Sábado, 23 de noviembre de 2024

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El mayo español. ¿Qué quieren los jóvenes?

El mayo español. ¿Qué quieren los jóvenes?

por Juan García Inza

 

         En el año 68, con menos medios de comunicación, brotó en París aquella sonada protesta juvenil que todavía colea.  Es verdad que muchos estaban  manipulados por la extrema izquierda, los llamados anti-sistema,  los anarquistas de siempre.  Pero, con todo, fue una explosión de una juventud desencantada por la falta de ideales, de auténticos valores, de una sociedad  materialista, sin futuro claro.  Aunque hay que reconocer que la alternativa que ofrecían los líderes de aquellas masas dislocadas no eran tampoco muy limpios. Ahí quedaron esos eslóganes disolventes de la digna concepción del ser humano. Hay que ser rebeldes pero con fundamento y horizontes claros.

                Esta movida madrileña parece que ha cogido de sorpresa a más de uno. Pero la realidad es que nos veníamos preguntando hace tiempo sobre el paradero de una juventud callada, adocenada, que parecía tragarlo todo con tal de que no le quitaran el botellón, la música y el sexo. Y no todos los jóvenes son iguales. No se parece lo de la Puerta del Sol a un botellón de fin de semana, a una concentración de macarras. Pienso que es una juventud desencantada por muchas cosas negativas que han tenido que aguantar hasta que han dicho: -¡Hasta aquí hemos llegado!

                Esta reacción que se veía venir, porque está ocurriendo en otros lugares del mundo, podría ser un revulsivo para nuestra sociedad hedonista y plana. Pero mucho me temo que, los que no quieren ser manipulados, se sometan servilmente, como ingenuos corderos, a los que quieran llevarlos a su redil, arrimar el ascua a su sardina, aunque la sardina esté podrida. Se veía venir, y han aprovechado la actual coyuntura para tirarse a la calle.  Y lo lamentable es que esa energía joven se malgaste en  destruir, como un terremoto, todo lo que encuentre a su paso sin discernir sobre los sano y lo enfermo.

                Muchos mayores le hemos fallado a esta gente joven, y hay que pedir perdón. Pero no podemos olvidar que abundan  también las personas y las instituciones que de verdad quieren servir a los jóvenes, ofreciendo oportunidades sanas y sostenibles. Los mayores debemos reciclar lo que no valga y ofrecer autenticidad. Y hablo de políticos, gente de Iglesia, mundo de la cultura y de la información, promotores de ocio y tiempo libre, centros de enseñanza…  Ha habido, y hay, mucha ganga. Y cuando lo que se da está podrido hace daño.

  Publicaba el diario ABC el año pasado lo siguiente: 

        Los jóvenes españoles, a la cabeza de la "generación europea del desencanto". La edición europea del semanario estadounidense "Time" afirma en un reportaje: "Cuando la recesión aprieta en toda Europa, los jóvenes son víctimas del desencanto. Llamémosla Generación del desencanto. Y en ninguna parte es tan obvio como en España, donde el paro afecta al 17% de la población y uno de cada tres jóvenes menor de 25 años está fuera del mercado del trabajo”. 
Estos jóvenes están desanimados. Tanto tiempo formándose, estudiando, y ahora se encuentran sin trabajo. Les comprendo, son chicos y chicas "sobradamente preparados" y están defraudados. Pero también son jóvenes, no se pueden quedar de brazos cruzados, no SE PUEDEN PERMITIR EL LUJO DE DESANIMARSE. Deben seguir estudiando y trabajando de lo que "sea". Claro, si esperan sentados a que "aparezca" el trabajo de sus sueños o al menos, relacionado con sus estudios, y éste no llega, lógicamente se desanimarán antes. Por lo tanto, a todos los jóvenes en esta situación: muchos de nosotros hemos hecho prácticas al terminar la carrera sin cobrar ni un duro. Hay que buscar algo productivo. No hay que quedarse de brazos cruzados…
Por otra parte, aviso a navegantes: HAY QUE EDUCAR A LOS HIJOS CON SENTIDO COMÚN (título del último libro de Javier Urra) y dentro de este sentido común, se encuentra enseñar a nuestros hijos a superar las dificultades y las adversidades de la vida.   (Junio de 2010)

