Martes, 03 de diciembre de 2024

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Agradecimiento a Benedicto XVI por su legado en la fe de la Iglesia

Benedicto XVI y la nostalgia de Dios

por Piedras vivas

Exequias por Benedicto XVI

Poco días después de las exequias celebradas en Roma por Benedicto XVI se ha celebrado en la Catedral de Madrid la Misa Funeral por el Papa emérito, presidida por el Cardenal Osoro y concelebrada con varios cardenales, obispos y docenas de sacerdotes. Asistieron autoridades y representantes de la Casa Real, del Gobierno de la Nación,  del Gobierno Regional, y también del cuerpo diplomático. En su homilía, Mons. Osoro consideraba que también se podían aplicar a Benedicto XVI aquellas palabras de Jesús a Pedro: cuando eras joven ibas adonde querías, cuando envejezcas otro te llevará adonde no quieras. Pues ya en su juventud el joven Joseph se dispuso a cumplir su vocación de servicio a Dios en la Iglesia.

 

Testigo de la fe

Crece el clamor de agradecimiento a Benedicto XVI por su legado a la fe de la Iglesia y su ejemplo de fidelidad a Jesucristo. Consideraba que «Mi impulso esencial ha sido sacar a la luz el auténtico núcleo de la fe, oculto bajo las incrustaciones, a fin de devolverle su fuerza y dinamismo. Tal impulso es la constante de mi vida». En su testamento escrito hace años y renovado después pedía perdón a quienes haya podido molestar involuntariamente, y se ponía con esperanza en las manos de Dios que es amor.  

Ese dinamismo de la fe está impulsado por el Espíritu Santo en la evangelización y en las almas, como la del teólogo Ratzinger. Fue madurando su pensamiento y postura para desarrollar las enseñanzas del Concilio sin caer en la tentación del llamado «espíritu del Concilio».

Desde la fe, Benedicto XVI sigue ofreciendo la luz de la inteligencia sobre Dios, el mundo y el hombre cuando la locura se apodera de la sociedad cayendo en la dictadura del relativismo ontológico, por el abandono de la verdad y el relativismo moral que corrompe las conciencias. Menos mal que hay muchas personas maduras y jóvenes que recogen el testigo de Benedicto XVI para promover una renovación moral de la sociedad.

 Peligro de las ideologías

El alemán Peter Seewald ha publicado una obra voluminosa titulada «Benedicto XVI. Una biografía»[1], siguiendo a Ratzinger desde su niñez y adolescencia hasta su servicio como Sumo Pontífice, siguiendo su participación en el Concilio Vaticano II, y su misión en Roma durante muchos años. Termina con una entrevista o últimas preguntas que cobran ahora especial relevancia como resumen del legado magisterial y carismático que deja para la historia.

Seewald preguntaba a Benedicto XVI si la fe de la Iglesia peligraba por cuestiones y escándales internos, a lo cual respondía que -sin quitar importancia a los pecados de los hombres- el peligro principal para la fe de los fieles procede las ideologías destructoras de la condición humana. Benedicto XVI respondía que la amenaza procede de «la dictadura universal de ideologías en apariencia humanistas a las que solo cabe contradecir al precio de quedar uno excluido del consenso social básico. Hace un siglo todo el mundo habría considerado absurdo hablar de matrimonio homosexual. Hoy, quien se opone a él es socialmente excomulgado. Otro tanto ocurre con el aborto y la producción de seres humanos en laboratorios.

«La sociedad moderna está formulando un credo anticristiano, y la resistencia a ese credo se castiga con la excomunión social. Es normal, muy normal, tenerle miedo a este poder intelectual del Anticristo, y realmente hace falta el apoyo oracional de una diócesis entera, de la Iglesia entera para oponerse a él».

Esperanza ante la nostalgia de Dios

Hace tiempo que Benedicto XVI es considerado como uno de los grandes pensadores de nuestro tiempo. Su finura intelectual, la profundidad de su pensamiento, y su capacidad para valorar las opiniones ajenas le hacen merecedor del respeto de creyentes o no creyentes.

En su dilatada vida y abundante aportación intelectual ha defendido la fe en Dios, la presencia de Jesucristo en el mundo, y la razón frente al relativismo y las ideologías que abocan al nihilismo. En esta hora se entiende el agradecimiento generalizado a Benedicto XVI por ser un hombre que ha dado esperanza a un mundo que tiene nostalgia de Dios.

Subraya Benedicto XVI en varias ocasiones que no se  ha entrometido para nada -a pesar de habladurías- en el gobierno y decisiones de su sucesor Francisco,  y que su aportación como Padre es de naturaleza espiritual; por eso «Quien ve en la aplicación de esa imagen a la Iglesia actual [la nave zarandeada por las tempestades] -cuya verdad fundamental difícilmente puede ser negada en serio- una peligrosa intromisión en el gobierno eclesial participa de forma consciente en un intento, por entero ajeno a mi voluntad, de predisponer a la gente en mi contra».

Seewald pregunta también sobre los que no practican o no son cristianos, como los judíos, y Ratzinger remite a las palabras de san Agustín citadas por el Concilio, (Lumen Gentium) sobre la Iglesia que peregrina en la historia entre las persecuciones del mundo y los consuelos de Dios. Y finalmente acerca de su amistad con el papa Francisco hace memoria de aquella primera visita al Papa al emérito: «Este primer encuentro quedó grabado en mi memoria como una luz buena. Como Ud. Sabe, mi amistad personal, con el papa Francisco no solo perdura, sino que es cada vez más profunda».

Otros muchos aspectos figuran en esta obra magna sobre el Papa emérito Benedicto XVI que permanecen para la historia, añadidos a su quehacer teológico, pastoral, y magisterial como Vicario de Cristo que ha transmitido la esperanza cristiana (su encíclica Spes Salvi,), la fe de la continuidad en la tradición viva (carta apostólica Evangelii Gaudium que terminó el papa Francisco), y su caridad ardiente en la encíclica Deus caritas est.

Descanse en la Paz de Dios el querido Benedicto XVI y, como en el funeral de Juan Pablo II que presidió, nuestra oración sea movida por el Espíritu Santo para que con su intercesión la Iglesia avance en la nueva evangelización de un mundo desnortado que busca a Dios sin saberlo o sin quererlo.

Jesús Ortiz López

 

[1] Peter Seewald. Benedicto XVI. Droemer Velag. München, 2020. Mensajero,1150 págs.

 

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