¿Qué nos dice el Señor cuando nos escribe?.
por Juan del Carmelo
Cuando uno siente el deseo de orar, también siente el deseo de obtener respuestas del Señor. Cuando nosotros oramos le hablamos al Señor, y cuando leemos es el Señor el que nos habla a nosotros.
Podemos escuchar la palabra del Señor, en muchos libros de carácter espiritual, pero esencial y fundamentalmente en la Biblia, donde siempre encontraremos todas las respuestas a nuestros interrogantes, salvo en aquellas cuestiones muy específicas, generalmente las relacionadas con la escatología o misterios como el de la Santísima Trinidad, en los que el Señor no desea revelárnoslos, pues no considera oportuno para el desarrollo de nuestra vida espiritual, que tengamos un exacto conocimiento y nos deja libertad, para que especulemos sobre ellos.
Ha llegado a mis manos, una serie de versículos todos ellos “palabras del Señor”, sacados de los texto bíblicos, que debidamente ordenados pueden constituir una especie de carta que el Señor nos dirige, con carácter privado y específico a cada uno de nosotros. Esto es un poco el sistema del Kempis, donde es raro, el punto o la frase de su autor que no haya sido sacada de un texto bíblico.
Nunca olvidemos, que dada la omnipotencia divina, el Señor a cada uno de nosotros nos ha creado y nos quiere y trata como si fuésemos la única criatura por Él creada y esto se refleja en las redacciones de esto versículos, cuya lectura encarezco, al que esté interesado, que la haga muy despacio, juzgando, sopesando y saboreando cada uno de estos versículos, que componen esta especie de carta, para que el amor que Dios nos tiene penetre en su alma y aumente su desarrollo de vida espiritual por las gracias divinas que el Señor siempre nos otorga, en compensación a cualquier acto de amor que hagamos, por ínfimo que este sea.
Comienza la carta diciéndote a ti lector, lo siguiente:
Es probable que no me conozcas, pero yo te conozco perfectamente bien (Sal 139,1). Sé cuándo te sientas y cuando te levantas (Sal 139,2). Todos tus caminos me son conocidos (Sal 139,3). Pues aún tus cabellos, están todos contados (Mt 10,29-3). En Mi vives, te mueves y eres (Hch 17,28). Antes que te formé en el vientre te conocí (Jer 14,5). Fuiste predestinado conforme a mi propósito (Ef. 1,1112). No fuiste un error (Sal 139,15). En mi libro estaban escritos tus días (Sal 139, 16). Yo determiné el momento exacto de tu nacimiento y donde vivirías. (Hch 17,26). Tu creación fue maravillosa (Sal 139,14). Te hice en el vientre de tu madre (Sal 139,13). Te saqué de las entrañas de tu madre (Sal 71,6).
Ahora el Señor en esta parte te habla de lo mucho que tú representas para su amor, y de todo lo que ha hecho para conseguir tú amor y tu eterna felicidad junto a Él.
He sido mal representado por aquellos que no me conocen (Jn 8,41-44). No estoy enojado ni distante de ti; soy la manifestación personal del amor (1Jn 4,16). Y deseo derramar mi amor sobre ti (1Jn 3,1). Simplemente porque eres mi hijo y yo soy tu padre (1Jn 3,7). Te ofrezco mucho más de lo que te podría dar tu padre terrenal (Mt 7,11). Porque soy el padre perfecto (Mt 3,48). Toda buena dádiva que recibes, viene de Mi (Sant 1,17). Porque Yo soy tu proveedor que suple todas tus necesidades (Mt 6,31-33). Mi plan para ti futuro está lleno de esperanza (Jer 29,11). Porque te amo con amor eterno (Jer 31,3). Mis pensamientos sobre ti se multiplican más que la arena en la playa (Sal 139,1718). Me regocijo sobre ti con cánticos (Sf 3,17). Nunca dejaré de hacerte bien (Jer 32,40). Tú eres mi especial tesoro (Ex 19,5). Deseo afirmarte con todo mi corazón y de toda mi alma (Jer 32,41). Y te quiero enseñar cosas grandes y ocultas que tú no conoces (Jer 33,39).
Aquí, se pone a tu disposición; Él, que es todo un Dios; Él, que es el único Dios omnipotente, a ti se dirige y se pone a tu disposición, quiere que le des tu amor, el cual es solo un pálido reflejo de tremendo amor que Él, te tiene a ti.
Me hallarás si me buscas de todo corazón (Dt 4,29). Deléitate en Mí y te concederé todas las peticiones de tu corazón (Sal 37,4). Porque yo produzco tus deseos (Flp 2,13). Yo puedo hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pides o entiendes (Ef 3,20). Porque yo soy quien más te alienta (2Ts 2,1617). Soy también el Padre que te consuela en todos tus problemas (2Cor 13,4). Cuando tu corazón está quebrantado, Yo estoy cerca de ti (Sal 34,18). Yo te amo Como el pastor lleva en sus brazos un cordero, Yo te llevo cerca de mi corazón (Is 40.11). Un día enjugaré todas las lágrimas de tos ojos (Ap 21,3-4). Y quitaré todo el dolor que has sufrido en esta tierra (Ap 21,4). Yo soy tu Padre y te he amado como a mi Hijo Jesucristo (Jn 17,23). Porque te he dado a conocer mi amor en Jesús (Jn 17,26). Él es la imagen misma de mi sustancia (Heb 1,3). Él vino a demostrar que Yo estoy por ti y no contra ti (Rm 8,31). Y para decirte que no tomaré en cuenta tus pecados (2Cor 5,1819). Porque Jesús murió para reconciliarnos (2Cor 5,1819). Su muerte fue mi máxima expresión de amor por ti. (1Jn 4,10). Vuelve a casa y participa en la fiesta más grande que el cielo ha celebrado (Lc 15,7). Siempre he sido y por siempre seré tu Padre (Ef 3,14.15). Aquí te espero (Lc 15, 11-32).
Con amor tu Padre Dios todopoderoso.
Mi más cordial saludo lector y el deseo de que Dios te bendiga.
Otras glosas o libros del autor relacionados con este tema.
- Libro CONOCIMIENTO DE DIOS. Isbn. 978-84-611-79101.
- Amor incomprensible. Glosa del 0312-09
- Amar y ser amados. Glosa del 20-0110
- ¿Pero, es verdad que Dios nos ama? Glosa del 25-0410
- Amor de Dios individualizado. Glosa del 27-0410