Lunes, 23 de diciembre de 2024

Religión en Libertad

¿Qué es la ley moral natural?


La ley natural es la expresión y la reflexión moral de la humanidad sobre sí misma, sobre su vocación y sobre el significado de su existencia, así como la fuente de todo derecho positivo.

por Pedro Trevijano

Opinión

La ley moral natural es esa disposición presente en el hombre por la que éste puede fundamentalmente conocer lo que se le pide para su autorrealización. Dios ha creado al hombre confiriéndole la dignidad de una persona dotada de iniciativa y del dominio de sus actos. «Dios ha querido dejar al hombre en manos de su propia decisión para que así busque espontáneamente a su Creador y, adhiriéndose libremente a Éste, alcance la plena y bienaventurada perfección» (Gaudium et Spes 17).

Pero no olvidemos que el hombre es una indisoluble unidad de naturaleza y libertad, puesto que la libertad se encarna en una naturaleza que asume e intenta perfeccionar, mientras que la naturaleza condiciona la libertad y le indica su ámbito. Mi cuerpo, por ejemplo, limita y condiciona mi libertad, pero también es el instrumento que me permite superar mi propio ámbito y relacionarme con los demás.

La ley moral natural se funda en la exigencia que obliga al hombre a actuar conforme a su naturaleza racional, exigencia que se actúa por medio del juicio de la conciencia. En un sentido más secundario y derivado la ley natural se presenta también como una ley formulada. La ley natural es la expresión y la reflexión moral de la humanidad sobre sí misma, sobre su vocación y sobre el significado de su existencia, así como la fuente de todo derecho positivo. Intenta favorecer la promoción y el desarrollo de los valores y derechos humanos, lo que lleva consigo derechos y obligaciones a los que llamamos ley moral natural o derecho natural, estando la diferencia entre los dos conceptos en que la ley moral se refiere tanto al aspecto interno como externo del acto, y el derecho natural sólo al aspecto externo.

Al formular la ley natural, es indudable que hay un precepto fundamental del que surgen todos los demás, que es: «Hay que hacer el bien y evitar el mal». El bien de la persona humana es el que determina lo que debe hacerse u omitirse. Es bueno, y debe por tanto llevarse a cabo, lo que responde y sirve al bien personal del hombre, lo que desarrolla su ser y le permite ser más y mejor hombre. Y a la inversa, es moralmente negativo y no debe por tanto hacerse, sino omitirse, todo cuanto resulta nocivo para el bien de la persona, lo que obstaculiza, retrasa o impide su desarrollo. «Es necesario que el hombre entre en sí mismo para descubrir las normas fundamentales de la ley moral natural que Dios ha inscrito en su corazón» (Caritas in veritate nº 68). «En cambio, si los derechos del hombre se fundamentan sólo en las deliberaciones de una asamblea de ciudadanos, pueden ser cambiados en cualquier momento» (Caritas in veritate nº 43). Pero como la ley moral natural afecta a los actos humanos, hay que evitar la alternativa entre formulaciones demasiado vagas, que vacían a la ley natural de todo contenido concreto, y precisiones excesivas, que pueden hacer pasar por ley natural las normas éticas de un ambiente cultural particular.

La doctrina de la ley natural afirma un orden moral objetivo y excluye por tanto el positivismo jurídico, que defiende que todo el orden no sólo jurídico, sino incluso ético es sólo una emanación del derecho positivo o de los usos y costumbres del pueblo, el relativismo y el subjetivismo. Lo propio de la ley natural y su afirmación fundamental es que el bien y el mal morales son realidades objetivas, no creando ni decidiendo el ser humano lo que es verdaderamente bueno o malo en el orden moral objetivo. El derecho positivo no otorga y da, sino que reconoce derechos preexistentes, que tiene ya la persona en virtud de su dignidad humana, y que se especifican en derechos inalienables. El derecho natural es la fundamentación última del derecho positivo y consiguientemente es la base de los derechos del individuo y de los grupos frente al poder político, siendo por tanto una barrera frente al totalitarismo y al positivismo jurídico, para quienes los derechos dimanan del Estado. Con el derecho natural lo que se busca es, ante todo, la formulación de principios jurídicos que puedan ser válidos siempre y en todas partes, realizando concretamente la encarna¬ción de valores como la justicia, la libertad o la solidaridad.

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