Cuando era niño los retiros me daban dolor de cabeza
Cuando era niño los retiros me daban dolor de cabeza
por Duc in altum!
Puede que el título del post desconcierte a más de dos internautas. No piensen que he perdido la fe o algo por el estilo. Simple y sencillamente, quiero contarles una anécdota personal que puede servirles a todos aquellos que se dedican a trabajar como catequistas o profesores de niños y niñas.
De pequeño tuve muy malas experiencias en los retiros a los que me tocó asistir. Casi siempre salía con dolor de cabeza. Nos ponían actividades muy largas y tediosas. Nada más triste y lejano para un niño travieso. Daba la impresión de que las catequistas se reunían unos días antes, para “fabricar” los métodos y estrategias más aburridas. Desde las típicas explicaciones que ni las catequistas lograban comprender, hasta las supuestas dinámicas de integración en las que te pegaban una hoja en la espalda y tenías que anotarle a cada uno de tus compañeros sus defectos. Curiosamente, casi nunca nos pedían que escribiéramos algo positivo acerca de la persona. Obviamente no podía faltar la crítica que hacían a los videojuegos y el lavado de cerebro para que fuéramos sacerdotes. La promoción vocacional no es algo malo, pero hay que tener sentido común para trabajarla.
Quien salvaba el día, era una religiosa mayor que utilizaba una andadera y que se nos acercaba para platicar y jugar con nosotros, pues vivía en la casa que se utilizaba como sede del retiro. Sin planearlo o esquematizarlo rigurosamente, ella dejaba un efecto mucho más positivo que el grupo de catequistas un tanto fuera de tono. A esto hay que agregar que el sacerdote que oficiaba la Misa de clausura, era alguien totalmente desconectado de la pastoral infantil. Con todo respeto, creo que ni él se entendía. Seguramente, cuando Jesús veía todo aquello se llevaba las manos a la cabeza, como diciendo: “¡Qué hacen con mis consentidos, es decir, con los niños, aburriéndolos y mostrándoles a un Dios frío e indiferente!”.
Quienes tienen la responsabilidad de formar a la niñez, deben tomar en cuenta la edad y el contexto en el que se desenvuelven los niños. Es decir, hacerles ver que Cristo es su mejor amigo, sin caer en actividades o dinámicas largas y tediosas. Los retiros no tienen que ser una mala experiencia, sino un momento agradable de encuentro con Dios y con el resto de los compañeros.
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