La apostasía en la Iglesia Católica

No me gusta ser alarmista, y menos cuando se trata de problemas internos de la Iglesia. Pero no se puede curar la herida tapándola, sino profundizando para llegar a la raíz del problema. Y cuando el problema es de índole espiritual y doctrinal, siempre hay que meter el bisturí  con la oración, la caridad y la esperanza por delante. Pero eso sí, llamando al pan pan y al vino vino.

                Antonio M.R. publica en el blog  http://pensamientodisidente.blogspot.com/  algunos datos de interés que, aunque sabidos por una parte importante de la opinión pública, puede que otros no lo conozcan y, por tanto, no puedan estar prevenidos ni rezar por ellos. Recogemos y comentamos algunas de sus aportaciones.

                Hay un movimiento en el mundo clerical de ciertas iglesias particulares  denominado “Llamado a la desobediencia”. Nació recientemente  en Austria y se va extendiendo por  Irlanda, Alemania, Francia y Eslovaquia. No faltan los simpatizantes en América Latina, EE.UU. y Australia, y algunos ramalazos en España.

                Afirma  Antonio M.R. que el Papa teme al primer cisma progresista, apoyado por cientos de curas y algunos obispos. Ellos afirman: “No tememos excomuniones ni queremos un cisma, sino que la Iglesia nos escuche y dialogue”. Así lo afirma el llamado “Lutero austríaco”, padre Helmut Schueller, con 59 años, líder de la “Iniciativa de los párrocos”, que cuenta con el apoyo de 400 sacerdotes en Austria

                Se observa un crecimiento espectacular del laicismo, que está afectando seriamente a bastante clero austriaco, y a muchos fieles de buena voluntad, pero infectados por esa corriente de “Llamado a la desobediencia”. Son 329 curas los que se han adherido formalmente a ese movimiento en Austria.

                Se habla de un buen número de clero que vive irregularmente, y quieren justificar su situación con estas reivindicaciones.

                ¿Quién es Monseñor Schueller, líder de este movimiento “antisistema”. Párroco  de San Esteban, en Probstdor, un suburbio de Viena, donde fue presidente de la Caritas austríaca y estrecho colaborador, en un principio, del cardenal Christian Schoenborn.  El cardenal Schoenborn está  en contra de la “Iniciativa de los párrocos”. No aplicó las normas canónicas oportunas para atajar esta corriente disidente por miedo a una reacción más negativa.

                Los “desobedientes”, equivalente –como dice Antonio M.R.- en versión sotana de los “indignados”, reclaman terminar con el celibato obligatorio, permitir la comunión de los divorciados vueltos a casar, imponer el sacerdocio femenino, darle a los fieles laicos un rol más importante en la eucaristía, permitiéndoles predicar y administrar los sacramentos sin una misa cuando no hay sacerdotes, además de ordenar a los “Viri probati”, fieles casados y con hijos de probada fe que puedan convertirse en sacerdotes sin renunciar a su familia. Y respetar a los homosexuales, bendiciendo las uniones.

                El 23 del mes pasado, los principales obispos austríacos fueron convocados a Roma para hablar del tema con las autoridades de la Curia Romana, el gobierno central de la Iglesia.

El pontífice es muy sensible a una protesta que nace de su propio mundo germánico y que se extiende a otros países y zonas del mundo. Y el cardenal Schoenborn volvió a evocar el peligro de un cisma.

                El cabeza de este movimiento afirma: “nosotros queremos quedarnos dentro de la Iglesia y la Conferencia Episcopal debe abrir un diálogo teológico estructurado” con el movimiento rebelde, lo que equivaldría a una legitimación institucional. Por el contrario, los conservadores, numerosos en Austria y hegemónicos en el Vaticano, reclaman “medidas canónicas sancionadoras”.

                En todas las épocas de la historia de la Iglesia se han dado movimientos disidentes, y auténticas apostasías. Nuestra época, tan proclive a la más absoluta de las libertades, no podía ser menos. Cuesta la obediencia y la fidelidad. Nos olvidamos que solo la “Verdad nos hará libres”. Y fácilmente nos podemos dejar influenciar por las ideologías  imperantes, sin discernir sobre los objetivos que pretenden. Cambiamos la “Verdad “por “mi verdad”.

                La Iglesia es Madre y Maestra, y tiene la misión de acoger y enseñar, encomendada por Jesucristo. Y la Iglesia es solo una. No podemos pretender enarbolar el banderín de enganche en banderías que pretenden una iglesia distinta. La Palabra de Dios es clara. La Teología está al día respetando las verdades de fe. Las normas de “funcionamiento” el Pueblo de Dios son precisas. No podemos pretender afrontar las crisis de fe, el laicismo imperante, y todos los errores ideológicos que dominan el ambiente, intentando rehacer, o refundar,  una iglesia al gusto de los que solo piensan en ella para utilizarla en sus planes sobre el “nuevo orden mundial”.

                Hay que rezar, desagraviar, obedecer, y cumplir cada uno con su misión. Para esto hace falta mucha fe y mucha humildad.

 J.G.I.

Un buen video:
www.youtube.com/watch