El Santo Padre pone rumbo a Sudán del Sur: mucha violencia y pobreza... y un 50% de católicos
El Papa, a los obispos de RD Congo: «Derriben los altares consagrados al dinero y a la corrupción»
El viaje del Papa Francisco a RD Congo llega a su fin. Este viernes tres de febrero, en la última jornada en el país africano, el Pontífice se reunió en la sede de la Conferencia Episcopal Nacional con los obispos del país. El Santo Padre quiso definir cuál debe ser el papel del pastor y a dónde tiene que mirar siempre.
"Como Iglesia necesitamos respirar el aire puro del Evangelio, expulsar el aire contaminado de la mundanidad y custodiar el corazón joven de la fe. Así imagino a la Iglesia africana y así veo a esta Iglesia congoleña, una Iglesia joven, dinámica, alegre, animada por el anhelo misionero, por el anuncio de que Dios nos ama y de que Jesús es el Señor", comenzó diciendo el Papa.
No ser autosuficientes
"Por desgracia, sé bien que la comunidad cristiana de esta tierra tiene también otra fisonomía. En efecto, vuestro rostro joven, luminoso y hermoso está surcado por el dolor y la fatiga, marcado a veces por el miedo y el desaliento. Es el rostro de una Iglesia que sufre por su pueblo, es un corazón en el que palpita intensamente la vida de la gente con sus alegrías y tribulaciones. Es una Iglesia signo visible de Cristo que, aún hoy, es rechazado, condenado y despreciado", añadió.
Sobre cómo robustecer la vocación a la que fueron llamados los obispos, el Papa dio algunas claves. "Es importante estar cimentados en esta cercanía del Señor, 'estructurarnos en la oración', estando horas delante de Él. Sólo así se acerca al Buen Pastor el pueblo que nos ha
encomendado y sólo así nos convertiremos verdaderamente en pastores, pues nosotros, sin Él, no podemos hacer nada", expresó.
"Como Iglesia necesitamos respirar el aire puro del Evangelio, expulsar el aire contaminado de la mundanidad y custodiar el corazón joven de la fe".
"Que no vaya a suceder que nos creamos autosuficientes, mucho menos que se vea en el
episcopado la posibilidad de escalar posiciones sociales y de ejercitar el poder. ¡Ese feo espíritu del carrerismo! Y, sobre todo, que no entre el espíritu de la mundanidad", aconsejó Francisco.
El Papa señaló la importancia de estar siempre pegados a la realidad. "El anuncio del Evangelio, la animación de la vida pastoral y la guía del pueblo no pueden resolverse con principios distantes de la realidad de la vida cotidiana, sino que deben tocar las heridas y comunicar la cercanía divina", comentó.
"Si cultivamos la cercanía con Dios, nos sentimos impulsados hacia el pueblo y
sentiremos siempre compasión por aquellos que nos son confiados. Esa actitud de la compasión que no es un sentimiento", expresó.
Fuerza incontenible
En este punto, el Papa volvió a llamar a desinstalarse. "No podemos retener sólo para nosotros la Palabra de Dios, no podemos contener su fuerza; es un fuego, un fuego que quema nuestra apatía y enciende en nosotros el deseo de iluminar a quien está en la oscuridad. La Palabra de Dios es un fuego que quema por dentro y que nos empuja a salir. Esta es nuestra identidad episcopal: encendidos por el fuego de la Palabra de Dios, en salida hacia el Pueblo de Dios, con celo apostólico", afirmó.
"Están llamados a seguir alzando su voz profética, para que las conciencias se sientan interpeladas y cada uno pueda ser protagonista y responsable de un futuro diferente. Por tanto, es necesario arrancar las plantas venenosas del odio y el egoísmo, del rencor y la violencia; derribar los altares consagrados al dinero y a la corrupción; edificar una convivencia fundada en la justicia, la verdad y la paz; y finalmente, plantar semillas de renovación, para que el Congo del mañana sea verdaderamente el que el Señor sueña, una tierra bendecida y feliz, ya no más maltratada, oprimida ni ensangrentada", expresó Francisco ante los obispos.
El Papa animó a los obispos a cumplir fielmente su tarea. "La profecía cristiana se encarna en muchas acciones políticas y sociales, pero la tarea de los obispos y de los pastores en general no es esta. Es más bien la del anuncio de la Palabra para despertar las conciencias, para denunciar el mal, para alentar a los que están abatidos y sin esperanza", señaló.
"Es un anuncio hecho no sólo con palabras, sino con cercanía y testimonio: cercanía, ante todo, con los sacerdotes (los sacerdotes son el primer prójimo de un Obispo: cercanía a los sacerdotes), escucha de los agentes pastorales, apoyo al espíritu sinodal para trabajar juntos. Y testimonio, porque los pastores, primero y en todo, deben ser creíbles, y en particular al cultivar la comunión, en la vida moral y en la administración de los bienes", expresó.
Tras el encuentro con los obispos, el Santo Padre se dirigió al Aeropuerto Internacional de N'djili de Kinshasa. Allí tuvo lugar la ceremonia de despedida. El Papa fue recibido por el Presidente de la República, Felix Tshisekedi Tshilombo, en un encuentro privado.
Al dejar suelo congoleño, el Pontífice envió un telegrama dirigido al presidente del país: "Con la seguridad de mis oraciones, invoco sobre la nación las bendiciones divinas de paz, alegría y prosperidad".
Francisco visitará Sudán del Sur hasta el 6 de febrero, en una peregrinación ecuménica de paz junto al Arzobispo de Canterbury, Justin Welby y al Moderador de la Asamblea General de la Iglesia de Escocia, el Pastor Ian Greenshields.