Sábado, 23 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

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La Iglesia esta viva y es joven

por Juan García Inza

 LA IGLESIA ESTA VIVA Y ES JOVEN

         Así lo decía la representante de los voluntarios de Brasil en la despedida al Papa en el IFEMA. Sentía renovada su juventud con este encuentro familiar y profundo con el  Vicario de Cristo que les había hablado abundantemente de Dios. Y se marchaba a su país a seguir evangelizando y preparando la próxima JMJ.

         Para los que pensaban que la Iglesia se había reducido al grupo de los jubilados, del INSERSO, de la Vida Ascendente, de los que van de retirada, se han equivocado. La Iglesia hoy está en marcha, y a un ritmo trepidante, con una audacia arrolladora. La juventud de Benedicto XVI se ha puesto en camino, y busca con ardor la meta que es Cristo. Y con ella tantos y tantos mayores que en estos días han recibido un “trasplante” de corazón y tienen unas ganas enormes de vivir. Como Sor Teresita, monja de clausura, que en sus 85 años de convento ha salido para visitar al Papa y decirle que ella es una joven de 103 años, y sigue en la brecha de la oración y el servicio a sus hermanas de comunidad. Jóvenes también esos dos religiosos que han venido andando descalzos desde Roma a Madrid para ofrecer un sacrificio por el Papa y los jóvenes. Jóvenes los que han trabajado en la organización sin ninguna publicidad. Jóvenes todos aquellos que, sin hacer ruido, desde sus casas y sus iglesias han estado muy cerca del corazón de la JMJ, orando ante el Sagrario de cada pueblo.

         Esta nueva juventud sabe lo que es luchar contra los elementos. Ha desafiado al sol ardiente y a la terrible tormenta. Aquella noche en Cuatro Vientos se desató la “tempestad perfecta”, que hizo gritar a la juventud: TODO ESTO PARA QUE NOS EMPAPEMOS DE PAPA. Y allí siguieron junto a Jesús Sacramentado rezando por el mundo. La Verdad es así de atractiva. Y Benedicto XVI se ha convertido en el maestro del hombre. Y los jóvenes, junto con los mayores, en alumnos y ovejas. Aprendices de la doctrina sana, y seguidores del Buen Pastor. Y aquí está la calve de la nueva evangelización: Sencillez evangélica, doctrina limpia y pura, seguimiento consciente y fiel. Todos debemos ser de algún modo maestros y pastores. El camino está marcado, solo falta decisión para seguirlo.

         Muchos jóvenes se han planteado estos días su vocación. El Papa los ha animado a estar atentos a la Voz de Dios. Está en juego el bien del mundo, que no lo van a conseguir los políticos y los economistas. El mundo se arregla cuando se arregle el hombre. Y la Iglesia es experta en humanidad. Es oportuno recordar lo que ya dijo el Concilio Vaticano II:      

 Aunque se nos advierta que de nada le vale al hombre ganar todo el mundo si se pierde a sí mismo, sin embargo, la esperanza de la tierra nueva no debe debilitar, al contrario, debe excitar la solicitud de perfeccionar esta tierra, en la que crece el cuerpo de la nueva humanidad, que ya presenta las esbozadas líneas de lo que será el siglo futuro. Por eso, aunque hay que distinguir cuidadosamente progreso temporal y crecimiento del reino de Dios, con todo, el primero, por lo que puede contribuir a una mejor ordenación de la humana sociedad, interesa mucho al bien del reino de Dios.

Los bienes que proceden de la dignidad humana, de la comunión fraterna y de la libertad, bienes que son un producto de nuestra naturaleza y de nuestro trabajo, una vez que, en el Espíritu del Señor y según su mandato, los hayamos propagado en la tierra, los volveremos a encontrar limpios de toda mancha, iluminados y transfigurados, cuando Cristo devuelva a su Padre «un reino eterno y universal: el reino de la verdad y la vida, el reino de la santidad y la gracia, el reino de la justicia, el amor y la paz». En la tierra este reino está ya presente de una manera misteriosa, pero se completará con la llegada del Señor
(GS. 39).

         Y el Señor quiere llegar cada día. Y cada día llama a la puerta de nuestra alma. De nosotros depende el que pueda entrar para recomponer el interior de cada uno.

         La JMJ ha terminado, ahora empieza la Jornada de cada día, los deberes que el Papa nos ha dejado a todos. Vale la pena seguir caminando con Cristo, que alegra nuestra juventud.

Juan García Inza

Juan.garciainza@gmail.com

 

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