Lunes, 23 de diciembre de 2024

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Qué nos pide la Virgen. Las 5 piedrecitas

Qué nos pide la Virgen. Las 5 piedrecitas

por Un alma para el mundo

Que nos pide la Virgen María

De acuerdo con el testimonio unánime de los chicos, al aparecerse, la Virgen dio una serie de mensajes, que han de darse a la gente. Aunque son muchos, sin embargo se pueden resumir en cinco temas, ya que todos los mensajes, básicamente, subrayan o conducen a esos cinco.

Paz: Ya en el tercer día, la Virgen hizo hincapié en la paz, como el primero de sus mensajes: "¡Paz, paz, paz y únicamente paz!"; después de lo cual, dijo un par de veces: "La paz debe reinar entre Dios y el hombre, y entre la gente". Teniendo en cuenta que, cuando la Virgen dio ese mensaje, Marija pudo ver una cruz, la conclusión obvia es que esta paz viene de Dios. Él, que a través de la Virgen, en Cristo, llega a ser nuestra paz (Efesios 2, 14); "ya que él es la paz entre nosotros"... Esta paz, "el mundo no la puede dar" (Juan 14, 27) y por ello Cristo mandó a sus apóstoles que la dieran al mundo (Mateo 10, 13) para que toda persona pudiera llegar a ser "hijo de la paz" (Lucas 10, 6). Por eso la Virgen, como "Reina de los Apóstoles", en Medjugorje se presentó a sí misma como la "Reina de la Paz". Quién mejor que ella, puede convencer con más éxito al mundo de hoy, enfrentado con la amenaza de la destrucción, cuan grandiosa y necesaria es la paz.

Fe: El segundo de los mensajes de la Virgen es la fe. Ya en el cuarto, quinto y sexto día de las apariciones, la Virgen exhortó a los que estaban allí a tener una fe más fuerte. Compasiva, repitió este mensaje muchas veces. ¡Sin la fe no podemos llegar a la paz! Además la fe es por sí misma la respuesta a la Palabra de Dios, que El no solamente proclama, sino que de hecho nos la da. Al creer, aceptamos la Palabra de Dios que, en Cristo, se hace "nuestra paz" (Efesios 2, 14). Al aceptar esto, la persona se convierte en una nueva criatura, con una nueva vida, la de Cristo, dentro de ella, y comparte la naturaleza de Dios (1Pedro 1, 4.23; Efesios 2, 18). Es así como la persona se asegura la paz con Dios y con los demás. Una vez más, no hay nadie que pueda entender mejor la necesidad y la eficacia de la fe que la Virgen. Por eso lo acentuó en cada ocasión y encargó a los chicos que llevasen la luz de la fe a los demás. La Virgen presentó la fe como una respuesta a todo, sin importar qué cosa la gente estuviera buscando. La presentó como el requisito previo para toda oración, deseo o petición, y la relaciona con la salud, integridad y cualquier otra necesidad humana.

Conversión: La conversión fue otro de los frecuentes mensajes de la Virgen. Esto presupone que advirtió tanto un debilitamiento cuanto una ausencia de fe en la humanidad en el día de hoy. Y sin la conversión es imposible conseguir la paz. Toda verdadera conversión comporta la purificación o limpieza del corazón (Jeremías 4, 14), ya que un corazón corrupto o deteriorado es la base de unas relaciones deficientes, que a su vez conducen a un desorden social, leyes injustas, constituciones infames, etc. Sin un cambio radical del corazón, sin la conversión del corazón, no hay paz. Por ello, la Virgen sugiere continuamente la confesión frecuente. Esta petición es para todos, sin diferencia, pues "no hay ni siquiera un justo"... "todos andan extraviados, todos están pervertidos" (Romanos 3, 10.12).

