Lunes, 23 de diciembre de 2024

Religión en Libertad

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¿Qué es la fe?

por Juan del Carmelo

          Empecé a escribir otra glosa que tenía en la cabeza, relacionada al igual que esta con la fe. Y al comenzar a escribir, quería empezar dando una definición de la fe, y me puse a consultar libros y documentos, y lo que más me llamó la atención en esta consulta, fue la disparidad de definiciones existentes. Algunos autores dan a lo largo de sus libros hasta cinco definiciones distintas. La primera reflexión a la que llegué, es que cuando un tema o algo, no está definido sencillamente y con escuetas palabras, es que no está bien definido. Querer definir un algo, mencionando las características y funciones de ese algo, eso no es definir. Al final abandoné momentáneamente la glosa que iba a escribir y me metí de cabeza en la presente, cuyo contenido va referido al concepto de lo que es la fe.

 

Desde luego que la fe es la primera de las tres virtudes teologales. Pero… ¿cómo definiríamos cada uno de nosotros la fe? Si pudiésemos cotejar todas las definiciones que darían las personas consultadas, veríamos con sorpresa que no habría dos iguales, varía mucho la idea que cada persona tiene acerca de lo que la fe es para él, lo cual es normal y bueno, pues todos somos criaturas, creadas completamente distintas una de cualquier otra, de los seis mil millones de seres humanos que se estima que ahora somos. Esto no una ligera idea de la omnipotencia y grandeza del Señor, que al habernos creado  a todos seres diferentes no solo en cuanto al cuerpo sino también en cuanto al alma se refiere.  Cada uno de nosotros tenemos un distinto camino para llegar al Señor. Y todos estos caminos que confluyen en el Amor al Señor, y aunque ellos sean distintos, también son iguales en cuanto, que su fin es el mismo y las normas del caminar están sujetas a las Verdades reveladas por el Señor y administradas e interpretadas por la Santa Iglesia católica que es la única heredera de San Pedro, al cual el Señor le dijo: “Y yo te digo a ti que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificare yo mi iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella. Yo te daré las llaves del reino de los cielos, y cuanto atares en la tierra será atado en los cielos, y cuanto desatares en la tierra será desatado en los cielos”. (Mt 16,1819).

 

            Comencemos por San Pablo, si es que fue él, el que escribió la epístola a los Hebreos, en la cual podemos leer: “Quien quiera que se aproxime a, Dios debe de comenzar por creer”. (Heb 11,6). Es decir para el autor de la carta a los Hebreos, tener fe es creer y esta idea nos perdura actualmente, a la fe e la identifica con el hecho de creer, aunque exactamente esto no sea correcto, puesto que se puede no poner en duda algo, pero no aceptarlo. Anteriormente en la misma carta podemos leer: “La fe es seguridad de lo que se espera, y prueba de lo que no se ve”. (Heb 11,1). Esta definición es válida para el creyente, pero totalmente inválida para el que no cree. Pero aun así, a ella se refiere y la hace suya como definición el Catecismo de la Iglesia católica, en su parágrafo 146. Pero más adelante en el parágrafo 150, se nos dice también que; “La fe es ante todo una adhesión personal del hombre a Dios; es al mismo tiempo e inseparablemente el asentimiento libre a toda la verdad que Dios ha revelado. En cuanto adhesión personal a Dios y asentimiento a la verdad que Él ha revelado, la fe cristiana difiere de la fe en una persona humana. Es justo y bueno confiarse totalmente a Dios y creer absolutamente lo que Él dice. Sería vano y errado poner una fe semejante en una criatura (cf. Jr 17,5-6; Sal 40,5; 146,3-4)”.

 

Apoyándose en las ideas definidoras del Catecismo de la Iglesia, el cardenal austriaco Christoph Schönborn, escribe una serie de pensamientos, para concluir con una definición de lo que es la fe: “Nadie puede creer solo. Nadie se ha dado la fe a sí mismo, como nadie se ha dado la fe a si mismo… Yo no puedo creer sin ser sostenido por la fe de los otros”. “En la fe, la inteligencia y la voluntad humanas cooperan con la gracia divina: "Creer es un acto del entendimiento, que asiente a la verdad divina por imperio de la voluntad movida por Dios mediante la gracia”. “La fe es un acto personal: la respuesta libre del hombre a la iniciativa de Dios que se revela. Pero la fe no es un acto aislado Nadie puede creer solo, como nadie puede vivir solo. Nadie se ha dado la fe a sí mismo, como nadie se ha dado la vida a sí mismo. El creyente ha recibido la fe de otro, debe transmitirla a otro. Nuestro amor a Jesús y a los hombres nos impulsa a hablar a otros de nuestra fe. Cada creyente es como un eslabón en la gran cadena de los creyentes. Yo no puedo creer sin ser sostenido por la fe de los otros, y por mi fe yo contribuyo a sostener la fe de los otros”.

