Las protestas contra la Ley de Enseñanza
La Ceapa tiene una clarísima obsesión de pretender cargarse la clase de Religión y hablar en nombre de todos los padres, en el único punto en qué está claro cómo piensan los padres, pues tienen la facultad de matricular o no a sus hijos en la asignatura de Religión
por Pedro Trevijano
Estos días estamos asistiendo a una serie de huelgas y protestas que la Asociación de Padres de la Enseñanza Pública, algunos profesores y los alumnos del Sindicato de Estudiantes de inspiración comunista están teniendo contra la nueva Ley de Enseñanza del PP. Voy a referirme a los tres grupos:
Empezaré por la Asociación de Padres, es decir la Ceapa, la Asociación de Padres en los institutos públicos. Los padres no se presentan con las etiquetas de los partidos o sindicatos a los que realmente representan, sino como teóricamente independientes, ocultando su filiación política o sindical, por lo que la gran mayoría de los padres se retraen de votar, porque no saben a quien representan los candidatos, quedando así vulnerada la libertad de votar que defiende el artículo 21 de la Declaración de Derechos Humanos. La consecuencia son unas abstenciones elevadísimas, que superan con frecuencia el noventa por ciento y en ocasiones los votantes no han llegado ni al dos por ciento. Es decir, basta con que un pequeño grupo de militantes de un partido vaya a votar para que esos candidatos ganen, en el supuesto que haya más candidatos. Luego los elegidos actúan conforme a su ideología política y así vemos como los dirigentes de la Ceapa actúan contra la voluntad expresa de los padres a los que dicen representar. La Ceapa tiene una clarísima obsesión de pretender cargarse la clase de Religión y hablar en nombre de todos los padres, en el único punto en qué está claro cómo piensan los padres, pues tienen la facultad de matricular o no a sus hijos en la asignatura de Religión.
En concreto en mi Instituto hasta que me jubilé, con mayoría de alumnos que escogían Religión, y por tanto mayoritariamente pedida por los padres, se oponían a ella con el falso argumento de que no debe darse esa asignatura porque el Estado Español es aconfesional, sin tener en cuenta ni el artículo 26 de la Declaración de Derechos Humanos de la ONU, ni el artículo 27 de la Constitución, que hablan del derecho de los padres de que se eduque a sus hijos conforme a sus principios y valores. La Ceapa, aparte de no haberse manifestado ni protestado nunca contra la Logse y la Loe, causas del desastre educativo, porque no se muerde la mano del que te subvenciona generosamente con más de setecientos mil euros, confunde el Estado aconfesional con la laicidad total, que sí viola el derecho humano y constitucional de los padres a la educación religiosa de sus hijos, aunque también los padres que desean una educación no religiosa, tienen derecho a que se respeten sus convicciones. La clase de Religión no puede por tanto ser obligatoria, sino que ha de contar con una alternativa creíble.
En cuanto a los profesores, mientras la Filosofía con sentido común tiene el aforismo “contra el hecho no valen argumentos”, para los profesores ideologizados es la realidad la que debe amoldarse a su ideología y así leo en uno de ellos: “la psicología y pedagogía que se aplicarán en la nueva Ley no son las científicas que han regido en las leyes de 1970, el conductismo, el constructivismo de 1990, o en 2006 la teoría psicológica de la inteligencia emocional y las metodologías pluralistas para desarrollar las competencias básicas en los alumnos, sino la psicología precientífica y su consecuente pedagogía”. A estos profesores me gustaría hacerles una pregunta: ¿si sus métodos son tan científicos, como después de tantos años de Logse y Loe, me pueden explicar porqué España se encuentra en la cabeza de Europa, salvo Malta, según la UNESCO, en fracaso escolar y desempleo juvenil? Esta pregunta para mí sólo tiene dos respuestas: o los métodos no valen científicamente y son un desastre, o Ustedes los profesores que aplican tan pésimamente estos maravillosos métodos, son simplemente un hatajo de inútiles.
