Pequeña María

                En este día de la Visitación de la Virgen a su prima Santa Isabel, final del mes de Mayo, se han ido mis recuerdos a un Monasterio franciscano alcantarino llamado de Santa Ana, junto a la ciudad de Jumilla en Murcia. Lo he visitado muchas veces. Me gusta contemplar a la Virgen niña cogía de la mano de San Joaquín y Santa Ana en un grupo escultórico que preside la iglesia monacal.

                Cuando pensamos en la Virgen María la contemplamos como jovencita y mayor, pero pocas veces nos la imaginamos como niña. Y ella, como todo ser humano, fue niña, en una familia de un pueblo concreto, como es Nazaret. Jugaría en la calle con sus amigas, iría a la Sinagoga local a rezar y aprender. Estaba llena de Gracia, pero ella no lo sabía. Seguro que algo le notaban los que convivían con ella. Su madre le enseñaría lo propio de una mujer de la casa. Iría al templo de Jerusalén en las fechas importantes. Dedicaría tiempo a la oración y al trabajo. Cuando ya era adolescente en su corazón nació el amor. Y se fijó de un modo especial en su vecino José. Pensaría en el matrimonio, en formar una gran familia, en educar en la fe a sus hijos…

                Pero un día Dios irrumpió fuertemente en su vida y le expuso el plan que tenía para ella. Y maría se turbó, se sonrojó, no daba crédito a lo que estaba viendo y oyendo. Pero siempre había estado dispuesta a decir a Dios que SI. Y ya sabemos lo que ocurrió. Siguió enamorada, contrajo matrimonio, pero de acuerdo con la Voluntad de Dios. Y se convirtió en la primera cuna de Jesús…

                María era distinta. Lo sabemos, y no pretendo yo descubrir nada. Solo invitar al lector que a esa Madre de Dios y Madre nuestra llamada María, la vea como niña, y recuerde que las grandes obras de Dios comienzas con instrumentos sencillos, con pequeñas personas y pequeñas cosas. Solo hace falta para que sean grandes que pongamos en ellas el amor con que Dios las hace brotar de donde menos lo pensamos.

                Mi recuerdo y mi corazón se van al Monasterio de Santa Ana del Monte en Jumilla, y me quedo un rato contemplando a niña María.

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