Tras quedar huérfano conoció la Iglesia, se enamoró de ella, se convirtió y pronto será sacerdote
La Iglesia Católica es universal y desde su fundación siempre se ha destacado por ayudar a sus miembros más necesitados. Ya San Pedro pidió a San Pablo que se acordara de los hermanos pobres de Judea y el apóstol de los gentiles se lo tomó muy en serio organizando colectas entre las comunidades que iba creando por el mundo.
En el mundo hay muchas diócesis pobres y sin recursos para poder formar a sus candidatos al sacerdocio, algo completamente vital para el desarrollo de la Iglesia. Y por ello, la ayuda de los católicos de todo el orbe provoca que la llama del Evangelio pueda seguir prendiendo en todos los rincones.
El caso de Malusi
Malusi Ncanana es uno de los miles de jóvenes llamados a entregar su vida a Cristo, y que lo puede hacer gracias a la intercesión de hermanos suyos de todo el mundo. Este sudafricano se forma en Roma, en el Colegio Sedes Sapientiae, para ser sacerdote. Ya ha sido ordenado diacono y en cuento reciba la ordenación sacerdotal volverá a su país para servir a sus vecinos.
Precisamente, ha podido ser enviado a Roma gracias a la Fundación CARF (Centro Académico Romano Fundación), que trabaja incansablemente para que no falten obreros en la mies. Como él, son miles los sacerdotes que han podido estudiar gracias a las becas de esta fundación, pues de otra manera sus diócesis no hubieran podido formarles.
Malusi no era católico, pero él mismo cuenta que en el año 2000 “todo cambió con la muerte de mi madre”. Su vida dio un vuelco total y acabó en una escuela católica, donde “pude conocer la Iglesia, y en particular a las monjas”.
"El Señor siempre me ha dado personas que me cuidaran"
Gracias a esta relación, este joven sudafricano se fue enamorando de la Iglesia y se convirtió en 2005, siendo posteriormente bautizado.
“Al mismo tiempo vi que el Señor siempre me ha dado personas que me cuidaran, que me indicaban el camino justo”, relata el ahora diacono a CARF.
Poco a poco, explica este joven, “después de rezar mucho, decidí, mejor dicho, no fui yo, fue el Señor quien me llamó para ser cura para dar mi vida a Él y a los demás”.
Proveniente de una diócesis muy pobre
En 2011 ingresó en el seminario en Sudáfrica y al año siguiente su obispo decidió enviarle a Roma. Y ha podido hacerlo gracias a la ayuda de católicos que no conoce y que probablemente nunca conozca. “Doy gracias a Dios y a todos ustedes, las personas que permiten que podamos estudiar aquí, que no es económico”, afirma.
“Vengo de una diócesis muy pobre y no es fácil estudiar en Roma pero con vuestra ayuda podemos estudiar aquí y tener una buena formación, una formación que me ayude en el futuro a llevar a Jesús al pueblo sudafricano porque en mi país hay muchas falsas verdades”, concluye el que en pocos meses será ordenado sacerdote.
La Fundación CARF
La Fundación CARF (Centro Académico Romano Fundación) se dedica principalmente a ayudar en la formación de jóvenes con vocación, muchos de los cuales no podrían hacerlo sin su ayuda.
“Trabajamos para que cuando regresen a sus diócesis, puedan transmitir, a través del ejercicio de su ministerio, toda la luz, ciencia y doctrina recibida”, afirman desde esta fundación
Además, “contribuye económicamente para que sacerdotes y seminaristas de todo el mundo reciban una sólida preparación tanto teológica, como humana y espiritual”.
Puede ayudar a otros jóvenes como Malusi, a través de CARF, pinchando AQUÍ
En el mundo hay muchas diócesis pobres y sin recursos para poder formar a sus candidatos al sacerdocio, algo completamente vital para el desarrollo de la Iglesia. Y por ello, la ayuda de los católicos de todo el orbe provoca que la llama del Evangelio pueda seguir prendiendo en todos los rincones.
El caso de Malusi
Malusi Ncanana es uno de los miles de jóvenes llamados a entregar su vida a Cristo, y que lo puede hacer gracias a la intercesión de hermanos suyos de todo el mundo. Este sudafricano se forma en Roma, en el Colegio Sedes Sapientiae, para ser sacerdote. Ya ha sido ordenado diacono y en cuento reciba la ordenación sacerdotal volverá a su país para servir a sus vecinos.
Precisamente, ha podido ser enviado a Roma gracias a la Fundación CARF (Centro Académico Romano Fundación), que trabaja incansablemente para que no falten obreros en la mies. Como él, son miles los sacerdotes que han podido estudiar gracias a las becas de esta fundación, pues de otra manera sus diócesis no hubieran podido formarles.
Malusi no era católico, pero él mismo cuenta que en el año 2000 “todo cambió con la muerte de mi madre”. Su vida dio un vuelco total y acabó en una escuela católica, donde “pude conocer la Iglesia, y en particular a las monjas”.
"El Señor siempre me ha dado personas que me cuidaran"
Gracias a esta relación, este joven sudafricano se fue enamorando de la Iglesia y se convirtió en 2005, siendo posteriormente bautizado.
“Al mismo tiempo vi que el Señor siempre me ha dado personas que me cuidaran, que me indicaban el camino justo”, relata el ahora diacono a CARF.
Poco a poco, explica este joven, “después de rezar mucho, decidí, mejor dicho, no fui yo, fue el Señor quien me llamó para ser cura para dar mi vida a Él y a los demás”.
Proveniente de una diócesis muy pobre
En 2011 ingresó en el seminario en Sudáfrica y al año siguiente su obispo decidió enviarle a Roma. Y ha podido hacerlo gracias a la ayuda de católicos que no conoce y que probablemente nunca conozca. “Doy gracias a Dios y a todos ustedes, las personas que permiten que podamos estudiar aquí, que no es económico”, afirma.
“Vengo de una diócesis muy pobre y no es fácil estudiar en Roma pero con vuestra ayuda podemos estudiar aquí y tener una buena formación, una formación que me ayude en el futuro a llevar a Jesús al pueblo sudafricano porque en mi país hay muchas falsas verdades”, concluye el que en pocos meses será ordenado sacerdote.
La Fundación CARF
La Fundación CARF (Centro Académico Romano Fundación) se dedica principalmente a ayudar en la formación de jóvenes con vocación, muchos de los cuales no podrían hacerlo sin su ayuda.
“Trabajamos para que cuando regresen a sus diócesis, puedan transmitir, a través del ejercicio de su ministerio, toda la luz, ciencia y doctrina recibida”, afirman desde esta fundación
Además, “contribuye económicamente para que sacerdotes y seminaristas de todo el mundo reciban una sólida preparación tanto teológica, como humana y espiritual”.
Puede ayudar a otros jóvenes como Malusi, a través de CARF, pinchando AQUÍ
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