99 justos y un solo pecador
"Habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta, que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse".
Seamos claros: hay justos.
Si no los hubiera, Jesús jamás habría dicho esas palabras.
Y hay muchos más justos que pecadores. Hay más trigo que cizaña.
La proporción es muy reveladora: por cada 99 justos -o santos, según la terminología de las Escrituras- hay un solo pecador.
Es decir, por cada 99.000 buenos, hay 1.000 malos.
La experiencia, la vida cotidiana, demuestran la exactitud de esta proporción: hay muchísima más gente buena que mala en el mundo.
En cuanto a la pesimista y paralizante frase que repetimos con falsa compunción: “Todos somos pecadores”, bueno, bien, vale, ¿y qué?
Somos, por encima de todo redimidos. Salvados, gratis total.
Y, segundo, como toda sentencia lapidaria, esa frase es una cruel mentira.
Porque no es lo mismo el pecador que intenta salir del fango de los vicios, que el pecador que está cerca de la unión mística con Dios.
No es lo mismo el pecador que, como es natural, tiene deseos, que el santo que no tiene más deseo que hacer la Voluntad de Dios.
Y el martirio incruento de cada día también es martirio del bueno.
Pero hacen mucho ruido y mucho daño.
La proporción de 99 a 1 se mantiene.
Y lo mismo si analizan gobiernos, mafias o grupos de poder económico. Sería bueno recoger las señas de todos esos pocos y enviarles oraciones personalmente.
Como hizo Jesús con el ladrón Zaqueo.