Quinientos por Uno

Según el Instituto Nacional de Estadística, la ciudad en la que vivo tiene 82.000 habitantes. Supondré que de esta cifra 75.000 personas son católicos.

Pues resulta que a la procesión del Corpus acudieron unos quinientos. El 0,66%. Es verdad que era puente y muchos estarían de vacaciones pero aun así la cifra se me antoja pequeña.

Pero hoy no quiero reprochar nada a nadie. Al revés, quiero agradecer a todos los que fueron, jóvenes y mayores, para acompañarle a Él.

Porque esa es la cuestión: se trataba de acompañar nada menos que a Cristo ¡en persona! Esto es lo que creemos, es lo que repetimos cada día, que Cristo está presente en la Sagrada Forma. Y resulta que el día del Corpus salió por nuestras calles. A mí no se me ocurrió mejor cosa que hacer, o sitio donde ir, que allí donde estaba Él. Y otras trescientas personas hicieron lo mismo. Gracias.

La presencia real de Cristo era motivo más que suficiente para ir. Pero quiero apuntar otro, aunque infinitamente más secundario: el Corpus es una muy buena ocasión para demostrar a la sociedad que los católicos estamos ahí, y que no queremos irnos. Tampoco queremos meternos en las iglesias o nuestras casas. Ni callar. Queremos que todo el mundo conozca a Cristo, y a Dios. Y que le amen. Y por eso salimos a la calle, que para eso es de todos. Cuando venga el Papa en agosto tendremos otra buena oportunidad de mostrar esto.

Por otra parte, me cuentan que la procesión de la ciudad en que nací ha sido de las más espectaculares de los últimos años, tanto en asistencia como en pompa y organización. Se veía venir porque el párroco había puesto en esta ocasión un empeño especial, y eso se nota.

En fin, de nuevo gracias a los quinientos y ánimo a los restantes 74.500. Ojalá el año que viene invirtamos las cifras.

Aramis