Señor Rajoy: tras escoger el deshonor, perderá Vd. las elecciones
¿Cómo voy a poder votar a un individuo como Rajoy, que estando en su mano parar la matanza, o al menos reducirla sensiblemente, no hace nada para evitarlo? En el mejor de los casos es una cooperación pasiva con el crimen.
por Pedro Trevijano
En septiembre de 1938, en la Conferencia de Munich, el primer ministro inglés, Chamberlain, y el francés Daladier, cedieron ante la presión de Hitler y le entregaron la región de los Sudetes, que pertenecía a Checoeslovaquia. Fueron recibidos triunfalmente en sus países, y tan solo Winston Churchill declaró: “Señor Primer Ministro, habéis podido escoger entre el deshonor y la guerra. Habéis escogido el deshonor y tendréis también la guerra".
Estos días se nos está diciendo que, pese a la clarísima promesa electoral de combatir el aborto y ayudar a las madres necesitadas, Vd. ha decidido o está a punto de decidir que la legislación sobre el aborto no se toca y que Vd. no piensa cumplir un compromiso electoral que, entre otros, le llevó a la mayoría absoluta.
En efecto el Programa electoral del Partido Popular, dentro del capítulo “Comprometidos con el bienestar” y dentro del epígrafe “La familia, primera sociedad del bienestar”, en su página 108 afirma: “La maternidad debe estar protegida y apoyada. Promoveremos una ley de protección de la maternidad con medidas de apoyo a las mujeres embarazadas, especialmente a las que se encuentran en situaciones de dificultad. Impulsaremos redes de apoyo a la maternidad. Cambiaremos el modelo de la actual regulación sobre el aborto para reforzar la protección del derecho a la vida, así como de las menores”.
Pero, ¿tan importante es este compromiso? El derecho a la vida, reconocido por la Declaración Universal de Derechos Humanos de la ONU de 1948, en su artículo 3: “Todo individuo tiene derecho a la vida”, no es un derecho más, sino la base y el fundamento de los demás derechos. Una mayoría invocada para limitar el derecho a la vida, el de los seres humanos antes de su nacimiento, precisamente cuando son más vulnerables e indefensos, no es una democracia, sino una pesadilla totalitaria. La Declaración de Derechos Humanos surgió para evitar horrores como los realizados por los nazis y a fin de proteger en el futuro la dignidad humana, dignidad que, por supuesto, no se protege con el crimen horrible del aborto (Concilio Vaticano II, Gaudium et Spes, nº 51), crimen que degrada la civilización y deshonra a sus autores (cf. GS nº 27).
Ustedes, señores del PP, están convencidos de que seguiremos votándoles, hagan lo que hagan, porque los demás, PSOE, PNV, CIU, Izquierda Unida, Podemos, y alguno que me olvido, son peores. Tienen Vds, razón en esto, pero no puedo por menos de recordar que en la película Vencedores y Vencidos, sobre los jueces nazis, hay un gran diálogo entre el juez alemán y Spencer Tracy, que hace de juez americano. El juez alemán le dice al americanos: “Nunca creí que se pudiese llegar a lo que se llegó”, a lo que Spencer Tracy responde: “El día que Vd.condenó a muerte a un inocente, ese día llegó Vd. a eso”. ¿Cómo voy a poder votar a un individuo como Rajoy, que estando en su mano parar la matanza, o al menos reducirla sensiblemente, no hace nada para evitarlo? En el mejor de los casos es una cooperación pasiva con el crimen.
Por ello, y volviendo al inicio del artículo, señor Rajoy, ha escogido Vd. el deshonor del crimen del aborto para ganar las elecciones. Después de haber preferido el deshonor, es más que posible que también pierda las elecciones, porque desde luego yo no le votaré, y me supongo que muchos católicos, y el voto católico es importante, tampoco. Supongo además que le quedará el recuerdo de tantas vidas inocentes que podrían estar vivas, de haber sido Vd. un poco más coherente con los principios que hicieron que tanta gente le votase con ilusión. Todavía, pero no ya por mucho tiempo, puede detenerse el genocidio que hasta ahora Vd. no ha querido impedir.
Estos días se nos está diciendo que, pese a la clarísima promesa electoral de combatir el aborto y ayudar a las madres necesitadas, Vd. ha decidido o está a punto de decidir que la legislación sobre el aborto no se toca y que Vd. no piensa cumplir un compromiso electoral que, entre otros, le llevó a la mayoría absoluta.
En efecto el Programa electoral del Partido Popular, dentro del capítulo “Comprometidos con el bienestar” y dentro del epígrafe “La familia, primera sociedad del bienestar”, en su página 108 afirma: “La maternidad debe estar protegida y apoyada. Promoveremos una ley de protección de la maternidad con medidas de apoyo a las mujeres embarazadas, especialmente a las que se encuentran en situaciones de dificultad. Impulsaremos redes de apoyo a la maternidad. Cambiaremos el modelo de la actual regulación sobre el aborto para reforzar la protección del derecho a la vida, así como de las menores”.
Pero, ¿tan importante es este compromiso? El derecho a la vida, reconocido por la Declaración Universal de Derechos Humanos de la ONU de 1948, en su artículo 3: “Todo individuo tiene derecho a la vida”, no es un derecho más, sino la base y el fundamento de los demás derechos. Una mayoría invocada para limitar el derecho a la vida, el de los seres humanos antes de su nacimiento, precisamente cuando son más vulnerables e indefensos, no es una democracia, sino una pesadilla totalitaria. La Declaración de Derechos Humanos surgió para evitar horrores como los realizados por los nazis y a fin de proteger en el futuro la dignidad humana, dignidad que, por supuesto, no se protege con el crimen horrible del aborto (Concilio Vaticano II, Gaudium et Spes, nº 51), crimen que degrada la civilización y deshonra a sus autores (cf. GS nº 27).
Ustedes, señores del PP, están convencidos de que seguiremos votándoles, hagan lo que hagan, porque los demás, PSOE, PNV, CIU, Izquierda Unida, Podemos, y alguno que me olvido, son peores. Tienen Vds, razón en esto, pero no puedo por menos de recordar que en la película Vencedores y Vencidos, sobre los jueces nazis, hay un gran diálogo entre el juez alemán y Spencer Tracy, que hace de juez americano. El juez alemán le dice al americanos: “Nunca creí que se pudiese llegar a lo que se llegó”, a lo que Spencer Tracy responde: “El día que Vd.condenó a muerte a un inocente, ese día llegó Vd. a eso”. ¿Cómo voy a poder votar a un individuo como Rajoy, que estando en su mano parar la matanza, o al menos reducirla sensiblemente, no hace nada para evitarlo? En el mejor de los casos es una cooperación pasiva con el crimen.
Por ello, y volviendo al inicio del artículo, señor Rajoy, ha escogido Vd. el deshonor del crimen del aborto para ganar las elecciones. Después de haber preferido el deshonor, es más que posible que también pierda las elecciones, porque desde luego yo no le votaré, y me supongo que muchos católicos, y el voto católico es importante, tampoco. Supongo además que le quedará el recuerdo de tantas vidas inocentes que podrían estar vivas, de haber sido Vd. un poco más coherente con los principios que hicieron que tanta gente le votase con ilusión. Todavía, pero no ya por mucho tiempo, puede detenerse el genocidio que hasta ahora Vd. no ha querido impedir.
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