 

Oración: Casi a diario, a partir del quinto día de las apariciones, la Virgen recomienda la oración. Ruega a cada uno que "rece sin cesar" como Cristo mismo enseñó (Marcos 9, 29; Mateo 9, 38; Lucas 11, 513). Así pues, la oración estimula y fortalece nuestra fe, sin la que nuestra relación con Dios se desordena; así como la relación con cada otra persona. La oración nos recuerda incluso cuán cerca de nosotros está Dios incluso en nuestra vida diaria. Al orar, le reconocemos, le damos gracias por sus dones hacia cada uno de nosotros, y nos llenamos con una esperanzada expectación de lo que necesitamos, en particular de nuestra redención. La oración estabiliza el equilibrio del uno mismo, y nos ayuda en nuestra "ordenada relación con Dios", sin la cual es imposible mantener la paz ni con Dios ni con quienes están en nuestro alrededor. La Palabra de Dios advierte de ella a toda persona humana, y está esperando una respuesta de esa humanidad. Es precisamente esto lo que proporciona a la oración su "justificación". Nuestra respuesta debiera ser "fe hablada", u "oración". En ésta, la fe anima, renueva, fortalece y sostiene a sí misma. A más, la oración del hombre verdaderamente conduce a dar testimonio del Evangelio, y de la existencia de Dios, y de este modo, provoca una respuesta de fe en las demás personas.

Ayuno: Ya en el sexto día de las apariciones, la Virgen recomendó ayunar, puesto que ayuda a la fe. Esto es, la práctica del ayuno ayuda y asegura control sobre uno mismo. Tan solo la persona que puede dominar a sí misma es verdaderamente libre, y es capaz de abandonarse a Dios y a su prójimo, como pide la fe. El ayuno le garantiza que su abandono a la fe es seguro y sincero. Le ayuda a liberarse de toda esclavitud, y especialmente de la del pecado. Quien no está en posesión de sí mismo, de alguna manera está esclavizado. Así pues, el ayuno socorre a la persona para refrenarse de buscar placeres desordenados, lo que a su vez la conduce a una vida fútil e inútil, a menudo despilfarradora de los mismos bienes, que son necesarios a los demás únicamente para la supervivencia básica. Con el ayuno recuperamos también en nosotros el don de poder vivificar en nuestro interior el amor real para los pobres y desposeídos, lo cual, hasta un cierto punto, modera la diferencia entre ricos y pobres. Por una parte alivia las necesidades de los pobres y también cura los excesos y súper-indulgencia de otros. Y a su peculiar manera, proporciona una dimensión de paz que hoy, de forma especial, está amenazada por la diferencia de ritmo de vida entre ricos y pobres (ej: Norte y Sur).

Para sintetizar, podemos decir que los mensajes de la Virgen subrayan que la paz es el mayor de los bienes, y que la fe, la conversión, la oración y el ayuno son los únicos medios para poder alcanzarla. Mensajes Especiales

Además de los cinco mensajes que, como hemos dicho, son los importantes, y que la Virgen inmediatamente dio al mundo entero, a partir del primero de marzo de 1984 empezó, cada jueves, principalmente a través de  Marija Pavlovic, a dar mensajes especiales a la parroquia de Medjugorje y a los peregrinos que venían. Así, la Virgen, además de los seis chicos, escoge la parroquia de Medjugorje junto con los peregrinos que acuden aquí, para ser sus colaboradores y testigos. Ello es evidente desde los primeros mensajes de los jueves, cuando dijo: "Estoy escogiendo esta parroquia de forma especial y quiero guiarla". Insistió otra vez en ello cuando dijo: " Elijo esta parroquia especialmente, ya que me es más querida que otras, y es donde vine gozosamente cuando el Todopoderoso me envió." (25 de marzo de 1985). Y da otra razón más para su elección, diciendo: "Convertíos en la parroquia, ese es mi segundo deseo. Así, todos aquellos que vengan aquí, se convertirán." (8 de marzo de 1984). "Os estoy pidiendo, especialmente a los parroquianos, que viváis mis mensajes" (16 de agosto de 1984). Lo primero de todo, los parroquianos y los peregrinos deben llegar a ser testimonio de sus apariciones, y sus mensajes, y así poderse unir con ella y los chicos en la realización de su plan de conversión del mundo y de reconciliación con Dios. La Virgen conoce bien la debilidad por naturaleza de los parroquianos y peregrinos con los que desea colaborar en la salvación del mundo. Es consciente de la necesidad de la fuerza sobrenatural. Por ello, les conduce a la fuente de tal fuerza. Que es, antes que nada, la oración. Ardiente y continuamente nos exhorta a rezar. De toda la oración, acentúa especialmente la santa Misa (7 de marzo de 1985, 16 de mayo de 1985), y recomienda continuamente la devoción al Santísimo Sacramento (15 de marzo de l984). También anima hacia la devoción del Espíritu Santo (2 de junio de 1984, 9 de junio de 1984, 11 de abril de 1985, 23 de mayo de 1988, etc.) y la lectura de la Sagrada Escritura (8 de septiembre de 1984, 14 de febrero de 1985). Con estos mensajes especiales a la parroquia y a sus peregrinos, la Virgen desea que los primeros mensajes, que al principio fueron dirigidos al mundo entero, sean profundizados, hechos más aceptables y comprensibles a los demás. Desde el 25 de enero de 1987, la Virgen empezó a dar el mensaje el día 25 de cada mes, en lugar de cada jueves, a través de María Pavlovic. Esto continúa hoy...

