S.S. Benedicto XVI y la filosofía del derecho

Como estudiante, del séptimo semestre, perteneciente a la Licenciatura en Derecho, no puedo dejar pasar la oportunidad de escribir un breve ensayo, sobre el discurso ético-jurídico, que pronunció el Papa Benedicto XVI, como parte de su visita a Bundestag, es decir, al Parlamento Federal Alemán, el pasado jueves 22 de septiembre del 2011. Sin duda un mensaje que revalora el papel de la filosofía del derecho, tomando en cuenta la influencia de la ley natural.

Destaco, a continuación, tres ideas, a partir de las cuales, podemos comprender mejor, los argumentos expresados por el Papa.

El pensamiento democrático, hunde sus raíces en la voluntad de la mayoría, sin embargo, no todo está sujeto a la decisión de las masas, pues hay un orden superior, reflejado en la ley natural, es decir, aquella que emana de la naturaleza, por estar directamente relacionada con la dignidad de la persona humana. El derecho, aún cuando sea vigente y positivo, no puede basarse, única y exclusivamente, en el parecer de la mayoría, sino en aquello que humaniza a la sociedad.

Ahora bien, ¿qué es la deshumanización? Toda ley que obstruya o trate de eliminar la humanidad del ser humano, como es el caso del aborto. El criterio de la mayoría, será válido, en tanto surja de la justicia, es decir, dar a cada quien lo que le toca, en la medida de sus esfuerzos. ¿No es una cuestión demasiado subjetiva? Sin duda, es difícil entrar en conceptos absolutos, sin embargo, el hecho de respetar la ley natural, como expresión misma de la naturaleza, garantiza una mejor comprensión del significado de la justicia.  

Los gobernantes, no sólo a nivel político, sino social, tienen en sus manos una cuota significativa de poder, pues de otra manera, sería imposible legislar y administrar, sin embargo, para que no se cometan abusos, valiéndose de un mal uso de las facultades que han recibido, el derecho, se convierte en la vía para establecer un principio básico de legalidad, abogando por la justicia, es decir, limitando a los gobernantes, para que no vayan más allá de su jurisdicción o, en su caso, cometan algún acto que viole los derechos humanos.

Cuando el poder, traiciona al derecho, anteponiendo los intereses de un sólo sector, sea político o religioso, se rompe el equilibrio, causando violencia y descomposición del tejido social. En este sentido, el Papa Benedicto XVI, puso como ejemplo, el régimen de Adolf Hitler, quien, prescindiendo de la justicia, aplicó un derecho, cuya naturaleza fascista, provocó un auténtico holocausto. El poder, no puede traicionar a la justicia, sino adecuarse a los derechos humanos, como la mayor aportación de la filosofía del derecho. Lo anterior, reconociendo la huella que ha dejado el cristianismo, a partir del derecho canónico, en la concepción jurídica del mundo, pues aunque esto no fue parte del mensaje del Papa, sirve como un buen punto de referencia.

El rigor racional, propio del positivismo, no es un error, sino un aspecto importante del patrimonio jurídico, sin embargo, resulta ingenuo y equivocado, establecerlo como la verdad absoluta de la cultura, eliminando la dimensión espiritual del ser humano. El Papa tiene razón al afirmar que “el hombre no se crea a sí mismo”, lo cual, a su vez, nos lleva a replantearnos las aportaciones del positivismo, ya que hay otros aspectos que integran la realidad humana y, por lo tanto, la visión racionalista, aunque importante, para no caer en el fundamentalismo, no puede sustituir el papel que juega el derecho natural, imponiéndose como la única verdad que vale la pena tomar en cuenta.

La filosofía del derecho, a través de su vínculo con la ley natural, no es una utopía, sino una aportación objetiva, sobre todo, al momento de legislar, dando lugar al derecho vigente. El desafío es mantener el equilibrio entre la ley natural y las aportaciones del positivismo, buscando el bien común. La justicia, presupone la humanización de la sociedad, reconociendo la trascendencia de los valores comunes a todos los seres humanos.