Lunes, 23 de diciembre de 2024

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¿Qué hay del Cielo?

¿Qué hay del Cielo?

por Juan García Inza

 El Cielo según las diferentes religiones

 

En estos días, mientras el americanismo y la sociedad de consumo nos invitan a dar culto a la calabaza, al terror, al jolgorio, yo prefiero pensar en el CIELO. Así con mayúsculas,  para no confundirlo con el  firmamento, sus nubes y sus estrellas.

                Todas las religiones serias de algún modo han vislumbrado  la existencia del Cielo, de ese mundo del espíritu, sede de Dios y de las almas que han optado por la trascendencia porque sabían que hay algo en el hombre que nunca muere. Haremos un breve recorrido por las religiones más conocidas y observaremos la parte de Verdad, o la Verdad completa que profesan sobre este mundo del más allá, que tiene decisiva influencia en el más acá.

 

Quienes creen en él afirman que el Cielo (o el Infierno) es el destino final en el más allá para muchos o todos los humanos. Según muchas tradiciones y creencias, algunas personas han dicho haber visto el Cielo, con el fin de enseñar al resto de la humanidad acerca de la vida después de la muerte y la existencia de los dioses.

Concepciones del Cielo

Aunque hay abundantes y diversas fuentes para concepciones del Cielo, la visión típica del creyente parece depender en gran medida de su tradición religiosa particular. Diversas religiones han descrito el Cielo como poblado por ángeles, demonios, dioses o héroes. El Cielo suele ser interpretado como un lugar de felicidad eterna. Generalmente se cree que la relación entre este concepto y la esfera celeste fue propuesta por primera vez por los antiguos astrónomos-sacerdotes .

 La creencia en el Cielo parece haber suplantado el anterior concepto de Sheol (mencionado en varios libros de la Biblia, como Isaías 38:18, Salmos 6:5 y Job 7:710). Sin embargo, muchos teólogos afirman que el Sheol es el seno de Abraham, que era una parte del infierno administrada por Dios…  estarían allí hasta que sus pecados fueran redimidos por el Mesías, entonces los que vivían allí serían llevados al Cielo, al igual que todos los redimidos que mueran. Los cristianos creemos que Jesucristo fue el Mesías, que ya vino y los redimió, pero los judíos aún están esperando a su Mesías redentor profetizado en sus libros sagrados, Tanaj (los cuales los cristianos llamamos  Antiguo Testamento).

 

Los conversos judíos a este concepto de Cielo e infierno incluían el grupo conocido como los fariseos. Los dogmáticamente conservadores saduceos mantuvieron su creencia en el Sheol. Aunque eran los saduceos quienes representaban la mayoría religiosa judía, fueron los fariseos quienes mejor soportaron la ocupación romana, y su creencia en el Cielo y el infierno  fue transmitido al cristianismo y al islam (donde el Cielo es llamado Jannah).

En el cristianismo, el Cielo es un retorno al estado de la humanidad anterior a la caída, un segundo y renovado Jardín del Edén en el que la humanidad se reúne con Dios en un perfecto y natural estado de existencia eterna. Los cristianos creemos que esta reunión se logra mediante la obra redentora de Jesucristo de morir en la cruz por los pecados de la humanidad. Afirmamos  que es un estado de gozo, paz y felicidad infinita y eterna.

 

Mitología Egípcia: EL AARU

Los campos de Aaru (Yaaru, Iaru, o Aalu), era el lugar paradisiaco donde reinaba Osiris, según la mitología egipcia.

El Aaru fue situado al Este, generalmente, por donde se eleva el Sol, y se describe como un campo eternamente fértil, o una serie de islas cubiertas de cañas (un campo de Juncos), similar al terrenal delta del Nilo: una zona de caza y pesca ideal. El lugar donde moraba Osiris también fue denominado, a veces, campo de ofrendas, Sejet Hetepet en egipcio antiguo.