Las cinco piedras

Cuando David salió de su tienda para enfrentarse al temible gigante Goliat, tomó del suelo cinco piedras, única munición para su honda. A pesar de su desproporcionada dimensión respecto a su rival y la aparente precariedad de sus armas, Dios intercedió para que aquel joven, que tenia puesta su confianza en El, obtuviera una victoria que aún hoy sigue maravillándonos. En estos tiempos actuales, nuestro Goliat es el demonio que en todo momento busca destruirnos. María, nuestra mejor aliada, en su sabiduría e inteligencia, nos proporciona la solución más eficaz y segura para salir victoriosos: Las Cinco Piedras Las 5 piedras que La Reina de la Paz nos proporciona son: La oración con el corazón, el ayuno, la confesión, la Eucaristía y la lectura de la Biblia, son los puntos que María nos da para recorrer un camino de santidad, de paz, de transformación interior totalmente asegurado, un camino sencillo, accesible a todos".

1. LA ORACION.  "Hijos, orad, la oración es el fundamento de vuestra paz" Si no tienen paz en sus corazones poco importa todo lo demás. Pueden perder la paz un momento como dice San Serafín de Sarov, pero enseguida poniéndose en oración, hundiéndose en la oración encontrarán la paz nuevamente. "Si vivís angustiados, con estrés, es que todavía no oráis con el corazón". Esta palabra "con el corazón" nunca acabaremos de entenderla, no se trata de cumplir, de escuchar Misa, de rezar el rosario rápidamente, no se trata de eso. "Dedicad tiempo a Dios" Dios nunca vendrá a nosotros rezando de esta manera, para que Dios establezca su morada en nosotros, para que la unción del Espíritu Santo y su soplo nos visite, hay que tomar tiempo. Hoy, muy poca gente va a la Iglesia a sentarse durante una hora para orar frente al Santísimo Sacramento. Orar con el corazón es esta disposición interior, como dice Santa Teresita: "la oración es un grito de amor hacia el cielo". Tomad tiempo con Dios. Marija, una de las videntes, regresando de Rusia, estaba totalmente sorprendida y comento en Europa: La gente en aquel país como en cualquier otro, pide egoístamente, sus oraciones van referidas a ellos mismos a sus intereses, "reza por mí, por mi abuelo, por mi país", yo, yo, yo, esto no es posible, esto no es oración. La Virgen María dijo: "Hijos, rezad por mis intenciones y yo me encargaré de vuestras preocupaciones, de vuestros dolores", eso es la verdad. La gente no cree porque no se abren realmente al Espíritu Santo, no se abren a la paz de Dios. Entonces, la oración del corazón es la clave para aprender junto con María a orar.  


