Francisco, en el Ángelus, propone una caridad «sin límites», pero que sea «atenta y concreta»
La mañana de este domingo 19 de febrero, el Papa Francisco ha pronunciado un nuevo comentario del Evangelio, recordando a los fieles la importancia de imitar "el desequilibrio" del amor de Dios a los hombres sin medida, renunciando a buscar la correspondencia o la falta de apertura a los demás por "exponernos demasiado y quedar decepcionados".
A lo largo del comentario, Francisco destacó lo "extraordinario" del amor de Cristo a los hombres. "Va más allá de los límites, supera los cálculos normales dictados por la prudencia" del hombre, explicó.
Así, mientras el amor humano tiende a "tenerlo todo en orden y bajo control", busca una "reciprocidad" que "corresponda a nuestras expectativas" y teme "no recibir o exponernos demasiado y quedar decepcionados", "el Señor advierte" frente a esta actitud.
"Preferimos solo amar a quien nos ama para evitar desilusiones, hacer el bien con quien es bueno con nosotros y ser generosos con quien puede devolvernos el favor y a quien nos trata mal respondemos con la misma moneda", observó Francisco.
Una actitud que "no es muy cristiana".
"Si Dios tuviera que seguir esta lógica, no tendríamos esperanza de la salvación. Pero por suerte, el amor de Dios es siempre extraordinario, va más allá de los criterios con que los humanos vivimos nuestras relaciones. Las palabras de Jesús nos desafían y mientras intentamos quedarnos en lo ordinario, Él nos pide abrirnos a lo extraordinario de un amor gratuito", destacó.
"Dios nos ama mientras somos pecadores, no porque seamos buenos o capaces de devolverle algo. El amor de Dios es un amor siempre en exceso".
En lugar de buscar "igualar el contador", Francisco invitó a seguir el llamado cristiano del "desequilibrio del amor". "Si Dios no se hubiera desequilibrado, nunca hubiéramos sido salvados. Ha sido el desequilibrio de la cruz el que nos ha salvado". Siguiendo la lógica humana, añadió, "no habría venido a buscarnos mientras estábamos perdidos ni abrazado la cruz por nosotros, que no lo merecíamos ni podíamos darle nada a cambio".
Citando el mensaje de San Pablo, en el que dice que “Dios demuestra su amor hacia nosotros en el hecho de que mientras éramos todavía pecadores, Cristo murió por nosotros”, el Pontífice incidió el "amor siempre en exceso" de Dios.
Un amor que no es fácil, pero es posible
“Así es, Dios nos ama mientras somos pecadores, no porque seamos buenos o capaces de devolverle algo. El amor de Dios es un amor siempre en exceso, siempre más allá de los cálculos, siempre desproporcionado. Hoy nos pide también a nosotros vivir de esta manera, porque solo así lo testimoniaremos de verdad".
Antes de concluir, Francisco propuso a los fieles salir de la lógica del provecho y no medir el amor en la balanza de los cálculos y de las conveniencias.
"Porque es este amor que lentamente transforma los conflictos, acorta las distancias, supera las enemistades y sana las heridas del odio. Entonces podemos preguntarnos: yo, en mi vida, ¿sigo la lógica del provecho o la de la gratuidad? El amor extraordinario de Cristo no es fácil, pero es posible, es posible porque Él mismo nos ayuda donándonos el Espíritu Santo, su amor sin medida", concluyó.
Tras el rezo del Ángelus, Francisco dirigió unas palabras de apoyo a los afectados por los terremotos de Siria y Turquía, de la guerra de Ucrania y de "tantos pueblos" que sufren por la pobreza, la guerra, la falta de libertad y las devastaciones, como las víctimas del ciclón de Nueva Zelanda.
"No olvidemos a los que sufren y hagamos que nuestra caridad sea atenta, concreta", expresó.