Trenes que pasan...
Hace unos días cayó en mis manos una autobiografía de una veterana escritora catalana (*). El relato de su vida es, en mi opinión, uno de esos típicos ejemplos de “cristiana” de derechas.
Con lenguaje directo narra recuerdos de una juventud (la suya) en una acomodada familia de la burguesía franquista en la Barcelona de los años cuarenta.
Tras una serie de episodios que ya reflejan a las claras el extraño cristianismo que profesaba y la extrañísima idea de la religión que se había hecho (o le habían inculcado), me tropecé con un párrafo que me llamó la atención. Lo reproduzco:
“Hubo algo (…) en mis charlas cotidianas con la superiora…” (se refiere a una buena monja que le empezó a influir de manera muy distinta) “(…) fue un intento por su parte de introducirme en una dimensión distinta de la religión que yo ignoraba, de darme a conocer una versión más auténtica y profunda del cristianismo (nada que ver con los sermones y la gazmoñería de tantos curas, con la obsesión por el sexo y las llamas del infierno). Dios era amor y todo se basaba en el amor: amarle a Él sobre todas las cosas… Aquello me gustaba, y releí con fruición los Evangelios (…) la superiora me había ganado para su causa (…)
¿Prometedor…, verdad?
Pues no se hagan ilusiones, ahí se quedó la cosa. Pocos párrafos más adelante este encuentro tan esperanzador se diluye (lo diluye ella) con “objeciones” absurdas… “malas” experiencias… decepciones personales, etc.
Por eso me impactó el episodio. Y por eso dejé de leer el libro. Importaba más recordar y profundizar en eso que siempre (gracias a Dios) me han enseñado y que quería afianzar en mi: que Dios nos brinda oportunidades que hay que cazarlas al vuelo: momentos, personas, ayudas, ocasiones que si no se aprovechan,… pasan.
Y para las cuales Dios (me atrevería a decir) sólo parece exigir una condición: ser sinceros (no importa tanto si débil) con El.
Si no, son como trenes que pasan… y se pierden
Porthos
(*) Esther Tusquets: “Habíamos ganado la guerra”, Bruguera, 2007
En el mismo sentido ver el articulo de Aramis "Un funeral de izquierdas"