar del corazón cualquier odio, amargura o juicio;
5. Ayunar dos veces por semana;
6. Participar en el grupo al menos una vez por semana;
7. Decidirse a orar tres horas al día, incluyendo la oración matutina y vespertina, la participación en la Misa, recibir la Sagrada Comunión, la adoración y extender el Espíritu de oración a cada día de la semana;
8. Orar por los obispos y todos los que tienen autoridad en la Iglesia;
9. Decidirse a permanecer en el grupo por cuatro años y aprovechar ese tiempo para madurar personalmente y, por esa razón, no tomar nuevas ni fundamentales decisiones en la vida;
10. Tener un sacerdote en cada grupo.
A través de Jelena, el 25 de Abril de 1983, Nuestra Señora dio este mensaje: "Digan a mis hijos e hijas que mi Corazón arde de amor por ellos. Sólo busco la conversión."
www.youtube.com/watch
Juan García Inza
De mi libro "Medjugorje.Historia y testimonios de encuentros con la Reina de la Paz"