El Papa cita la carta de una persona que cuida a dos familiares como ejemplo del servicio cristiano
[Álvaro de Juana/ACI] El servicio es el camino para llegar hasta Jesús y alcanzar la felicidad. Esta fue la catequesis que el Papa Francisco dedicó este sábado a la tercera Audiencia Jubilar del año en la Plaza de San Pedro. “Ser misericordiosos como el Padre significa seguir a Jesús en el camino del servicio”, subrayó.
Recordando la proximidad de la Pascua, el Pontífice recordó el Lavatorio de pies de Jesús a sus discípulos como muestra de humildad: “Un gesto inesperado e impresionante, al extremo que Pedro no quería aceptarlo”.
“De esta forma Jesús señala a sus discípulos el servicio como el camino a recorrer para vivir la fe en Él y dar testimonio de su amor. El mismo Jesús ha aplicado a si la imagen del ‘Siervo de Dios’ utilizada por el profeta Isaías. Él, que es el Señor, ¡se hace siervo!”, explicó el Papa.
En definitiva, “lavando los pies a los apóstoles, Jesús ha querido revelar la manera de actuar de Dios con nosotros, y dar el ejemplo de su «’mandamiento nuevo’ de amarnos unos a otros como Él nos ha amado, o sea dando la vida por nosotros”.
Francisco manifestó que “el amor, pues, es el servicio concreto que damos los unos a los otros. El amor no es sólo palabras, son obras y servicio; un servicio humilde, hecho en el silencio y en lo escondido”.
Para el Pontífice, el servicio también tiene relación con los bienes materiales, puesto que “se expresa en el compartir”, para que “ninguno esté en la necesidad”.
“Esto del compartir y de la dedicación a quien está en la necesidad es un estilo de vida que Dios sugiere también a muchos cristianos, como camino de auténtica humanidad”.
“Por último, no olvidemos que lavando los pies a sus discípulos y pidiendo a ellos hacer lo mismo, Jesús nos ha invitado también a confesar mutuamente nuestras faltas y a rezar los unos por los otros para sabernos perdonar de corazón”.
El Papa dijo también que “el amor, la caridad y el servicio, ayudar a los demás, servir a los otros” es una tarea de los cristianos. “Hay mucha gente que pasa la vida así, en el servicio a los demás” dijo para contar a continuación una anécdota: “La semana pasada he recibido una carta de una persona que me decía que me agradecía por el Año de la Misericordia; me pedía de orar por ella, para que pudiera estar más cerca del Señor. La vida de esta persona era cuidar a la mamá y al hermano; la mamá en cama, anciana, lúcida, pero no se podía mover y el hermano discapacitado, en una silla de ruedas. Esta persona, su vida, era servir, ayudar”.
“¡Y esto es amor! Cuando te olvidas de ti mismo y piensas en los demás: ¡esto es amor! Y con el lavatorio de los pies el Señor nos enseña a ser servidores, más siervos, como Él ha sido siervo por nosotros, por cada uno de nosotros”, concluyó.
Recordando la proximidad de la Pascua, el Pontífice recordó el Lavatorio de pies de Jesús a sus discípulos como muestra de humildad: “Un gesto inesperado e impresionante, al extremo que Pedro no quería aceptarlo”.
“De esta forma Jesús señala a sus discípulos el servicio como el camino a recorrer para vivir la fe en Él y dar testimonio de su amor. El mismo Jesús ha aplicado a si la imagen del ‘Siervo de Dios’ utilizada por el profeta Isaías. Él, que es el Señor, ¡se hace siervo!”, explicó el Papa.
En definitiva, “lavando los pies a los apóstoles, Jesús ha querido revelar la manera de actuar de Dios con nosotros, y dar el ejemplo de su «’mandamiento nuevo’ de amarnos unos a otros como Él nos ha amado, o sea dando la vida por nosotros”.
Francisco manifestó que “el amor, pues, es el servicio concreto que damos los unos a los otros. El amor no es sólo palabras, son obras y servicio; un servicio humilde, hecho en el silencio y en lo escondido”.
Para el Pontífice, el servicio también tiene relación con los bienes materiales, puesto que “se expresa en el compartir”, para que “ninguno esté en la necesidad”.
“Esto del compartir y de la dedicación a quien está en la necesidad es un estilo de vida que Dios sugiere también a muchos cristianos, como camino de auténtica humanidad”.
“Por último, no olvidemos que lavando los pies a sus discípulos y pidiendo a ellos hacer lo mismo, Jesús nos ha invitado también a confesar mutuamente nuestras faltas y a rezar los unos por los otros para sabernos perdonar de corazón”.
El Papa dijo también que “el amor, la caridad y el servicio, ayudar a los demás, servir a los otros” es una tarea de los cristianos. “Hay mucha gente que pasa la vida así, en el servicio a los demás” dijo para contar a continuación una anécdota: “La semana pasada he recibido una carta de una persona que me decía que me agradecía por el Año de la Misericordia; me pedía de orar por ella, para que pudiera estar más cerca del Señor. La vida de esta persona era cuidar a la mamá y al hermano; la mamá en cama, anciana, lúcida, pero no se podía mover y el hermano discapacitado, en una silla de ruedas. Esta persona, su vida, era servir, ayudar”.
“¡Y esto es amor! Cuando te olvidas de ti mismo y piensas en los demás: ¡esto es amor! Y con el lavatorio de los pies el Señor nos enseña a ser servidores, más siervos, como Él ha sido siervo por nosotros, por cada uno de nosotros”, concluyó.
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