Sábado, 21 de diciembre de 2024

Religión en Libertad

El soberano que graciosamente nos gobierna


por Angela Pellicciari

Opinión

[Nota de ReL: La autora se refiere en este artículo a la situación italiana, donde Giuseppe Conte gobierna con poderes excepcionales (de forma similar a Pedro Sánchez y a otros países que han suspendido derechos constitucionales) y ha dejado las misas fuera de las primeras fases del desconfinamiento (a diferencia en esto de España), suscitando la protesta de la conferencia episcopal.]

Todo poder viene de lo Alto, dice Jesús. Las monarquías católicas gobernaron siempre en el convencimiento de la verdad de este principio. En la conciencia de que, aun sin recibir la aprobación explícita de los distintos órdenes sociales, la ley aplicable estaba profundamente escrita en el corazón y en la mente de todos: el monarca absoluto debía cumplir absolutamente la ley eterna dictada por Dios.

Luego vino la fase de las monarquías constitucionales y, a continuación, la de las repúblicas. En éstas nunca ha habido nada absoluto: todo se remite al consenso, a la mayoría de los votos en el Parlamento... salvo el respeto, allí donde se cumplan, de las normas establecidas por la constitución.

¿Y qué pasa hoy? ¿Hemos regresado a una autoridad querida por el Cielo, o que legisla con el poder de los Cielos? ¡Jamás! ¡No hemos caído tan bajo! ¡Somos modernos! El señorito [Giuseppe Conte, presidente del Gobierno italiano] que se deja ver caminando con la americana desabrochada, con gestos sencillos y casi familiares, que nos hace felices explicando a las redes uniformizadas que los resultados alcanzados [en el control de la pandemia] se deben a que hemos sido valientes, y no solo a que él garantizó brillantemente nuestro presente (y, ¿por qué no?, también nuestro futuro)... este señorito no fue escogido por Dios para guiar a nuestra nación. A menos que Dios escoja a alguien que considera la fe como una opción que vale menos que el tabaco. Que equipara los sacramentos con la nada. Que ni siquiera respeta siquiera la pietas hacia los difuntos que caracteriza nuestra cultura desde la época de la res publica romana.

¿Es el señorito un primer ministro constitucional? Ni siquiera eso, vistas las veces que taimadamente olvida la Constitución. Por no mencionar a esos científicos elegidos por él para ayudarle en el difícil arte de gobernar sin Parlamento, que sugieren con insistencia que sí, que hay que ayudar a los ancianos a distinguir lo que está bien de lo que está mal, naturalmente para bien de ellos. ¿Acaso Dios no actúa de la misma forma? Así pues, que los ancianos se queden en casa. El aire no es para ellos. La vida no es para ellos. Ya han vivido bastante. ¡Que piensen, encerrados en su casa! ¡Que mediten bien la carga que suponen para quien les tiene que pagar las pensiones y para quien tiene que atenderles cuando se ponen enfermos! ¡Que reflexionen y finalmente aprovechen la oportunidad que se les va a ofrecer a todos -un principio radicalmente democrático- de acudir libremente a la eutanasia!

Pero, en este caso, el señorito ha sabido resistir con coraje a los científicos elegidos por él mismo para gobernar. Con mucha sabiduría, se ha opuesto a una norma inconstitucional que distingue entre quien tiene más de sesenta años y quien tiene menos. Un viejo caballo de batalla de Beppe Grillo, como alguno recordará. [Nota de ReL: el fundador del Movimiento 5 Stelle, que apoya al gobierno de Conte, sugirió en otoño quitar a los ancianos el derecho a voto.]

Olvidada la fe judeo-cristiana que ve en Abrahán al primer patriarca (Sara concibió a Isaac a los 90 años, cuando “su señor” tenía 100), olvidado también Moisés (enviado por Dios a Egipto a liberar al pueblo de la esclavitud cuando contaba 80 años), olvidadas diversas normas constitucionales, ¿a quién apela, quién es el Padre del señorito que tan cortésmente se apresura a recordarnos lo bien que gobierna?

¿De quién nos hemos convertido en súbditos (por nuestro bien), tras rechazarse la convocatoria de elecciones porque seguramente el pueblo habría preferido que gobernase el centro-derecha? ¿A qué obediencias científicas se nos pide servir?

Publicado en La Nuova Bussola Quotidiana.

Angela Pellicciari es historiadora y autora de La verdad sobre Lutero y Una historia de la Iglesia.

Traducción de Carmelo López-Arias.

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