Solamente a los espíritus cuyos actos pasados terrenales (conciencia y moralidad, representados por el corazón) pesaban igual que el Maat (la armonía cósmica, representada simbólicamente por una pluma) les era permitido comenzar un largo y peligroso viaje al Aaru, para disfrutar placenteramente por toda la eternidad.

Pero la vida nueva que comienza después de un juicio favorable no es, al principio, mejor o más espiritual que la vida en la tierra. El justo sigue siendo un caminante en un viaje largo y difícil para lograr alcanzar la dicha y seguridad en los fértiles campos de Aaru.

En este viaje estaba expuesto a múltiples peligros y, para evitarlos, el espíritu del difunto dependía de la energía y conocimientos que hubiera adquirido en la vida pasada, y de las palabras mágicas registradas en el libro de los muertos.

Además necesitaba la ayuda proporcionada por los parientes y amigos que aún vivían en la tierra, pues eran ellos los que aseguraban la conservación de su cadáver para que él pudiera volver y utilizarlo como tumba indestructible, hogar y abrigo de su Ka, necesitando alimento y bebida para su sustento, rezos y sacrificios para su salvación, y perseverar su recuerdo inscribiendo en los muros de la tumba, o escribiendo en rollos de papiro, capítulos del libro de los muertos, introducidos entre los vendajes de su cuerpo momificado.

Mitología Budista: EL NIRVANA

En la filosofía shramánica, nirvana es el estado de estar liberado tanto del sufrimiento (Dukkha) como del ciclo de renacimientos.  Es un concepto importante en el hinduismo, jainismo y budismo y suele alcanzarse mediante diferentes prácticas y técnicas espirituales.

Gautama Buda refería al nirvana en el budismo de la siguiente manera: «Hay una condición donde no hay tierra, ni agua, ni aire, ni luz, ni espacio, ni límites, ni tiempo sin límites, ni ningún tipo de ser, ni ideas, ni falta de ideas, ni este mundo, ni aquel mundo. No hay ni un levantarse ni un fenecer, ni muerte, ni causa, ni efecto, ni cambio, ni detenimiento».

Como no se puede definir el nirvana con palabras, se lo suele delimitar por lo que no es:

* No es la existencia común a la que está sujeto el ser humano.

* No tiene principio ni fin (no se encuentra dentro del tiempo medible).

* No se puede generar o fabricar.

* No tiene dualidad, por lo que no puede ser descrito con palabras.

* No es un estado subjetivo de conciencia.

* No está condicionado a nada o por nada.

* No es ningún tipo de desarrollo o conversión.[cita requerida]

* No tiene partes o etapas que se puedan distinguir unas de otras.[cita requerida]

 

Buda Gautama redefinió la consecución del nirvana presente en el hinduismo mediante un proceso de meditación en el que se analiza el cuerpo y la mente como carentes de una individualidad intrínseca. En ese proceso existe un vacío de individualidad (śūnyatā) de todo lo presente en el cuerpo y mente del sujeto. Esta falta de una individualidad es también común en todos los fenómenos del universo.

Al igual que en el hinduismo, la realización del nirvana budista implica la liberación definitiva del sufrimiento de la existencia o de los diferentes estados de reencarnación a los que todos los seres están sujetos. Pero en el budismo esta idea será llevada hasta sus últimas consecuencias. La diferencia en el contexto hinduista es que esto ocurre por la unión a un absoluto (Brahman) a semejanza de lo que expone la mística de las religiones teístas occidentales.