2. EL AYUNO. Tienen que perseverar en la oración y el ayuno. Ayunar a pan y agua, los miércoles y viernes. Pueden comenzar absteniéndose de las comidas o del desayuno, ustedes verán la forma con la que cada uno puede comenzar poco a poco a hacer sus ayunos. No se preocupen por la falta de alimento, no morirán, vivimos en un mundo en que todos tomamos como compulsión la comida, como adicción, nos sobrealimentamos, por eso hay tantas enfermedades, colesterol, cáncer, etc. porque la gente come, come, come. El ayuno nos purifica el alma, el ayuno nos permite realmente dominar, tener el dominio de sí, fruto del Espíritu Santo. (Carta a los Gálatas). María dijo: "La Iglesia Católica olvidó el ayuno. Por la oración y el ayuno hijitos, pueden obtener cualquier cosa". ¿Desean la conversión de alguien de sus familias?, pónganse a orar a ayunar y verán el cambio. Por supuesto, Jesús lo había dicho en el Evangelio cuando regresaban sus discípulos: "no hemos podido sacar este demonio. Y Jesús dijo: hay demonios que solamente salen con la oración y el ayuno". Si quieren vivir en paz hijitos, háganse una vida sencilla. El ayuno repara, es muy poderoso en la intercesión. Hay muchos matrimonios que conozco que descubrieron en Medjugorje el ayuno, y Miércoles y Viernes ayunan fielmente. No se trata de tener hambre, dice la Virgen, pueden beber agua. Verán la fuerza del ayuno en la transformación interior, si tienen problemas, rencores, amarguras, resentimientos contra personas y tienen problemas para reconciliarse; la Virgen nos dice: para reconciliarse hay que creer, orar, ayunar y confesarse. Todos los mensajes son muy sencillos y si tú los vives, actúa en ti el Espíritu Santo.

3. LA LECTURA DE LA BIBLIA.  Vicka le pregunto a la Virgen: ¿por qué lloras? "porque los cristianos dejaron de leer la Palabra de Dios". La Virgen pide de leer la Biblia diariamente, aunque empecemos con 10 min. ¿Cómo quieren descubrir la verdad? ¿cómo podemos ubicarnos en este mundo lleno de ideologías? Si yo no leo el único libro que me trae al alma la luz del cielo, ¿cómo podemos pasar dos horas o más frente a la televisión que nos presenta una visión totalmente equivocada del mundo y no se cuántas porquerías? Sin embargo, pasar una hora enfrente del Santísimo, eso no lo queremos. ¿Cómo podemos conocer la voluntad de Dios sobre nuestra vida? ¿Cómo podemos discernir cuando tenemos que tomar decisiones si no conocemos la palabra de Dios? "Tu Palabra Señor es una luz sobre mi camino". Nuestra mente y corazón deberían tener continuamente presente los versículos y las palabras de Jesús. Versículos de San Pablo, de sus cartas, para que enfrente de cualquier situación difícil nos brote en el espíritu la palabra adecuada. ¿Cómo quieren que Dios les hable si no conocemos su Palabra? ¡Es imposible! Hay una ignorancia que condene al pecado y a la muerte espiritual que viene del hecho que los que se dicen cristianos católicos no conocen la Palabra de Dios.  ¡Ah!, pero las revistas que nos ofrecen el mundo como "vanidades" u otras, esas si las conocemos y estamos esperando con ansia para leer el siguiente número, y la Palabra de Dios, la Biblia, en un rincón de la casa. La Virgen dice: "Pongan la Biblia en el centro de sus casas, para que recuerden leerla en familia todos los días". Cosas muy sencillas, claro. Un corazón que no recibe todos los días el Pan de la Palabra, se muere. Vivir el Evangelio, no vivir en la ignorancia causa de muchos males. 

