El Papa merienda con los discapacitados del centro romano fundado por El Arca de Jean Vanier

El Papa sigue queriendo dar ejemplo en el Año de Misericordia y este viernes decidió visitar el centro Il Chicco, de discapacitados mentales, personas muchas veces marginadas y que encuentran en estos centros de El Arca el amor y cariño que necesitan. Vatican Insider relata en esta pieza las actividades que Francisco realizó con ellos:

Una nueva escapada del Papa, para los «viernes de la misericordia». Hoy por la tarde, a las 17, informó un comunicado de la Sala de Prensa, Francisco visitó la comunidad «il Chicco». Es una asociación que pertenece a la gran familia de las Arcas (El Arca) fundada por Jean Vanier en 1964. Cuenta con presencia en 30 países de los cinco continentes y, con la asociación Fe y Luz, se dedica a las personas más débiles y marginadas de la sociedad.  

La comunidad del Chicco es la primera que nació en Italia. Fue fundada en 1981 y aloja en la actualidad a 18 personas con graves discapacidades mentales. Una segunda estructura se encuentra en Boloña y tal vez se abra una tercera en Cerdeña. La intuición de la que nacen estas «casas familia» es la de acoger a las personas con graves discapacidades para hacer que se sientan acogidas y protagonistas de sus vidas y de las que se ocupan de ellas. La idea principal del Arca es la de hacer un «elogio de la imperfección», es decir cobrar conciencia de que nadie puede ser discriminado por ninguna forma de discapacidad. Visitar estas casas permite descubrir que estas personas poseen una sensibilidad muy particular, llena de afecto y de búsqueda de amistad. 

Papa Francisco quiso ofrecer un signo más en contra la cultura del descarte. No se puede vivir sin amor, sin alegría y sin dignidad, y la falta de todo esto no es justificable, mucho menos en los casos de las personas con discapacidades mentales. Nadie puede permitirse discriminar según prejuicios que marginan y encierran en la soledad a familias y asociaciones. En la estructura de Ciampino hay dos casas familia (llamadas “hogares”): la Viña y el Olivo.

El Papa compartió la merienda con los discapacitados y con los voluntarios, escuchó las palabras simples de Nadia, Salvatore, Vittorio, Paolo, Maria Grazia, Danilo... Compartió con alegría y sencillez este momento familiar. También tuvo la oportunidad de visitar a los discapacitados más graves, dando muestras de profundo afecto y ternura; en particular para Armando y Fabio, que fueron de los primeros que llegaron a la estructura.

Según la intuición del fundador del Arca, los discapacitados deben llevar una vida también de trabajo manual, según las capacidades de cada uno. Por ello, Papa Francisco visitó el pequeño laboratorio artesanal en donde son creados pequeños objetos cotidianamente con los que los miembros del Chicco expresan su creatividad y fantasía.

Todos juntos, teniéndose las manos, rezaron en la pequeña capilla. El Papa abrazó a todos y se despidió más o menos a las 18.30. La comunidad del Chicco vive de pocos subsidios regionales y la mayor parte de la ayuda necesaria para la asistencia la deja a la Providencia. El Papa, además de una suma como aporte personal, se presentó con pastas y fruta (cerezas y duraznos), que fueron recibidas con un enorme aplauso y con alegría.  

Francisco expresó con esta visita uno de los puntos más importantes de su Pontificado: la atención a los más simples y débiles. Un gesto para recordar que se puede vivir concretamente el Año de la misericordia. Según los cálculos oficiales del Año santo, han visitado Roma hasta el pasado 12 de mayo más de 7 millones de peregrinos que han participado en los eventos jubilares.

El de hoy fue el quinto signo de misericordia del Papa durante el Jubileo: en enero visitó la casa de reposo para ancianos y enfermos en estado vegetativo; en febrero fue a la comunidad de toxicodependientes de Castelgandolfo; en marzo conoció el centro de acogida (CARA) para prófugos en Castelnuovo di Porto; en abril fue su visita a la isla griega de Lesbos.