La afirmación de que el budismo considera el nirvana como lo opuesto al samsāra (el mundo tal como lo vivimos ahora) no es correcta desde el punto de vista de la doctrina budista, toda vez que dioses y hombres están sujetos al karma y Buda expresó la liberación final de dioses y hombres en medio del mundo de los fenómenos. Por lo tanto, se distanció de ese estado de absorción en la divinidad o unión a un absoluto como vía de liberación definitiva tal como estaba presente en el hinduismo.[cita requerida]

Śūnyatā es por tanto la naturaleza final de la realidad según el budismo y que Buda aplicó a cualquier estado de conciencia y existencia concebibles. En el budismo también aparece la idea de parinirvāṇa o liberación definitiva tras la muerte. El budismo mahāyāna de Asia Oriental entiende el nirvana no como un objetivo externo sino como el encuentro con la naturaleza más profunda de uno mismo, que solo necesita ser reconocida. Se refieren a él como hermandad budista, condición intrínseca, y vacío.

El Nirvana según la Mitología Hinduista

El nirvana es el estado transcendente libre de sufrimiento y de la existencia fenoménica individual; es la experiencia religiosa más identificada con el budismo. La palabra procede de un verbo que significa enfriarse o apagarse, como el final de una vela. La connotación es que sólo en el nirvana están extinguidas las llamas de la lujuria, el odio, la codicia y la ignorancia. En estado de nirvana se rompe el ciclo de la transmigración, que de otra manera sería eterno. Su naturaleza ha sido muy debatida por el pensamiento occidental, algunos de cuyos investigadores sostienen que implica una total aniquilación aunque otros lo interpretan como beatitud eterna. Ambos puntos de vista son problemáticos en ocasiones, ya que el nirvana es indescriptible y sólo puede conocerse desde su experiencia.

En el hinduismo se habla de la unión con el uno absoluto (Brahman), por tanto aunque el nirvana apunta a un mismo suceso de paz interior, no se debe considerar exactamente con las mismas consecuencias que en el budismo, ya que de hecho el budismo redefinió el concepto de nirvana según sus propios postulados. Cada una por tanto tiene su propio marco religioso.

El hinduismo utiliza el término nirvana en su contexto de mokṣa (liberación del samsara o del ciclo de nacimientos y muertes repetidos), en el que el alma o ātmān se fundirá con la divinidad o lo absoluto. Esta liberación es por tanto una fusión del alma con la divinidad.

A su vez dentro del hinduismo este concepto de liberación es concebido de manera diferente por los distintos credos (dárśanas) hindúes. Los vaishnavas (vishnuistas, o devotos del dios Vishnú) consideran que mokṣa no implica la fusión monista del alma dentro de Dios, sino la aceptación del alma para servirlo. Por eso en el vaishnavismo no se desea realmente abandonar la reencarnación, sino servir a Dios, aunque sea sufriendo en este mundo lejos de él.

Mitología griega: LOS CAMPOS ELISEOS

Los Campos Elíseos (en griego antiguo: Ἠλύσια πεδία, Elísia Pedia) en la mitología griega eran una sección subterránea sagrada de los Infiernos (Elíseo proviene de la palabra griega Elysion). Los Campos Elíseos, o a veces mencionados como las Llanuras Eliseanas, eran el lugar sagrado donde las sombras de los hombres virtuosos y los guerreros heroicos llevaban una existencia dichosa y feliz, en medio de paisajes verdes y floridos. Era la antítesis del Tártaro y a menudo se ha asociado con el Cielo cristiano.

Aún así las personas que residían en los Campos Elíseos tenían la oportunidad de regresar al mundo de los vivos, cosa que no muchos hacían.

Son el marco donde se desarrollan los Diálogos de los muertos, un género literario que gozó de gran desarrollo desde la Antigüedad (como Luciano en el siglo II dC.) hasta el siglo XVIII.

Mitología Nórdica: EL VALHALLA

En la mitología nórdica, Valhalla es la fortaleza a la cual los guerreros o einherjar van al morir en combate. Se sitúa en el palacio de Odín en Asgard, donde los guerreros fallecidos son bienvenidos por Bragi y conducidos por las valquirias.

