Francisco, con trabajadores de TV2000: ¡cuidado con la desinformación, la calumnia y la difamación!
“Despertar la chispa de las palabras” es uno de los deberes que según el Papa Francisco tienen los medios de comunicación. Así lo dijo al recibir en audiencia este lunes a los administradores, empleados y operadores de la televisión católica TV 2000, televisora de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI).
Francisco habló del hecho de “llenar y de cerrar” la comunicación. Se llena cuando se tiende a saturar nuestra percepción con un exceso de eslóganes que, en vez de trasmitir un pensamiento, lo anulan. Se cierra cuando en vez de llevar a cabo un largo camino de comprensión, se prefiere aquel breve de presentar a personas individuales como si fueran en grado de resolver todos los problemas…”
El Papa invita a abrir la comunicación y no cerrarla porque así será más “fecunda” en cuanto transportada por la “acción del Espíritu Santo, que es capaz de construir unidad y armonía”.
El Papa también cuestiona cómo se hace la información hoy en día, y asegura que el error más evidente es la velocidad y poca reflexión en la comunicación porque se corre “enseguida a una solución, sin concederse la fatiga de representar la complejidad de la vida real”.
El último punto en el que incide el Papa en su discurso a los comunicadores es el hecho de “hablar a toda la persona humana”. En este sentido, se refiere a los pecados por evitar en los medios de comunicación: la desinformación, la calumnia y la difamación.
La desinformación es "decir la mitad de las cosas” y esto hace que se tenga “un juicio” parcial de la realidad.
“Una comunicación auténtica no se preocupa de ´llamar la atención´ ”. Habla de este término como el más grave de los “pecados”, porque te lleva a confundirse, al error, a creer solamente una parte de la verdad.
El Papa agradeció a los presentes por su trabajo, y por su honestidad, y les confió a la protección de la Virgen y de San Gabriel, “el gran comunicador”.
Francisco habló del hecho de “llenar y de cerrar” la comunicación. Se llena cuando se tiende a saturar nuestra percepción con un exceso de eslóganes que, en vez de trasmitir un pensamiento, lo anulan. Se cierra cuando en vez de llevar a cabo un largo camino de comprensión, se prefiere aquel breve de presentar a personas individuales como si fueran en grado de resolver todos los problemas…”
El Papa invita a abrir la comunicación y no cerrarla porque así será más “fecunda” en cuanto transportada por la “acción del Espíritu Santo, que es capaz de construir unidad y armonía”.
El Papa también cuestiona cómo se hace la información hoy en día, y asegura que el error más evidente es la velocidad y poca reflexión en la comunicación porque se corre “enseguida a una solución, sin concederse la fatiga de representar la complejidad de la vida real”.
El último punto en el que incide el Papa en su discurso a los comunicadores es el hecho de “hablar a toda la persona humana”. En este sentido, se refiere a los pecados por evitar en los medios de comunicación: la desinformación, la calumnia y la difamación.
La desinformación es "decir la mitad de las cosas” y esto hace que se tenga “un juicio” parcial de la realidad.
“Una comunicación auténtica no se preocupa de ´llamar la atención´ ”. Habla de este término como el más grave de los “pecados”, porque te lleva a confundirse, al error, a creer solamente una parte de la verdad.
El Papa agradeció a los presentes por su trabajo, y por su honestidad, y les confió a la protección de la Virgen y de San Gabriel, “el gran comunicador”.
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