«Cásate y sé sumisa» y la libertad de expresión
En cuanto al PP, pertenezco a esos cientos de miles de católicos que vamos a ser exvotantes del PP, hartos de que no defiende los valores humanos ni cristianos. Da la impresión que intentan echarnos del Partido a los católicos. Una de las responsables de ello es la ministra de Sanidad, doña Ana Mato, que lleva dos años en el cargo y no ha movido un dedo para evitar ese crimen horrible que es el aborto (Concilio Vaticano II, Gaudium et Spes nº 51).
por Pedro Trevijano
He leído esta noticia en varios medios, entre ellos en Religión en Libertad: “la Ministra española de Sanidad e Igualdad, Ana Mato, se ha sumado a las voces que desde el PP, el PSOE, IU, feministas, laicistas y la Junta de Andalucía han pedido a la editorial Nuevo Inicio que retiren el libro “Cásate y sé sumisa” de la periodista italiana católica Costanza Miriano”. Todos estos grupos, salvo en principio el PP, son contrarios a la Iglesia.
¿Qué pensar de ello? A lo largo de mi vida me he tropezado varias veces con la estupidez, otras veces con la maldad y, en otras ocasiones con ambas a la vez, de la gente. Aun recuerdo cuando Gironella publicó “Los cipreses creen en Dios”, leí una crítica que empezaba. “No he leído el libro”, y luego seguían tres páginas atacando a Gironella. Recuerdo también que en otra ocasión, ante un documento de la Conferencia Episcopal, publicado a las once de la mañana, un político bastante conocido dijo a las once y veinte (a mí me costó leerlo bastante más de una hora y soy de lectura rápida) dijo: “Este documento demuestra la falta de democracia de los obispos”. Y es que hay gente que ante un micrófono en la boca no sabe callarse o decir sencillamente: “acaba de salir, ni yo, ni ninguno de mis asesores ha tenido tiempo de leerlo”. Por cierto, es bastante infrecuente que un político ante una pregunta conteste: “De lo que Vd. pregunta, no tengo ni idea” .
En otra ocasión me encontré con una falsificación descarada de lo que decía el libro. A la autora de la crítica la llamé fina, pero claramente, mentirosa y tonta.
Tras esta presentación, volvamos al libro. Como mínimo, resulta curioso que los que pretenden la retirada del libro, hablen del título y de los contenidos, como si no supieran que un título ha de ser impactante, si quieres que el libro se venda. En cuanto a los contenidos hablan de ellos en general, pero sin citar textos concretos y da la impresión que no se han molestado en leer el libro, porque hubiesen sido mucho más concretos o se hubiesen callado. Por mi parte lo he leído y lo he subrayado, en las cosas que me han gustado y en las que no me han gustado tanto. Por si acaso, empiezo por decir, que no es políticamente correcto, y en buena parte por ello, estoy mucho más a favor que en contra. Por de pronto su tesis central sobre el matrimonio viene a coincidir con lo que digo a dos novios que están a punto de casarse: aunque todos deseamos la felicidad, solamente la conseguiréis, si vais al matrimonio con el propósito de que vuestro cónyuge sea feliz y procurad no casaros con nadie que no lleve la misma intención. Sólo si yo busco la felicidad del otro, y el otro la mía, y además Dios está presente en ese matrimonio las posibilidades de que esa unión funcione bien, son elevadas. Es cierto que insiste en la sumisión, pero la entiende no como imposición, sino como donación espontánea de uno mismo, que se hace por amor. Literalmente: “Renuncio a mi egoísmo por ti”.
Y ahora voy a explicar qué es lo políticamente correcto y por qué este libro no lo es. En esta cuestión lo políticamente correcto es, según lo que opinan todos los Partidos que han pedido la retirada del libro, menos el PP, y de ése voy a hablar aparte, es lo que contiene la Ley Orgánica 2/2010, de 3 de Marzo de Salud Sexual y Reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo, que defiende el derecho al aborto y la ideología de género. Sobre el aborto dice esta, para mí, obviedad: “No conozco a ninguna madre que se haya arrepentido de haber tenido un hijo, y sí que conozco a algunas que sufren de no haberlo tenido”. Se olvidan nuestros contrarios que una mujer embarazada ya es madre. En cuanto a la ideología de género es esa sarta de tonterías y maldades por las que intentan convencernos que podemos escoger y cambiarnos libremente de sexo y que toda relación sexual es buena salvo el matrimonio. Y como muy democráticamente tratan de imponernos sus convicciones, no de convencernos a quienes defendemos el matrimonio cristiano, que es por supuesto mucho más firme y estable que cualquier otro tipo de unión. Además frente a los filósofos medievales que decían: “contra el hecho no valen argumentos”, ellos replican, aunque no lo digan abiertamente: “contra la ideología no valen hechos”. Resulta muy interesante y totalmente de actualidad leerse la encíclica de Pío XI Mit brennender Sorge de 1937 contra los nazis alemanes y ver como mucho de lo que allí se dice se puede aplicar a los adversarios actuales de la Iglesia. Por ello hemos de oponernos con todas nuestras fuerzas a la dictadura de la ideología de género y que no traten de callarnos como al libro del que estamos hablando.
