Viernes, 22 de noviembre de 2024

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¿Los Testigos de Jehová admiten transfusiones?

por José Gea Escolano

TESTIGO:

La Biblia prohíbe tomar carne con su sangre; y lo dice muy claramente: "Todo lo que se mueve y tiene vida os servirá de alimento: todo os lo doy, lo mismo que os di la hierba verde. Sólo dejaréis de comer la carne con su alma, es decir, con su sangre, y yo os prometo reclamar vuestra propia sangre: la reclamaré a todo animal y al hombre: a todos y a cada uno reclamaré el alma humana" (Gen. 9, 3-5).

RESPUESTA:

Efectivamente, esas y otras palabras por el estilo están en la Biblia. Pero ¿te atreverías a obrar de acuerdo con ellas después de oír de labios de Jesús las que te cito a continuación, y que cambian la manera de actuar?

"« Habéis oído que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente. Pues yo os digo: no resistáis al mal; antes bien, al que te abofetee en la mejilla derecha ofrécele también la otra:" (Mt. 5, 38-39). Sigue valiendo el ojo por ojo?

"« Habéis oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa vais a tener? ¿No hacen eso mismo también los publicanos? Y si no saludáis más que a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de particular? ¿No hacen eso mismo también los gentiles? Vosotros, pues, sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial" (Mt. 5, 43-48).

¿Sigue valiendo el “ojo por ojo” y “odiarás a tu enemigo”? Y son frases que están en la Biblia.

En otras palabras, en la historia del Pueblo de Dios hay una evolución hacia una mayor perfección, la perfección evangélica. El pueblo no estaba preparado para vivir el Evangelio de manera perfecta y, como ya indicamos, no hay que tomar las frases del A. T. al pie de la letra y con una validez para siempre. Lo que tiene validez para siempre son las palabras de Jesús, conscientes de que en el Evangelio también hay ejemplos (parábolas) que hay que tomar, no al pie de la letra, sino en el sentido en que las dijo Jesús.

¿Qué decir pues de las transfusiones de sangre? Se oyen con cierta frecuencia casos de personas que no quieren de ningún modo recibir una transfusión de sangre aunque sea el único modo de conservar la vida.

En primer lugar, dentro de la cultura del Antiguo Testamento, pensaban que en la sangre estaba el alma, la vida y, por tanto, pertenecía en exclusiva a Dios. Dios eligió al Pueblo de Israel aceptando su cultura y sus tradiciones y costumbres, ayudándole a evolucionar poco a poco.

Las prescripciones basadas en la cultura no tienen valor para siempre, y más cuando la ciencia demuestra lo erróneo de esas apreciaciones. Y hoy, a nadie se le ocurre decir que la vida está en la sangre; la vida está en todo el cuerpo y el principio de la vida no es algo material, sino el alma. Además, la prohibición de tomar la sangre dependía también del respeto que debían tener a la vida humana. La vida del hombre es sagrada y debe respetarse siempre. La manera de respetarla era no derramar la sangre. Hay que dar el paso al Nuevo Testamento y no quedarnos anclados en el Antiguo que no es el definitivo.

Aparte de estas reflexiones, si nos centramos en Jesús, vemos que la prohibición de tomar sangre no tiene para Él ningún sentido. Hay una frase que lo indica claramente: “Nada hay fuera del hombre que, entrando en él, pueda contaminarle; sino lo que sale del hombre, eso es lo que contamina al hombre." (Mc. 7, 15). Y no olvidemos que la antigua Ley fue perfeccionada por Jesucristo.

Son de notar aquellas expresiones de Jesús en las que habla con toda autoridad sobre la Ley Antigua y la Ley Nueva en el Cap. 5 de San Mateo: “Habéis que se os ha dicho.... Pero yo os digo...” Y aquí encontramos frases como:

"« No penséis que he venido a abolir la Ley y los Profetas. No he venido a abolir, sino a dar cumplimiento" (Mt. 5, 17).

"« Habéis oído que se dijo: No cometerás adulterio. Pues yo os digo: Todo el que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón" (Mt. 5, 27-28).

"« Habéis oído que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente" (Mt. 5, 38).

"Pues yo os digo: no resistáis al mal; antes bien, al que te abofetee en la mejilla derecha ofrécele también la otra:" (Mt. 5, 39).

"« Habéis oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos" (Mt. 5, 44-45).

Y acaba recomendando: "Vosotros, pues, sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial" (Mt. 5, 48).

La Biblia no se puede interpretar en sentido literal ni el antiguo Testamento es la Ley definitiva. Lo definitivo es el Nuevo Testamento porque es Jesús quien nos ofrece la interpretación definitiva del Antiguo y del Nuevo Testamento porque es la Palabra definitiva del Padre.

No nos podemos quedar anclados en el Antiguo Testamento y menos, en frases aisladas sin tener en cuenta el contexto en que se dicen, porque no sería correcta la interpretación de la Biblia con esos criterios. También se podría decir que la Biblia dice “No hay Dios”. Efectivamente lo dice, pero antes hay unas palabras que le dan el verdadero sentido. Son éstas: “Dice el impío”. Hay que interpretar correctamente la Biblia.

José Gea
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