Sábado, 21 de diciembre de 2024

Religión en Libertad

Skolae y la paradoja de la igualdad


por Ignacio del Villar

Opinión

Uno de los pilares del programa Skolae, que el gobierno de Navarra ya ha impuesto en un centenar de colegios sin apenas informar y sin el permiso de numerosos padres, es que “las sociedades instruyen a niños y niñas para que se apropien, entre otros, de los comportamientos considerados apropiados para cada sexo”. Todo esto “perpetúa el uso del poder y la dominación sobre las mujeres”. Luego se comentan casos concretos. Por ejemplo, “las elecciones de las profesiones de los alumnos y alumnas están marcadas por estereotipos de género”, lo que se traduce en que “los chicos eligen mayormente formaciones cientificotécnicas y las chicas opciones relacionadas con las ciencias sociales y humanas”.

¿Es verdad esto que sostiene Skolae?

La paradoja de la igualdad, así se titula un vídeo-reportaje del año 2010 sobre la aplicación de políticas de igualdad de género en Noruega. Se trata del tercer país del mundo con mayor igualdad de género (datos de 2017), y se suele presentar como un modelo a seguir por el resto de naciones. Así que cabría esperar que en sus centros de trabajo existiera paridad entre hombres y mujeres. Sin embargo, en las empresas de ingeniería se encuentra una mayor presencia masculina y en los hospitales y ambulatorios femenina. De hecho la desigualdad es mayor que en países donde no se aplican políticas igualitarias.

A pesar de este “fracaso”, algunos se empeñan en culpar a la sociedad, igual que en Skolae, porque supuestamente impone roles a los niños y a las niñas que desembocan en esta elección. Y es que uno de los sociólogos entrevistados en el vídeo-reportaje llega a afirmar que hombres y las mujeres solo se diferencian en el aparato reproductor.

El profesor Richard Lippa, de la Universidad de California (Estados Unidos), no opina igual. Encuestó a doscientas mil personas de 53 países de todo el mundo sobre sus intereses laborales y encontró grandes diferencias. Las mujeres prefieren actividades de contacto con gente y los hombres más de tipo ingenieril o mecánico.

Simon Baron Cohen, psicólogo y profesor de la Universidad de Cambridge, tampoco opina que mujeres y hombres se diferencien solo en el aparato reproductor. Ha encontrado diferencias innatas en niños y niñas. En el primer día de vida de una serie de recién nacidos, al ponerles delante un objeto mecánico y una cara, las niñas se fijaban más en la cara y los niños más en el objeto mecánico. Después averiguó que esto se debe a que hombres y mujeres producen cantidades diferentes de hormonas. En el caso de la testosterona, la presencia de esta hormona en un hombre es típicamente el doble que en una mujer. Así que decidió examinar los niveles de testosterona en una serie de individuos desde su nacimiento hasta los 8 años, lo que le permitió descubrir que el patrón de intereses depende del nivel de testosterona (las niñas con nivel más alto tienen mayor interés por juguetes típicamente masculinos).

También se sabe que los niños y niñas de 9 meses eligen juguetes diferentes, de acuerdo con un experimento que hizo Trond Diseth, profesor de psiquiatría infantil de la Universidad de Oslo.

Además, Anne Campbell, profesora de psicología evolutiva de la Universidad de Durham, afirma que nuestros antecesores juegan un papel en el comportamiento de la generación actual. En el pasado las mujeres se han dedicado más a dar a luz, a la crianza y a mantener buenas relaciones con su entorno. De ahí que el sexo femenino muestre mayor predisposición hacia actividades sociales. Lo anterior concuerda con que en situaciones de estrés las mujeres suelan preferir estar acompañadas, mientras que los hombres optan más por estar solos. De ahí el mayor interés por parte de los hombres en desempeñar tareas de tipo técnico, mientras que las mujeres se inclinan más por las de tipo social.

Entonces, si ya se sabe esto, ¿para qué obsesionarse con 50% de hombres y 50% de mujeres en cada trabajo? Creo que hay que apoyar más bien que cada cual desempeñe el trabajo que más les guste. Pero Skolae se empeña en que “la masculinidad y la feminidad son representaciones de los significados y de las características que cada sociedad asigna a hombres y mujeres”. Y en el programa podemos encontrar cosas como “inventar cuentos con bomberas, enfermeros, mujeres gruistas, etc.” o que “todas las criaturas juegan con todo”. ¡Pero si acabamos de ver que niños y niñas con un día de vida tiene preferencias diferentes! ¿Qué más pruebas hacen falta? No niego que la sociedad juegue su papel, pero no hay que olvidar la componente biológica, muy significativa e ignorada en Skolae, probablemente porque no le encaja con la ideología que tiene de fondo. Creo que hay que dejar a nuestros hijos que jueguen a lo que quieran y que se ilusionen con la profesión que más les guste. En el fondo hay que dejarles ser niños y niñas.

Publicado en Diario de Navarra.

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