Sobre los alumnos voy a ser breve. Para la inmensa mayoría de los alumnos el ir a la huelga, significa simplemente un día de vacación, y nada más. Pero cuando se mete gente como la del Sindicato de Estudiantes y pasan hechos como los de Mérida, donde un centenar de delincuentes gamberros asaltan el Colegio de Salesianos al grito de “vamos a quemar a los curas” la cosa pasa a mayores y hay que tomar medidas para que sus autores escarmienten y la cosa no vaya a más, ni allí, ni en el resto de España.
Pedro Trevijano
Empezaré por la Asociación de Padres, es decir la Ceapa, la Asociación de Padres en los institutos públicos. Los padres no se presentan con las etiquetas de los partidos o sindicatos a los que realmente representan, sino como teóricamente independientes, ocultando su filiación política o sindical, por lo que la gran mayoría de los padres se retraen de votar, porque no saben a quien representan los candidatos, quedando así vulnerada la libertad de votar que defiende el artículo 21 de la Declaración de Derechos Humanos. La consecuencia son unas abstenciones elevadísimas, que superan con frecuencia el noventa por ciento y en ocasiones los votantes no han llegado ni al dos por ciento. Es decir, basta con que un pequeño grupo de militantes de un partido vaya a votar para que esos candidatos ganen, en el supuesto que haya más candidatos. Luego los elegidos actúan conforme a su ideología política y así vemos como los dirigentes de la Ceapa actúan contra la voluntad expresa de los padres a los que dicen representar. La Ceapa tiene una clarísima obsesión de pretender cargarse la clase de Religión y hablar en nombre de todos los padres, en el único punto en qué está claro cómo piensan los padres, pues tienen la facultad de matricular o no a sus hijos en la asignatura de Religión.
En concreto en mi Instituto hasta que me jubilé, con mayoría de alumnos que escogían Religión, y por tanto mayoritariamente pedida por los padres, se oponían a ella con el falso argumento de que no debe darse esa asignatura porque el Estado Español es aconfesional, sin tener en cuenta ni el artículo 26 de la Declaración de Derechos Humanos de la ONU, ni el artículo 27 de la Constitución, que hablan del derecho de los padres de que se eduque a sus hijos conforme a sus principios y valores. La Ceapa, aparte de no haberse manifestado ni protestado nunca contra la Logse y la Loe, causas del desastre educativo, porque no se muerde la mano del que te subvenciona generosamente con más de setecientos mil euros, confunde el Estado aconfesional con la laicidad total, que sí viola el derecho humano y constitucional de los padres a la educación religiosa de sus hijos, aunque también los padres que desean una educación no religiosa, tienen derecho a que se respeten sus convicciones. La clase de Religión no puede por tanto ser obligatoria, sino que ha de contar con una alternativa creíble.
En cuanto a los profesores, mientras la Filosofía con sentido común tiene el aforismo “contra el hecho no valen argumentos”, para los profesores ideologizados es la realidad la que debe amoldarse a su ideología y así leo en uno de ellos: “la psicología y pedagogía que se aplicarán en la nueva Ley no son las científicas que han regido en las leyes de 1970, el conductismo, el constructivismo de 1990, o en 2006 la teoría psicológica de la inteligencia emocional y las metodologías pluralistas para desarrollar las competencias básicas en los alumnos, sino la psicología precientífica y su consecuente pedagogía”. A estos profesores me gustaría hacerles una pregunta: ¿si sus métodos son tan científicos, como después de tantos años de Logse y Loe, me pueden explicar porqué España se encuentra en la cabeza de Europa, salvo Malta, según la UNESCO, en fracaso escolar y desempleo juvenil? Esta pregunta para mí sólo tiene dos respuestas: o los métodos no valen científicamente y son un desastre, o Ustedes los profesores que aplican tan pésimamente estos maravillosos métodos, son simplemente un hatajo de inútiles.
Sobre los alumnos voy a ser breve. Para la inmensa mayoría de los alumnos el ir a la huelga, significa simplemente un día de vacación, y nada más. Pero cuando se mete gente como la del Sindicato de Estudiantes y pasan hechos como los de Mérida, donde un centenar de delincuentes gamberros asaltan el Colegio de Salesianos al grito de “vamos a quemar a los curas” la cosa pasa a mayores y hay que tomar medidas para que sus autores escarmienten y la cosa no vaya a más, ni allí, ni en el resto de España.
Pedro Trevijano
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