Lunes, 23 de diciembre de 2024

Religión en Libertad

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¿Tienen fe los ángeles?

por Juan del Carmelo

          Desde luego que no. Los ángeles carecen de fe, porque su fe si es que alguna vez la han tenido, cosa esta que no parece haber sido así, se les ha convertido en evidencia, desde el momento en que han visto a Dios, y esto es aplicable, tanto a los ángeles glorificados como a los ángeles caídos o demonios. Desde luego que estas afirmaciones u opiniones, son siempre especulaciones de orden escatológico, a las que se llegan aplicando el sentido común y razonando, sobre la base del conocimiento que tenemos de las verdades reveladas y el resto de ellas que la Iglesia admite.

 

La Congregación para la Doctrina de la Fe en la Iglesia católica, considera la existencia de tres clases de verdades: Primera: las verdades propuestas por la Iglesia como divinas y formalmente reveladas, y, por ello, infalibles, tanto por medio de un juicio solemne como por el Magisterio ordinario y universal. Segunda: las verdades necesarias para custodiar y exponer el depósito de la fe, enseñadas como definitivas, aunque no hayan sido propuestas formalmente como reveladas. Tercera: las verdades presentadas como tales o al menos como seguras, pero que no han sido propuestas ni como reveladas ni como definitivas.

 

            Por consiguiente, es de ver, tal como en más de un glosa hemos escrito, que en el orden de la escatología, son muy escasas las verdades reveladas, y existe mucha especulación; especulaciones estas que son lícitas, siempre que ellas no atenten a las verdades reveladas o necesarias. Por ello acogiéndome a lo ya dicho, sigo con el tema.

 

            Nosotros cuando seamos glorificados, tal como dijo el Señor: “Serán como ángeles en el cielo” (Mc 12,25). Y es claro entonces que a nosotros solo nos restará el Amor, porque la fe desaparecerá convertida en evidencia, y la esperanza también habrá desaparecido convertida en realidad. Por otro lado de nuestras tres potencias del alma: memoria, inteligencia y voluntad, solo nos restará la inteligencia, porque la memoria habrá desaparecido, ya que al quitarnos el dogal del tiempo y entrar en la eternidad, todo será presente, pasado y futuro al mismo tiempo; de otro lado también nuestra voluntad habrá desaparecido pues ella se encontrará entregada al Señor. Nuestra voluntad será siempre idéntica a la divina. Por todo ello es de ver, que al igual que nosotros podremos llegar a ser, los ángeles ya son criaturas en las que solo básicamente, se halla el amor y la inteligencia, ellos ya ahora, carecen de memoria, que nunca la han necesitado y de voluntad, pues la suya al igual que le pasará a la nuestra esta identificada plenamente con la divina..

 

            Y al hilo de estas reflexiones, sabemos que en un determinado momento el Señor, creó los ángeles. Parece ser que pasaron por una prueba, que se calcula que aproximadamente unos dos tercios, la superaron. Se habla de dos tercios en base a un versículo del apocalipsis que dice: “Y apareció otra señal en el cielo: un gran Dragón rojo, con siete cabezas y diez cuernos, y sobre sus cabezas siete diademas. Su cola arrastra la tercera parte de las estrellas del cielo y las precipitó sobre la tierra” (Ap 12,3-4). Como bien sabemos la esencia de Dios es amor y solo amor (1Jn 4,16), y por ello al igual que con nosotros ocurre la prueba debió de ser de amor.

 

En una glosa anterior escribía yo, sobre este tema diciendo:

Personalmente me pregunto, que ¿cómo es posible que estos ángeles se rebelasen? Ellos eran y siguen siendo, unos seres de una inteligencia muy superior a la nuestra, eran y son conscientes de ser criaturas creadas por Dios, testigos de la infinita bondad, sabiduría y amor de Dios a todo lo por Él creado. Porque sí, aunque ahora nos pueda resultar extraño, debió de haber un tiempo anterior a la rebelión, en que los demonios fueron criaturas amadas por Dios. Ellos conocían a Dios, nunca les fue necesaria la fe, como a nosotros que ahora nos es necesaria, para saber que Dios existe. Ellos conocían la absoluta omnipotencia divina y sin embargo se sublevaron.

Y uno se pregunta: ¿Qué es, o cual es la causa de esa sublevación frente a Dios? ¿Qué les impulsó a los demonios a gritar demandando ser como Dios? Frank Sheed escribe: “Esto fue lo que ocurrió con los ángeles. Dios los creó dándoles vida natural, espíritus puros que conocen y aman y una vida sobrenatural; y algunos de ellos en vez de elegir a Dios se escogieron a sí mismos”. Pero para San Alfonso María Ligorio, la razón del porqué se encuentra en la falta de oración y escribe: “Lo mismo dice San Gelasio hablando de los ángeles rebeldes; recibiendo la gracia de Dios en vano, no quisieron permanecer fieles en la oración”. En todo caso, a nadie se le escapa, que mucho tuvo que ver aquí la soberbia, el más repugnante de los vicios a los ojos de Dios, pues él es la antítesis de la virtud más amada por el Señor, cual es la humildad.