 

Fuente:

 

http://www.javierurra.com/index.php?option=com_fireboard&Itemid=43&func=view&catid=4&id=86&lang=fr

 

 

   José Luis Rozalén, Catedrático de filosofía escribe: Los jóvenes de nuestro tiempo manifiestan claramente en estudios recientes y bien documentados que no les interesan los políticos, que les aburren, que no confían en ellos, que en su vida personal juvenil tienen otras prioridades, otras opciones para conseguir una existencia más plena y realizada.

 

   Están convencidos de que a los políticos no les interesan sus problemas, no quieren en el seno de sus partidos gente joven que pueda aportar ideas nuevas y renovadoras; piensan que los políticos se acercan a ellos cuando llegan las elecciones, prometiéndoles mil proyectos maravillosos, con el único fin de conseguir su voto, pero, en cuanto pasan los comicios, ya no se acuerdan de sus propuestas y promesas.

 

   Predomina el concepto de que la Política va unida al poder, al dominio, al juego de los pactos y conveniencias, al dinero. No es extraño que muchos jóvenes se sientan desilusionados y perdidos, no se sienten identificados con los partidos políticos, a los que acusan de jugar con sus votos. Valoran mucho más otras Instituciones que a la clase política, la cual ocupa el último lugar de sus preferencias, según el reciente informe Juventud en España.

 

   En el informe del Grupo de Estudio sobre Tendencias Sociales (GETS), se habla de una verdadera y preocupante “alienación política”, ya que los jóvenes piensan que la política es un “ámbito ajeno a sus intereses y preocupaciones”, que les aburre y les irrita, que no creen en ella porque “no da soluciones”.

 

   Para el 71% de los encuestados “los políticos buscan antes sus propios intereses o los de su partido que el bien de los ciudadanos”. Asimismo, el 66,7% considera que los gobernantes “anteponen los intereses de las multinacionales, los bancos y los grandes grupos de presión a los de los ciudadanos”. Solo el 1% de los jóvenes opina que los políticos tienen en cuenta sus ideas e inquietudes.

 

   Muchos jóvenes piensan que los políticos buscan sólo su medro personal y asegurarse un buen sueldo para el presente y para el futuro. Por otra parte, manifiestan algunos, “muchos de estos líderes no tienen una preparación intelectual ni técnica adecuada para dirigir al Estado, a la sociedad”, no trabajan lo necesario para mejorar la comunidad en la que viven, los ha votado y les paga.

 

   Los jóvenes piden a los políticos preparación, experiencia, dedicación, honradez, y prefieren que en las filas de los partidos haya gente joven que pueda comprender mejor sus problemas y darles solución. El político no debe olvidar que lleva sobre sus hombros una gran carga que nunca puede tomar a la ligera…

 

   Hay jóvenes que sí creen en que los políticos pueden cambiar la sociedad, pueden contribuir a forjar un mundo mejor. Hay un sector minoritario que se siente representado por los partidos políticos y sus grupos juveniles, aunque afirman que hay que cambiar muchas cosas.

 

   No cabe duda de que hay jóvenes-ciudadanos que están pidiendo a gritos a los políticos actitudes ejemplares: credibilidad, sinceridad, transparencia, honestidad, austeridad, cercanía, preparación y trabajo riguroso.

 

La vuelta a la buena política es urgente y necesaria: va en ello el futuro de la Humanidad… 

 

Fuente: Centro de Colaboraciones Solidarias (CCS), España

 

No podemos permitir que se pierda ninguna generación de jóvenes. Son el futuro. Ellos, casi todos, valen para hacer de España algo serio, pero necesitan buenos cauces, programas ambiciosos, y un poco más de protagonismo. Que no vena la política como un ambición de mayores, sino como un servicio que debemos prestar entre todos, sobre todo los que valen para ello.

¿Son nuestro jóvenes muy distintos de los que están al otro lado del Atlántico. Vean este vídeo:

www.youtube.com/watch?v=LGJ_voxFN14

Juan García Inza

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