4. LA CONFESION.   "Hijos si no os confesáis mensualmente, será muy difícil para vosotros convertiros". La confesión, pero la verdadera confesión, no como el 80% de los casos en que me acerco al sacerdote y digo esto, esto y eso y me "limpio", me quito la ropa sucia, la pongo en la lavadora, aprieto el botón y listo. Eso no es confesarse. La confesión necesita el arrepentimiento, por ejemplo: he faltado a misa el domingo, pero esto no es pecado, el pecado es que no amas a Dios y hasta llegas a no tener ninguna clase de arrepentimiento por no haber ido a Misa, no hay arrepentimiento porque no hay amor, entonces, tampoco hay confesión. Esto es claro en Semana Santa, cuando todos quieren confesarse porque es el deber mensual; gente que "dice" sus pecados y al terminar la semana empiezan nuevamente su vida de pecado. Es posible que nosotros también nos parezcamos a estas personas. La confesión es ir con arrepentimiento: perdón Señor, como dice la Palabra de Dios: "te he matado, te he crucificado en mi debilidad, en mi pecado, en mi tibieza. Hay que llorar los pecados, pero si no hay vida de oración con el corazón, no hay verdadera confesión. El Espíritu Santo es el motor de todo, la oración con el corazón es una comunicación con Dios, "durante la oración, Dios los llena, los transforma", dice la Virgen. Si no hay oración con el corazón no hay verdadera confesión con arrepentimiento porque nos falta el Espíritu Santo. En primer lugar, no vemos nuestros pecados, muy a menudo confesamos culpabilidades o tonterías, porque hay que decir algo; pero el verdadero pecado escondido, egoísmos, rencores, apegos materiales los olvidamos. Dice el salmo "Señor, líbrame de mi pecado escondido", especialmente de ese pecado que yo no veo, porque yo no lo quiero ver, y no lo veo porque he puesto tantas defensas y justificaciones bajo una apariencia de piedad, que impiden que la luz del Espíritu Santo llegue hasta mí. Hay que volvernos a reeducar en la confesión con el corazón, con un verdadero arrepentimiento. Son nuestros pecados que clavaron a Cristo sobre la Cruz, no es un chiste, como dijo Jesús a Santa Catalina: ¡No es para reír que he muerto sobre la cruz para ti! La confesión es para descubrir mis pecados y corregirme, no solamente confesarme por confesarme, tener un mes o quince días para volver a pecar y seguir en lo mismo al fin que de todas maneras me confesaré al siguiente mes.

 

5. LA EUCARISTIA.  Vuelvo a insistir sobre lo mismo, recibir la Eucaristía con el corazón, es terrible ver hoy, como muchos viven la Misa. La Virgen dice: "Si no os preparáis para vivir la Misa con un corazón abierto, mejor quedaos en casa". A la Misa hay que llegar a tiempo, prepararse, disponerse a la oración 10 minutos antes, no llegar tarde, corriendo. "En ningún otro lugar mi hijo derrama tantas gracias como en la Eucaristía, comulgar es más que ser vidente", dice la Virgen. Aquí tienen que meditar los mensajes sobre la Eucaristía, podríamos hablar más de una hora sobre la Eucaristía siendo un tema tan extenso. A la Misa hay que llegar a tiempo, interiorizarse, prepararse a recibir a Jesús. Después de la comunión entrar en su corazón, orar y dar gracias a Dios. Esta es la verdadera espiritualidad. Entonces verán que las cosas cambiarán. Nos dice María: "Si en lugar de llegar corriendo a la Misa pudieran llegar un poco antes para prepararse., y después de haber comulgado, si se pueden quedar, tomen tiempo con Jesús para hablarle, si hacen esto hijitos, verán muchos milagros en sus vidas y menos enfermos de la mente, del corazón y del cuerpo en medio de ustedes".  Este mensaje lo coloque de manera que todos pudieran observarlo a la entrada de la Iglesia. Recibimos el gran Sacramento de la Salvación como un boleto de avión o del metro. La Eucaristía debe ser el centro de nuestra vida, y saben lo que dice la Virgen: "Hijos, asistid a Misa cada vez que las circunstancias lo permitan". Hoy en día el mundo vive en una situación de agonía y desesperación, necesita portadores de luz, de amor y de paz. La Eucaristía es el lugar donde Dios nos transforma. Todos los Sacramentos, toda la devoción, toda la vida espiritual me conduce a la Eucaristía, es el lugar donde mi alma encuentra substancialmente el cuerpo y la sangre de Jesús: "El que come mi cuerpo y bebe mi sangre tiene vida en Mí", y de comunión en comunión Dios va transformando mi alma, mi cuerpo, mi mente, mi afectividad. Es increíble, pero si lo recibimos, sabemos que la Eucaristía actúa en nosotros en la medida de nuestra fe y de nuestro deseo de Dios. Si lo recibo de una manera distraída, hablando con mi vecino, no se hará ningún efecto en mí, Jesús necesita mi permiso para actuar, me respeta.

 

   Juan García Inza
Tomado de mi libro "MENJUGORJE. Histopria de encuestros y testimonios  con la Reina de la Paz"

 

 

 

 

 

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