¿Católicos y socialistas?
Ni un solo diputado izquierdista de los que se dicen católicos ha sido capaz de obedecer a Dios antes que a los hombres
por Pedro Trevijano
En mi artículo anterior «Sobre Cristianos para el Socialismo» se me ha hecho la siguiente observación: «Aunque no lo admita, su discurso es ideológico: no soporta el socialismo como una propuesta para organizar la sociedad civil ni que haya católicos socialistas. ¿Tendría usted la bondad de dedicar un artículo a exponer las razones religiosas por las cuales cree que un seguidor de Jesús puede ser militante de derechas, pero no de izquierdas?».
Me parece una pregunta educada y razonable ante la que voy a expresar mi opinión. En principio no veo dificultad en ser católico y socialista. Por ejemplo, hice mi tesis doctoral sobre «La esperanza en el pensamiento de Paul Ricoeur». Este señor, protestante y socialista francés, profundamente cristiano, falleció hace pocos años. La última noticia que tuve de él poco antes de su muerte fue que había recibido una alta condecoración pontificia. Si afirmase que en Inglaterra, Francia, Alemania, incluso Italia, no se puede ser católico y socialista creo que me mirarían como a un chiflado, a menos que en los últimos tiempos estos partidos se hayan dejado arrastrar por la ola de laicismo y relativismo que nos invade. En España mismo, pienso que Vázquez, el embajador en el Vaticano, socialista, es un señor indiscutiblemente católico.
El problema es, dado que tenemos un gobierno profundamente anticatólico (legislación sobre la familia, la cultura de la muerte, la EPC) y mentiroso (guerra de Afganistán, terrorismo, crisis económica): ¿se puede ser socialista zapaterista y católico? Es decir, ¿es compaginable la doctrina católica con la ideología zapaterista?
En mi artículo anterior «Sobre Cristianos para el Socialismo» dejaba que el propio Papa pusiese los criterios para distinguir las comunidades de base eclesiales y por tanto católicas, de las que no son eclesiales y por tanto no son ni tienen derecho a llamarse católicas. Aunque no me pronunciaba, sino que dejaba a la gente que expresase su opinión, para mí está claro que los Cristianos para el Socialismo, por lo menos los de mi ciudad de Logroño, no cumplen las condiciones que el Papa ponía en la Exhortación Apostólica «Evangelium Nuntiandi» para las comunidades eclesiales y por tanto no pueden llamarse católicas. Para ser católico hay que ser discípulo de Jesucristo y aceptar las verdades de fe contenidas principalmente, aunque no exclusivamente, en el Credo. Recuerdo que en Roma, en tiempos del Concilio, asistí a una conferencia del padre Congar O.P. Al final de ella, un oyente le embistió, creo que es la palabra adecuada, llamándole hereje. Congar le respondió: «Dime qué verdad de fe he minusvalorado».
Los Cristianos Socialistas de mi ciudad, tras declararse «responsablemente integrados en el PSOE» afirman: «El único punto incontrovertible, absoluto, indiscutible, y, si se quiere dogmático, del mensaje cristiano es el mandamiento de la caritas, del amor fraterno. Y vemos en el PSOE, con mucha mayor nitidez que en ninguna otra fuerza política, la voluntad de caminar y actuar en esa dirección». En pocas palabras no es que se minusvalore alguna verdad de fe, sino todas, lo que no deja de tener su mérito. Y que no es un lapsus, son los ataques que he recibido estos días por sostener que quien no defienda la Trinidad y la divinidad de Jesucristo no es que no sea católico, sino ni siquiera cristiano, que es lo que afirma el Consejo Ecuménico de las Iglesias, que, supongo, tiene algo que decir en este aspecto. Y en cuanto al amor fraterno, creo que el mandamiento principal es el del amor a Dios, al prójimo y a mí mismo, pero desconfío del amor que prescinde de Dios. Defender a la vez el amor fraterno y que el aborto es un derecho, me parece faltar a las más elementales reglas del sentido común.
Y en cuanto a la última parte de la pregunta: ¿puede un militante de derechas ser seguidor de Jesús? No me hago ilusiones y me doy cuenta que sólo un número reducido de diputados y senadores del PP son de verdad católicos. Por supuesto no Cospedal ni Soraya. Pero hay una diferencia para mí muy importante entre ambos partidos: de momento el PP no ha tenido que decir a sus diputados, como ha hecho el PSOE con la ley del aborto, que tienen que votar una ley anticristiana y que no les admite la objeción de conciencia. Hasta ahí no ha llegado el PP. Y lo que me ha parecido fatal es que ni un solo diputado izquierdista de los que se dicen católicos ha sido capaz de obedecer a Dios antes que a los hombres, contra lo que nos manda Hechos 4,19 y 5,29: «Es preciso obedecer a Dios antes que a los hombres».
En pocas palabras, se puede ser católico tanto si uno es de derechas como de izquierdas. Pero tengo que cumplir dos condiciones: aceptar las verdades de fe y estar dispuesto a obedecer a Dios antes que a los hombres.
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