Amar y ser amados

           Esta es la necesidad más esencial y perentoria que todo ser humano tiene. El hombre no puede vivir sin amor. El amor es lo que da sentido a nuestra vida y a nuestro obrar. Es esta una necesidad de su alma no de su cuerpo y por ello es una necesidad que aunque parezca mentira, es más importante que el comer o dormir que son simples necesidades del cuerpo. Si, ya sé que más de una persona, cree que las necesidades del cuerpo priman sobre las del alma, porque si no comemos, nos morimos, pero es el caso de que el alma también puede morirse, es más, desgraciadamente una muchos que viven con el alma muerta y la vida eterna solo la consiguen las almas vivas, porque están siempre y viven en gracias de Dios.

Es más importante cuidar nuestra alma que nuestro cuerpo, aunque nunca debemos de abandonar el cuidado de nuestro cuerpo, pues el alma sin él no es persona. Pero si tenemos en cuenta que solo nuestra alma, para bien o para mal, es eterna, quien nos lleva a nuestra salvación o condenación es nuestra alma, el cuerpo, siempre seguirá el camino que escoja el alma y si este camino de glorificación, el cuerpo resucitará glorificado y con una cualidades muy por encima de las que dispone este cuerpo mortal que ahora tenemos.

Necesitamos amar y ser amados, porque el amor es la respiración de nuestra alma y hemos sido creados por el Sumo Amor, para amar y ser amados, lo cual es una consecuencia lógica que así sea, puesto que el deseo de amar y de ser amados, también lo tiene el Señor. Él nos ama con un amor infinitamente mayor que el que podríamos imaginarnos, pues en Él, todo es ilimitado y Él desea de una forma ferviente que le correspondamos a su amor, amándole a Él. Y esto es así, porque no olvidemos que somos criaturas semejantes a Él. “Creó, pues, Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios le creó, macho y hembra los creó. Y bendíjolos Dios, y díjoles Dios: Sed fecundos y multiplicaos y henchid la tierra y sometedla; mandad en los peces del mar y en las aves de los cielos y en todo animal que serpea sobre la tierra”. (Gn 1,26-28). Por lo tanto necesitamos amar y ser amados de la misma forma que Dios lo desea, porque Él no necesita nada, solo desea amar y ser amado. En esto del deseo que Dios tiene de amar, el Señor, tal como decía Santa Teresa del Lisieux, parece un mendigo, un mendigo de nuestro amor: “Mira que estoy a la puerta llamando; si no me oye y me abre, entraré en su casa y cenaremos juntos.  Al vencedor lo haré sentar conmigo en mi trono, así como yo he vencido y me he sentado con mi Padre en su trono. El que pueda entender, que entienda lo que el Espíritu dice a las Iglesias”. (Ap 3,20-22).

            El amor, entre otras características propias de él, tiene la de sentir la necesidad de ser correspondido, realmente es un característica de reciprocidad mutua, porque si amamos y no nos sentimos correspondidos, poco durará ese amor que no es correspondido, podrá durar un cierto tiempo pero al final, es difícil que perdure. Solo hay un amor en el mundo que siempre corresponderá al deseo de amor que en él pongamos y es el amor de Dios. El Señor es el único, capaz de perdurar, soportando lo insoportable. El amor busca siempre la reciprocidad y el amor del Señor aguanta la espera de la reciprocidad, hasta límites que el ser humano nunca alcanzaría

Para encontrar la correspondencia en el amor que se tiene y no es correspondido, San Juan de la Cruz da una fórmula, al hablar de la fortaleza del amor y que dice: “Donde no hay amor, pon amor y sacaras amor”.  Y esta fórmula funciona tal como Charles Foucauld nos dice: Porque el amor, es el medio más poderoso de atraer al propio amor, porque amar es el medio más poderoso de hacer que nos amen…” Puesto que el Señor, así nos declaró su amor, imitémosle declarándole el nuestro. Al Señor, no nos es posible amarlo sin imitarlo, amarlo sin querer ser lo que Él fue, hacer lo que Él hizo o sufrir y morir torturado; no es posible amarlo y querer ser coronado de rosas cuando Él lo fue de espinas.

Pero aquí a lo que en verdad nos referimos, es al mutuo amor que el alma humana busca y puede sentir hacia su Creador. Aquí, todo el que ama, puede decir sin dudar, que es amado. Y el que desea amar, ya ama y por lo tanto es amado. Dios nos ama únicamente a fin de amar en nosotros, y al amar en nosotros, nos une a Él. Solo es perfecto amor, el que emana de Dios, pues solo Él puede generar amor, lo nuestro, lo que nosotros llamamos amor hacia Él, es un reflejo débil y pálido del inmenso amor que Dios tiene a sus criaturas. Es necesario, distinguir siempre entre el amor sobrenatural de Dios, del cual, como de un reflejo emana el amor humano.

Y ¿Qué es lo que pasa cuando el hombre no ama a Dios? La tragedia total, pues al no poder el hombre resistir la necesidad de amar, que su naturaleza que él tiene semejante a la de Dios, entonces al no amar a Dios, se ama a si mismo. Este amor a si mismo en sí se le llama amor propio, pero es un impulso humano que no debería llamársele así, pues induce a confusión. El que vive al margen de Dios, al carecer del conocimiento del amor sobrenatural que genera Dios, él se genera su propia amor a si mismo, es el amor que genera su ego y no puede amar a otras personas en función del amor sobrenatural generado por Dios, sino en función del amor de su propio ego, es un amor humano egoísta. Ama en cuanto recibe, pero no da, si no recibe. Desgraciadamente, es esta una clase de amor muy extendido en el mundo, sobre la base del cual se crean muchos matrimonios, que terminan mal, pues como ya más de una vez hemos señalado, el matrimonio es siempre una cosa de tres, ellos dos y el Señor y donde falla el amor sobrenatural de Dios en el amor humano, este se convierte en amor egoísta. Doy solo en cuanto recibo; si no recibo no doy

Mi más cordial saludo lector y el deseo de que Dios te bendiga.

Otras glosas o libros del autor relacionados con este tema.

-                  Libro. AMAR A DIOS.- www.readontime.com/isbn=9788461164509

-                  Libro. RELACIONARSE CON DIOS.- www.readontime.com/isbn=9788461220588

-                  Libro. LA SED DE DIOS.- www.readontime.com/isbn=9788461316281

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