Domingo, 22 de diciembre de 2024

Religión en Libertad

La izquierda, a favor del crimen


Me alegra profundamente que los médicos con principios éticos, que supongo son la gran mayoría, empiecen a reaccionar.

por Pedro Trevijano

Opinión

Con motivo de la Ley del Aborto que pretende poner el Partido Popular, toda la Izquierda ha salido en tromba contra ella, y se nos ha dicho que lo primero que harán cuando vuelvan al Gobierno es reimplantar la Ley anterior.

A mí la Ley del PP no me gusta, pero voy a comentar la Ley llamada de Salud Sexual y Reproductiva y de Interrupción Voluntaria del Embarazo del 3 de Marzo del 2010.

Esta Ley todavía en vigor, y de la que se nos ha dicho que, en cuanto vuelvan al gobierno, será reinstaurada, está escrita en un lenguaje muy hábil y mentiroso. En el Preámbulo leemos: “La Ley parte de la convicción, avalada por el mejor conocimiento científico, de que una educación afectivo sexual y reproductiva adecuada, el acceso universal a prácticas clínicas efectivas de planificación de la reproducción, mediante la incorporación de anticonceptivos de la última generación… es el modo más efectivo de prevenir, especialmente en personas jóvenes, las infecciones de transmisión sexual, los embarazos no deseados y los abortos”. Se me ocurren dos preguntas: ¿desde cuando las píldoras evitan las enfermedades de transmisión sexual?; ¿no resulta extraño que los anticonceptivos de la última generación, como son la píldora del día después y la RU 486, que son abortivas, sirvan para prevenir abortos? Porque un aborto no se previene haciéndolo.

Otra mentira: la Ley defiende los derechos del feto. Leemos en ella: “busca garantizar y proteger adecuadamente los derechos e intereses en presencia, de la mujer y de la vida prenatal” (Preámbulo I); “Abogan por una regulación de la interrupción voluntaria del embarazo presidida por la claridad en donde queden adecuadamente garantizadas tanto la autonomía de las mujeres, como la eficaz protección de la vida prenatal como bien jurídico” (Preámbulo II); “La vida prenatal es un bien jurídico merecedor de protección que el legislador debe hacer eficaz” (Preámbulo II). Pero todo esto no vale nada, salvo para engañar a algún incauto como aquella persona que me dijo: “He leído la Ley y está a favor de la vida”, porque el artículo 3 párrafo 2 nos dice: “Se reconoce el derecho a la maternidad libremente decidida”, con lo que sobra todo lo anterior.

Otra canallada totalitaria:

“Artículo 8. Formación de profesionales de la salud.

La formación de profesionales de la salud se abordará con perspectiva de género e incluirá:

b) La formación de profesionales en salud sexual y salud reproductiva, incluida la práctica de la interrupción del embarazo”. En pocas palabras, dado que la formación de un profesional de la salud supone la realización de abortos, la carrera de Medicina y la de Enfermería quedan vetadas a los estudiantes católicos. Exactamente lo mismo que en Cuba.

Hemos encontrado en ese artículo las palabras “perspectiva de género”, que también encontramos en el artículo 5, que dice así: “Objetivos de la actuación de los poderes públicos. Los poderes públicos en el desarrollo de sus políticas sanitarias, educativas y sociales garantizarán: e) La educación sanitaria integral y con perspectiva de género sobre salud sexual y salud reproductiva”. Como sabemos la perspectiva de género supone la aberración y estupidez que yo puedo cambiar de sexo cuantas veces quiera: “Una no nace mujer, la hacen mujer”(Simone de Beauvoir), el fin de la sexualidad es el placer y toda forma de relación sexual salvo el matrimonio que supone el dominio de la mujer por el hombre, es buena. Incluso la pedofilia tiene sus partidarios, eso sí llamándola educación sexual interactiva y libre de tabús.

Tampoco se respeta suficientemente la objeción de conciencia, a la que solo pueden acogerse “los profesionales sanitarios directamente implicados” (Preámbulo II). ¿Qué pasa con toda la gente a la que se obliga a colaborar en la realización de abortos, sin poder seguir su conciencia?

Cuando estaba escribiendo estas líneas me he encontrado con el Manifiesto de los profesionales de la Plataforma Batas Blancas por la Ciencia recordando que el aborto no es un acto médico y el juramento hipocrático de defensa de la vida. Me alegra profundamente que los médicos con principios éticos, que supongo son la gran mayoría, empiecen a reaccionar.

Creo que comprenderán el por qué haré todo lo posible para que socialistas y comunistas estén lejos del poder en España. Y eso que no he hablado de la Ley de Eutanasia, que si nos llega, correremos el mismo peligro de ser asesinados en el hospital que los ancianos belgas y holandeses.
 

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