Jueves, 14 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

Los rescatadores salvan vidas: tres historias que demuestran que muchas madres no quieren abortar

Rescatadores de 40 Días por la Vida.
La presencia pacífica de rescatadores rezando, escuchando o acompañando a las madres ante las clínicas las ayuda a ellas, a los empleados y salva vidas.

J. M. Carrera / ReL

Casi con la misma intensidad con la que se aprueban leyes para fomentar y permitir el aborto en todo el mundo, se busca restringir la labor de los grupos de rescatadores frente a las clínicas abortivas. El mismo lunes 21 de septiembre se aprobó en España la propuesta de ley que impedirá la presencia de vigilias, mientras que se buscan implementar medidas similares en otros países como Reino Unido o Escocia.

Sin embargo, se cuentan por miles las madres e hijos que, debido a la labor de los rescatadores, agradecen su trabajo años y décadas después. También se cierra los ojos a que, en muchos casos, son las propias mujeres que van a abortar en contra de sus deseos las que se acercan a los rescatadores en busca de motivos para no hacerlo.

La misma Marta Velarde, presidente de una de las organizaciones de rescatadores líderes en España destacó que "son ellas las que nos cuentan su vida" en busca de ayuda. Esta organización ha rescatado a más de 4.000 bebés. 

Por su labor en España, Europa y en todo el mundo, Live Action ha reconocido su trabajo con tres historias de rescates que prueban como su presencia ante las clínicas ayuda, a los hijos, a las madres, e incluso a los propios empleados de las clínicas

Hicieron 640 kilómetros para abortar: acabaron casados y padres felices 

Kiesy y Jocelyn Hernández ya habían recorrido más de 640 kilómetros para abortar. Ya se encontraban en las inmediaciones de la clínica donde le practicarían el aborto cuando encontraron dos rescatadores que estaban rezando frente a la clínica. Jocelyn estaba asustada por no poder mantener a su hijo.

Buscando evitar el aborto, animaron a la pareja y les ayudaron con medios y donaciones para subsistir. Gracias a su ayuda, decidieron casarse y ese mismo año nació su bebé, Sebastián. “Kiesy y Jocelyn no han dejado de agradecernos a todos por todos estos meses desde que nació Sebastián”, afirmó a Catholic Sentinel una de las integrantes del grupo.

Sin casa ni trabajo y sola: "No sé que sería de mí si no hubiesen estado ahí"

Cuando Theresa supo que estaba embarazada, la situación no podía ser peor. En ese momento, estaba sola, sin casa y sin trabajo. Pensaba que no tenía otra solución salvo el aborto, pese a no querer hacerlo. Resignada, acudió entre lágrimas a la clínica hasta que escuchó una voz preguntándole por qué lloraba.

Aquella persona comenzó a buscar soluciones y alternativas al aborto junto a Theresa, que quedó impactada al contrastar el entusiasmo del rescatador con la indiferencia del personal de la clínica.

“Dijeron que iban a ayudarme. Me preguntaron por qué quería abortar al bebé y les conté mi situación, sin casa y sin trabajo. Me ofrecieron alojamiento y me apoyaron, empezaron a darme comida y dinero para el bebé, y casi toda la ropa y accesorios del bebé que, a día de hoy, estoy sigo usando. No sé qué sería de mi si no hubiesen estado allí”, dijo.

Solo necesitaban valor, y los rescatadores les animaron: "Dios los puso frente a nosotros"

Una pareja que buscaba un aborto en las afueras de Aurora, Illinois, se sorprendió por la cantidad de personas que estaban rezando ante la clínica de Planned Parenthood. Su esposo le explicó a Pro Life Action League, la organización provida, que él y su esposa estaban considerando abortar, pero la presencia de rescatadores en la acera les hizo pararse a pensar lo que estaban haciendo.

Aconsejados por los provida, comenzaron a informarse sobre los procedimientos y las implicaciones al realizar un aborto. Se quedaron traumatizados.  

La pareja ya tenía dos hijos y tenían miedo de tener un tercero, pero la presencia y oraciones de los provida fuera de las instalaciones les dio valor

Dios los puso frente a nosotros: habíamos aparcado ahí mismo y estábamos mirando y pensando mientras veíamos imágenes de abortos. No podíamos hacerlo”. Gracias a los rescatadores, Noe y su marido cambiaron de opinión, y admite que de no haber estado allí, seguramente habrían abortado.

 

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