 

En los demás textos del N.T. solo encontramos referencias a la fe, identificando esta con el hecho de creer en Nuestros Señor Jesucristo, así en el encabezamiento de la segunda carta de San Pedro podemos leer: “Simeón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo les ha cabido en suerte una fe tan preciosa como la nuestra. A vosotros, gracia y paz abundantes por el conocimiento de Nuestro Señor”. (2Pd 1,1-2).

 

            Si tomamos el DRAE, veremos que para él en su primera acepción, la fe es: “En la religión católica, primera de las tres virtudes teologales, asentimiento a la revelación de Dios, propuesta por la Iglesia”. La definición es escueta: “Asentimiento a la revelación de Dios”, y coincide incluso con el término “asentimiento”, que se da en el parágrafo 150, antes mencionado, pero a uno le nace la duda de saber cuál fue el primero en ser redactado de estos dos textos, aunque esto solo sea una mera curiosidad. Lo que es de reconocer, en todo caso que la expresión: “Asentimiento a la revelación de Dios que como tal reconoce la Santa Iglesia católica”. Es una definición muy correcta y expresiva, pero solo aplicable a la fe católica, pero inaplicable como definición a la fe en otras doctrinas o religiones, aunque tampoco este es nuestro problema, pues somos creyentes católicos apostólicos romanos.

 

            De los textos de San Juan de la Cruz, podemos extraer varias definiciones todas ellas sofisticadas desde el punto de vista teologal, que como todos sus escritos conviene leer muy despacio y meditarlos, así por ejemplo, este santo nos escribe: “La fe es el medio inmediato y adecuado en la inteligencia por el que el alma puede llegar a la unión divina de amor”. Juan Pablo II, hizo su tesis doctoral sobre San Juan de la Cruz, y en los textos de este papa, se recoge una definición de San Juan de la Cruz, que dice: “La fe es, según San Juan de la Cruz, la facultad de la trascendencia teologal. Porque es la potencia o virtud infusa que hace que el entendimiento trascienda hacia Dios, no solo en cuanto ser, que hasta ahí puede llegar por sí, sino en cuanto Dios”. También escuetamente Juan Pablo II escribió que: “La fe es la respuesta por parte del hombre a la palabra de la Revelación divina”.

 

            El canónigo polaco Tadeusz Dajcer, recoge en un libro suyo varios pensamientos acerca de la fe que pueden interpretarse como definiciones. Así, escribe: “La fe es abandonarse, entregarse al infinito poder, al amor ilimitado de Jesucristo”. O esta otra que nos dice: “La fe es el reconocimiento de la propia incapacidad, es el reconocimiento de que nada se posee y de que todo es don”. O, esta que nos dice: “La fe, que es un proceso constante de conversión, es un constante abrirse al amor de Dios y una constante recepción de ese amor para donárselo a otros”. Y también la que dice: “La fe siempre es la condición previa para conseguir la eficacia de los sacramentos, cuyo poder se funda en el poder de la fe”.

 

            Tenemos una serie de definiciones dispares y singulares que transcribo, así para Leo Trese, la fe es: “tu pasaporte para el cielo”. Para Jean Lafrance, la fe es: “La preferencia permanente dada a otra luz distinta de la nuestra”. Para Thomas Merton, la fe: “no llega al intelecto simplemente a través de los sentidos, sino por una luz directamente infundida por Dios. Como esta luz no pasa por los ojos, la imaginación o la razón, su certeza se hace nuestra sin ninguna vestidura de apariencia creada, sin ninguna semejanza que pueda ser imaginada o descrita”. Y para concluir daremos la opinión de Luigi Giussani que escribe: “La fe es, por tanto, un método natural de conocimiento, un método de conocimiento indirecto, es decir, un conocimiento que se produce través de la mediación de un testigo. Por eso se llama también conocimiento por testimonio”.

 

Mi más cordial saludo lector y el deseo de que Dios te bendiga.

 

Otras glosas o libros del autor relacionados con este tema.

-        Libro BUSCAR A DIOS. Isbn. 978-84-611-6451-6

-        Virtudes teologales. La Fe. Glosa del 29-07-09

-        Dudas de fe. Glosa del 24-09-09

-        Vivir la fe. Glosa del 2712-09

-        Fe y razón. Glosa del 12-0110

-        Preguntas transcendentes. Glosa del 14-0110

-        Señor creo en Ti. Glosa del 27-0510

-        Fortaleza de la fe. Glosa del 20-0610

-        Fe de carbonero y razón. Glosa del 041010

-        El árbol de la fe. Glosa del 071210

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