Examen de fin de curso para profesores
Con el esperado fin de curso llegan las esperadas vacaciones de verano para muchos estudiantes y profesores de colegios e institutos. Podemos hacer un alto no solamente para planificar unos días de descanso, sino también para hacerlo mejor, si cabe, el próximo curso.
Aunque se sufran mil y una vicisitudes en el ejercicio de la profesión, junto a la que está cayendo de recortes de presupuesto, calidad y demás, que todos podemos compartir entre nosotros, y con otros colectivos que pueden estar pasándolo peor incluso ¿por qué no someternos a un pequeño examen, de fin de curso, los que nos dedicamos a esta tarea docente, tan importante y necesaria?
Es cierto que cada día supone un verdadero reto impartir clase, una evaluación continua, que no puede pasar desapercibida a nuestra consideración, y a la de los demás. También es cierto que un esfuerzo extra en algunos casos es retribuido de forma muy variada. Pero nos debemos de poner frente al espejo de nuestra propia superación y ver si cabe alguna mejora concreta y práctica.
Aparte de mirar hacia fuera y buscar responsabilidades más allá de nosotros mismos, estas breves cuestiones básicas, en tres bloques (preparación y desarrollo de las sesiones de aula, estímulo y reconocimiento diferenciado del esfuerzo, y ejercicio real de la acción tutorial) pues si las respondemos, con toda la sinceridad y compromiso posible, quizá nos ayuden un poco a mejorar:
1) Preparación y desarrollo de las clases: ¿Realizo mis programaciones de aula con la suficiente antelación, documentación y procurando partir siempre de la realidad de mis alumnos/as procurando motivarles al aprendizaje adecuado a su capacidad, o sigo esquemas de enseñanza ya obsoletos que ni les implican ni les valen actualmente?
2) Estímulo y reconocimiento diferenciado del esfuerzo:
Aparte de los contenidos mínimos esenciales que debo exigir al grupo clase, y de la aplicación de los criterios objetivos a la hora de evaluar, ¿tengo en cuenta la diferencia, es decir, las necesidades particulares de cada alumno/a en cuanto a la ampliación y refuerzo de determinados contenidos, o a todos/as les aplico los mismos y de la misma manera? ¿soy justo/a en relación al distinto esfuerzo realizado o paso por alto las capacidades y personalidades diferentes de cada alumno/a?
Aparte de los contenidos mínimos esenciales que debo exigir al grupo clase, y de la aplicación de los criterios objetivos a la hora de evaluar, ¿tengo en cuenta la diferencia, es decir, las necesidades particulares de cada alumno/a en cuanto a la ampliación y refuerzo de determinados contenidos, o a todos/as les aplico los mismos y de la misma manera? ¿soy justo/a en relación al distinto esfuerzo realizado o paso por alto las capacidades y personalidades diferentes de cada alumno/a?
3) Ejercicio real de la acción tutorial:
Si soy tutor, ¿tengo en cuenta su carga de tareas para casa y preparación de exámenes, para racionalizarla, de forma dosificada, según su tiempo disponible e incluso prescindir durante un tiempo de trabajo para casa en época de exámenes, sobre todo si éstos están próximos en el tiempo? ¿Estoy en contacto con todos los padres y madres de mis alumnos/as? ¿Cada cuánto tiempo les informo o les contacto?
Si soy tutor, ¿tengo en cuenta su carga de tareas para casa y preparación de exámenes, para racionalizarla, de forma dosificada, según su tiempo disponible e incluso prescindir durante un tiempo de trabajo para casa en época de exámenes, sobre todo si éstos están próximos en el tiempo? ¿Estoy en contacto con todos los padres y madres de mis alumnos/as? ¿Cada cuánto tiempo les informo o les contacto?
Nos quejamos muchas veces que falta más educación en casa, que la calidad de la enseñanza con tanta masificación y menos medios ha bajado,… pero estos tres factores importantes que nos abren a esta reflexión pueden hacernos meditar un poco para poner más de nuestra parte, y mejorar así todo y todos. Y en ese "todos" estamos implicados alumnos, profesores, familias y Administración, está claro.
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