En cuanto al PP, pertenezco a esos cientos de miles de católicos que vamos a ser exvotantes del PP, hartos de que no defiende los valores humanos ni cristianos. Da la impresión que intentan echarnos del Partido a los católicos. Una de las responsables de ello es la ministra de Sanidad, doña Ana Mato, que lleva dos años en el cargo y no ha movido un dedo para evitar ese crimen horrible que es el aborto (Concilio Vaticano II, Gaudium et Spes nº 51). Y si encima en su aparición televisiva en RTVE dio la impresión de no haber leído el libro, entonces es que su nivel es digno de una ministra de Zapatero.
Pedro Trevijano
¿Qué pensar de ello? A lo largo de mi vida me he tropezado varias veces con la estupidez, otras veces con la maldad y, en otras ocasiones con ambas a la vez, de la gente. Aun recuerdo cuando Gironella publicó “Los cipreses creen en Dios”, leí una crítica que empezaba. “No he leído el libro”, y luego seguían tres páginas atacando a Gironella. Recuerdo también que en otra ocasión, ante un documento de la Conferencia Episcopal, publicado a las once de la mañana, un político bastante conocido dijo a las once y veinte (a mí me costó leerlo bastante más de una hora y soy de lectura rápida) dijo: “Este documento demuestra la falta de democracia de los obispos”. Y es que hay gente que ante un micrófono en la boca no sabe callarse o decir sencillamente: “acaba de salir, ni yo, ni ninguno de mis asesores ha tenido tiempo de leerlo”. Por cierto, es bastante infrecuente que un político ante una pregunta conteste: “De lo que Vd. pregunta, no tengo ni idea” .
En otra ocasión me encontré con una falsificación descarada de lo que decía el libro. A la autora de la crítica la llamé fina, pero claramente, mentirosa y tonta.
Tras esta presentación, volvamos al libro. Como mínimo, resulta curioso que los que pretenden la retirada del libro, hablen del título y de los contenidos, como si no supieran que un título ha de ser impactante, si quieres que el libro se venda. En cuanto a los contenidos hablan de ellos en general, pero sin citar textos concretos y da la impresión que no se han molestado en leer el libro, porque hubiesen sido mucho más concretos o se hubiesen callado. Por mi parte lo he leído y lo he subrayado, en las cosas que me han gustado y en las que no me han gustado tanto. Por si acaso, empiezo por decir, que no es políticamente correcto, y en buena parte por ello, estoy mucho más a favor que en contra. Por de pronto su tesis central sobre el matrimonio viene a coincidir con lo que digo a dos novios que están a punto de casarse: aunque todos deseamos la felicidad, solamente la conseguiréis, si vais al matrimonio con el propósito de que vuestro cónyuge sea feliz y procurad no casaros con nadie que no lleve la misma intención. Sólo si yo busco la felicidad del otro, y el otro la mía, y además Dios está presente en ese matrimonio las posibilidades de que esa unión funcione bien, son elevadas. Es cierto que insiste en la sumisión, pero la entiende no como imposición, sino como donación espontánea de uno mismo, que se hace por amor. Literalmente: “Renuncio a mi egoísmo por ti”.
Y ahora voy a explicar qué es lo políticamente correcto y por qué este libro no lo es. En esta cuestión lo políticamente correcto es, según lo que opinan todos los Partidos que han pedido la retirada del libro, menos el PP, y de ése voy a hablar aparte, es lo que contiene la Ley Orgánica 2/2010, de 3 de Marzo de Salud Sexual y Reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo, que defiende el derecho al aborto y la ideología de género. Sobre el aborto dice esta, para mí, obviedad: “No conozco a ninguna madre que se haya arrepentido de haber tenido un hijo, y sí que conozco a algunas que sufren de no haberlo tenido”. Se olvidan nuestros contrarios que una mujer embarazada ya es madre. En cuanto a la ideología de género es esa sarta de tonterías y maldades por las que intentan convencernos que podemos escoger y cambiarnos libremente de sexo y que toda relación sexual es buena salvo el matrimonio. Y como muy democráticamente tratan de imponernos sus convicciones, no de convencernos a quienes defendemos el matrimonio cristiano, que es por supuesto mucho más firme y estable que cualquier otro tipo de unión. Además frente a los filósofos medievales que decían: “contra el hecho no valen argumentos”, ellos replican, aunque no lo digan abiertamente: “contra la ideología no valen hechos”. Resulta muy interesante y totalmente de actualidad leerse la encíclica de Pío XI Mit brennender Sorge de 1937 contra los nazis alemanes y ver como mucho de lo que allí se dice se puede aplicar a los adversarios actuales de la Iglesia. Por ello hemos de oponernos con todas nuestras fuerzas a la dictadura de la ideología de género y que no traten de callarnos como al libro del que estamos hablando.
En cuanto al PP, pertenezco a esos cientos de miles de católicos que vamos a ser exvotantes del PP, hartos de que no defiende los valores humanos ni cristianos. Da la impresión que intentan echarnos del Partido a los católicos. Una de las responsables de ello es la ministra de Sanidad, doña Ana Mato, que lleva dos años en el cargo y no ha movido un dedo para evitar ese crimen horrible que es el aborto (Concilio Vaticano II, Gaudium et Spes nº 51). Y si encima en su aparición televisiva en RTVE dio la impresión de no haber leído el libro, entonces es que su nivel es digno de una ministra de Zapatero.
Pedro Trevijano
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