Tiene quinientas cuarenta puertas, muros hechos de lanzas, un tejado a base de escudos y bancos cubiertos de armaduras. Se dice que hay lugar suficiente para todos los elegidos. Aquí, todos los días los guerreros muertos que asistirán a Odín en el Ragnarök, el conflicto final de los dioses con los gigantes, se preparan para la batalla en las llanuras de Asgard. Por la noche, retornan a Valhalla para disfrutar de banquetes de jabalíes acompañados de hidromiel.

Los que no consiguen méritos suficientes para ascender al Valhalla, terminan en Niflheim (reino de la oscuridad y de las tinieblas, gobernado por la diosa Hela) o en otros sitios designados. Los que se pierden en el mar, por ejemplo, son llevados al palacio de Ægir en el fondo del mismo.

En Valhalla, además de las valquirias y los espíritus de los guerreros (Einherjar), también hay un gallo llamado Gullinkambi que los despierta cada mañana y cuya misión es advertir la llegada del Ragnarok.

Doctrina  Hebreo-Cristiana: EL REINO DE DIOS

El Reino en el judaísmo

El Reino de Dios es mencionado frecuentemente en el Tanaj. Está unido al entendimiento judío de que Dios habría de intervenir directamente para restaurar la nacionalidad de Israel y luego regir sobre ella.

El Reino de Dios fue expresamente prometido al Rey David, haciendo pacto entre él y Dios, prometiéndole que reinaría siempre alguien en el trono de su "casa" (la de David.)

Esto fue luego interpretado como que de la descendencia de David saldría el Mesías de Israel, que se sentaría en el trono de David y gobernaría por la eternidad.

El Reino en el Cristianismo

La idea del Reino de Dios se encuentra predominantemente en el Nuevo Testamento, específicamente en los Evangelios.

El "Reino de Dios" es un término usado indistintamente con el de "Reino de los Cielos". En el Evangelio según Mateo se utiliza esta última, mientras que en Lucas, Marcos y Juan se utiliza "Reino de Dios". La explicación habitual es que el evangelio de Mateo está destinado a los judíos, quienes prefieren evitar el uso directo del nombre de Dios. Marcos y Lucas están dirigidos a una audiencia más general y menos familiarizada con el término "Reino de los Cielos".

El pensamiento cristiano del Reino de Dios agrupa varias ideas, entre las que destacan las siguientes:

´El Reino de Dios es lo que hay que hacer y realizar. Cuando Jesús habla del Reino de Dios nos está mostrando la Buena Noticia, de transformar lo malo en bueno, la injusticia en justicia, es decir que Reino es algo que nos transforma y nos cambia para el bien.

Él nos habla muchas veces del Reino de Dios, que está cerca y la manera de explicarlo es con parábolas que son comparaciones que expresan una enseñanza. Y nos dice Jesucristo algo muy importante: Mi Reino no es de este mundo… Mi Reino está dentro de vosotros mismos… Cuando recéis decid… venga a nosotros Tu Reino…

El Cielo es la plenitud de este Reino en nosotros.  Es el estado de presencia de Dios para siempre sin mezcla de materia caduca. Estar en el Cielo es estar con Dios. Y el que venga su Reino a  nosotros quiere decir que El esté presente en  nuestra almna por medio de la Gracia. Y ese estado debe tener necesariamente una repercusión decisiva en la vida ordinari aquí en la tierra. No es verdad que los cristianos nos despreocupamos de las cosas de la tierra pensando solo en el Cielo.  El Cielo, el Reino de Dios está entre nosotros. Al final de nuestra vida en la tierra gozaremos eternamente de Dios sin las trabas que encontramos en nuestra vida mortal.  Esta es la gran Revelación divina que gozamos los que creemos en Cristo. La gente de buena voluntad tendrán el Cielo que se merezcan.

                Estos días son muy propicios para pensar más en el Cielo y llenarnos de esperanza.

 

 Fuente: www.friki.net/informes/44771-el-cielo-segun-las-diferentes-religiones.html

 

 www.youtube.com/watch

 

 

 

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