Ángelus: «Dios no nos abandona nunca, es una certeza que debemos tener siempre en el corazón»
Tras la celebración de la misa del Jubileo de las Personas Socialmente Excluidas, que tuvo lugar este domingo en la basílica de San Pedro, Francisco rezó el Angelus desde la ventana de su estudio, como cada domingo.
En sus palabras comentando el Evangelio del día, el Papa comentó la profecía de Jesucristo sobre la destrucción del templo: "Podemos imaginar el efecto de estas palabras sobre los discípulos de Jesús. Pero él no quiere ofender al templo sino hacerles entender a ellos y también a nosotros hoy, que las construcciones humanas, incluso las más sagradas, son pasajeras y no tenemos que poner en ellas nuestras seguridades".
"¡Cuántas presuntas certezas en nuestra vida pensábamos que eran definitivas y después se revelaron efímeras! De otra parte ¡cuántos problemas que parecían sin salida y después fueron superados!", continuó Francisco, quien recordó que Jesús "sabe que existen siempre quienes especulan sobre la necesidad que los hombres tienen de seguridades" y "pone en guardia de tantos falsos mesías que se presentarán".
"También hoy los hay", añadió, pero "no hay que aterrorizarse ni desorientarse por las guerras, revoluciones y calamidades, porque estas son también parte de la realidad de este mundo".
"La historia de la Iglesia es rica en ejemplos de personas que soportaron tribulaciones y sufrimientos terribles con serenidad, porque eran conscientes de estar fuertemente en las manos de Dios. Él es un padre fiel y atento que no abandona nunca a sus hijos. Nunca, y esta certeza debemos tenerla en nuestro corazón. Dios no nos abandona nunca", insistió Francisco.
Al recordar que este domingo se cerraban todas las puertas santas del mundo, salvo la de San Pedro, que lo hará el próximo domingo, el Papa afirmó que "el Año Santo nos ha llamado, de una parte, a tener fija la mirada hacia el cumplimiento del Reino de Dios, y de otra a construir el futuro sobre esta tierra, trabajando para evangelizar el presente, para realizar un tiempo de salvación para todos".
"Bajo la mirada misericordiosa del Señor se sucede la historia en su fluir incierto y en su entrelazarse del bien y del mal", concluyó: "Pero todo lo que sucede está conservado en Él, nuestra vida no se puede perder porque está en sus manos".
En sus palabras comentando el Evangelio del día, el Papa comentó la profecía de Jesucristo sobre la destrucción del templo: "Podemos imaginar el efecto de estas palabras sobre los discípulos de Jesús. Pero él no quiere ofender al templo sino hacerles entender a ellos y también a nosotros hoy, que las construcciones humanas, incluso las más sagradas, son pasajeras y no tenemos que poner en ellas nuestras seguridades".
"¡Cuántas presuntas certezas en nuestra vida pensábamos que eran definitivas y después se revelaron efímeras! De otra parte ¡cuántos problemas que parecían sin salida y después fueron superados!", continuó Francisco, quien recordó que Jesús "sabe que existen siempre quienes especulan sobre la necesidad que los hombres tienen de seguridades" y "pone en guardia de tantos falsos mesías que se presentarán".
"También hoy los hay", añadió, pero "no hay que aterrorizarse ni desorientarse por las guerras, revoluciones y calamidades, porque estas son también parte de la realidad de este mundo".
"La historia de la Iglesia es rica en ejemplos de personas que soportaron tribulaciones y sufrimientos terribles con serenidad, porque eran conscientes de estar fuertemente en las manos de Dios. Él es un padre fiel y atento que no abandona nunca a sus hijos. Nunca, y esta certeza debemos tenerla en nuestro corazón. Dios no nos abandona nunca", insistió Francisco.
Al recordar que este domingo se cerraban todas las puertas santas del mundo, salvo la de San Pedro, que lo hará el próximo domingo, el Papa afirmó que "el Año Santo nos ha llamado, de una parte, a tener fija la mirada hacia el cumplimiento del Reino de Dios, y de otra a construir el futuro sobre esta tierra, trabajando para evangelizar el presente, para realizar un tiempo de salvación para todos".
"Bajo la mirada misericordiosa del Señor se sucede la historia en su fluir incierto y en su entrelazarse del bien y del mal", concluyó: "Pero todo lo que sucede está conservado en Él, nuestra vida no se puede perder porque está en sus manos".
Comentarios