 

Pues bien, continuando con estas reflexiones, es de ver que desde luego hubo un momento (utilizando indebidamente el concepto tiempo, que en la eternidad no existe) en que les demonios fueron ángeles, con perfecta evidencia de  la gloria y grandeza del amor de Dios y todo lo que esto significa, y uno que es, una pobre criatura de escasa inteligencia, se me ocurre preguntar: ¿Cómo es posible que se sublevasen al grito de non serviam no serviremos? ¿Cómo fue esto posible?

 

Para tratar de comprender algo todo esto, no olvidemos nunca que Dios es amor y nada más que amor, y entre las características esenciales del amor está la reciprocidad, y Dios al igual que nosotros necesita amar y ser amado, y esto le llevó primero a la creación de los ángeles y después a nuestra creación. Pero el amor para que sea puro y exista necesita desarrollarse en libertad, el amor si no media la libertad no nace. Por ejemplo dentro del amor humano, del amor entre nosotros, a ninguno de nosotros se nos puede imponer la obligación de amar a alguien, si no hay libertad no amamos. Por ello Dios nos creó libres, para que libremente vayamos a Él, corrió el riesgo y lo sigue corriendo el riesgo de que no le amemos, Él con todo su omnímodo poder, no nos puede obligar a que le amemos, ni tampoco podía obligar a los ángeles. En el caso nuestro para poder amar al Señor hemos previamente de pasar por el filtro de tener fe o de no tenerla, pues es imposible amar lo que no se cree, que exista, pero en el caso de los ángeles no debió de ser así, ellos fueron creados en la evidencia de la existencia de Dios.

 

El amor tiene una terrible antítesis que es el odio. Desde luego que el amor es muy superior en fuerza al odio, básicamente, porque Dios es amor y solo amor y dada su grandeza y omnipotencia, nada se le puede oponer, que Él no pueda dominar. Pero nosotros débiles criaturas no somos conscientes de esta diferencia, de la cual si debieron de ser conscientes los demonios, por ello Dios castigó a los ángeles para siempre… eternamente; porque su pecado fue por malicia, no es así como peca el hombre pues él carece de los conocimientos que tenía y tienen los demonios.

 

San Agustín se pregunta: “¿Hay algo más perverso que el demonio? Y, sin embargo, ¡cuántos beneficios has sacado de su perversidad! No habría sido derramada para la redención nuestra, la sangre del Salvador, si no hubiere existido la malicia del traidor”. La elección de los ángeles caídos fue definitiva, mientras que a los hombres se nos da una oportunidad, y otra, y otra,… porque más que por malicia el hombre peca por seducción demoniaca. No ocurrió así con los ángeles que pecaron por malicia con pleno conocimiento, pues carecían nunca tuvieron fe sino evidencia de la existencia de Dios.

 

Otra pregunta que cabe hacerse, aunque desde luego hay aquí muchas que se pueden hacer, es: ¿Y cómo llegaron los demonios al odio, que es la esencia de su condenación? Pues sencillamente por soberbia. La misma frase non serviam no serviremos, es una clara expresión de soberbia. La soberbia de querer ser como Dios.  

 

Y por último para terminar, recojo la comunicación de Juan Pablo II del 23 de julio de 1986, en la que nos manifiesta: “Como dice claramente la Revelación, el mundo de los espíritus puros (ángeles) aparece dividido en buenos y malos. Pues bien, esta división no se obró por la creación de Dios, sino con base en la propia libertad de la naturaleza espiritual de cada uno de ellos... Los espíritus puros han sido sometidos a una prueba de carácter moral. Fue una opción decisiva.... La opción realizada sobre la base de la verdad de Dios, conocida de forma superior dada la lucidez de sus inteligencias, ha dividido también el mundo de los espíritus puros en buenos y malos. Los buenos han elegido a Dios como Bien supremo y definitivo... Los otros, en cambio, han vuelto la espalda a Dios... Han hecho una elección contra la revelación del misterio de Dios, contra su gracia... Basándose en su libertad creada, han realizado una opción radical e irreversible, al igual que la de los ángeles buenos, pero diametralmente opuesta: en lugar de una aceptación de Dios, plena de amor, le han opuesto un rechazo inspirado por un falso sentido de autosuficiencia, de aversión y hasta de odio, que se ha convertido en rebelión”.

 

Mi más cordial saludo lector y el deseo de que Dios te bendiga.

 

Otras glosas o libros del autor relacionados con este tema.

-        Libro. CONVERSACIONES CON MI ÁNGEL. Isbn. 9788461179190.

-        Ángeles, creación de Dios. Glosa del 03-04-10

-        Ángeles caídos. 24-06-10

-        ¿Por qué cayó luzbel? Glosa del             09-12-10

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