Carta al Prior del Valle de los Caídos

Padre Prior de la comunidad benedictina:

En las últimas horas de la solemnidad del apóstol Santiago, patrón de España, le escribo, señor Prior de la Abadía benedictina, felicitándole por ser el día de su santo. Y para darle ánimos en estas horas negras por las que está pasando su persona en estudios inquisitoriales de televisión, o en la boca de los voceros pagados a sueldo con dinero público de las fundaciones pesebreras del presupuesto estatal.

Está usted, padre, en estas jornadas siendo investigado si es hijo de sus padres, si tiene los estudios que exhibe en su currículo académico, si tiene vocación sacerdotal, si tiene algún párvulo suelto por un inhóspito hospicio…

Como buen historiador, que es usted, no le asusta nada de estos manejos inquisitoriales, sufridos por otros hombres de la Iglesia en España, como Teresa de Jesús, Juan de la Cruz, Iñigo de Loyola, y un largo listado hasta nuestros días.

Siempre, las personas convencidas de sus ideas, como es su caso, que no están en el carril del pensamiento único son objeto de cacería mental, personal y casi mortal, porque sus perseguidores, que son los mismos que un servidor tiene y padece desde hace años, se sienten poseedores de la verdad completa, anulando la libertad cristiana de buscar a diario la única Verdad, el exclusivo Camino y la absoluta Vida, que es Cristo nuestro Señor.

Por esto, padre prior, le deseo, por medio de estas líneas públicas y publicadas, enviar un abrazo para que su fortaleza no decaiga, su ánimo se ensanche, y su esperanza se mantenga en pie en estas horas oscuras de su joven vida.

He conocido a muchos padres de esa casa benedictina desde Fray Justo Pérez de Urbel, Luís María de Lojendio, Manuel Garrido y tantos otros que harían la lista interminable. En ellos siempre vi cómo entendieron el sentido y significado de la Abadía situada en el Valle de los Caídos. En, usted, veo un fiel reflejo de todos y cada uno de ellos. Dios le siga conservando la firmeza de carácter y voluntad para no caer ante los halagos de superiores, iguales o inferiores que le están colocando en el disparadero de asumir la exhumación del cadáver de Francisco Franco, que se encuentra ahí por deseo expreso del rey emérito Juan Carlos I.

Perdone tan prolija carta, pero creo que le vendrá bien saber que no está solo ante su misión de pastorear la comunidad benedictina de Cuelgamuros. Somos muchos españoles los que deseamos que pase esta hora y una vez más el Estado de Derecho se imponga sobre el estado de deshecho que quieren llevar varios a nuestra España, el país más antiguo de Europa.

Reciba los saludos de este cura andaluz

 Tomás de la Torre Lendínez