Impresiones de un viaje a Rumanía
El recuerdo de las atrocidades comunistas sigue bastante vivo.
por Pedro Trevijano
Esta Semana de Pascua, un grupo de sacerdotes de mi diócesis hemos hecho un viaje turístico-religioso a Rumanía. Visitamos fundamentalmente la Transilvania, pues viajaba con nosotros el sacerdote grecocatólico de Calahorra, que es de allí, y en ella las ciudades de Cluj y Oradea y desde luego fue muy interesante para mí el estrecho contacto que tuvimos con la Iglesia grecocatólica, de la que visitamos numerosas iglesias y pudimos hablar con dos obispos y varios sacerdotes, así como con el obispo latino de Oradea. La hospitalidad rumana fue verdaderamente ejemplar.
La persecución religiosa cesó hace ya más de veinte años, con la muerte de Ceasescu. El recuerdo de las atrocidades comunistas sigue bastante vivo, y en la ciudad de Sighet visitamos la antigua cárcel, hoy transformada en Museo Memorial de las Víctimas del Comunismo. Los comunistas intentaron también practicar eso de “divide y vencerás” y aunque persiguieron a todas las confesiones religiosas y en las cárceles hubo una gran fraternidad ecuménica, fue la Iglesia grecocatólica la más perseguida, pues se decretó su disolución en Octubre 1948, y sus bienes, fundamentalmente las iglesias, entregados a los ortodoxos. Los grecocatólicos no han tenido más remedio que iniciar una serie de procesos jurídicos, reclamando la devolución de sus bienes, cosa que en el momento actual han conseguido en apenas poco más del veinte por ciento. El final de la persecución supuso un gran incremento en las vocaciones, que ya están notablemente disminuyendo, pero que hace que la edad media de los sacerdotes esté en unos cuarenta años, o tal vez un poco menos.
La Iglesia Ortodoxa es la Iglesia Nacional de Rumanía. Oficialmente son un setenta por ciento de la población, siendo los grecocatólicos un tres por ciento, y los latinos otro tres por ciento, aunque en ambos casos probablemente la cifra es algo superior. Sus obispos, lo mismo que los monjes y monjas, son célibes, pero no así los sacerdotes, que, si bien una vez ordenados no pueden casarse, pueden hacerlo antes. Su ordenación es plenamente válida y por tanto la Misa es auténtica Eucaristía. Doctrinalmente de las Iglesias no católicas es la más cercana a nosotros, siendo la mayor discrepancia su no aceptación del Papa de Roma, aunque nunca, incluso en los tiempos actuales, sus relaciones con nosotros los católicos han sido demasiado buenas. Los católicos, en especial los grecocatólicos, los consideran bastante caraduras, como lo refleja el hecho que sólo en España, están haciendo uso de sesenta iglesias católicas, mientras ellos se niegan a contrapartidas. Es el típico caso en que unos hacen de hermanos y otros de primos. Entre católicos latinos y ortodoxos, las relaciones se quedan en la mera cortesía.
Las relaciones entre grecocatólicos o uniatas y latinos, son, por supuesto, muy buenas. Ambos pertenecemos a la misma Iglesia, cuya Cabeza visible es el Papa de Roma. En Oradea, en cuyo seminario grecocatólico nos alojamos, nos llamaba la atención los seminaristas con sus novias, pues en ese asunto tienen las mismas reglas que los ortodoxos. La lengua, en la Facultad de Teología, lo mismo que en la Facultad de Teología Ortodoxa, era la rumana, mientras en esa ciudad los latinos, o sea nosotros, estudiaban en húngaro lo mismo que los protestantes. Cosas de la Historia de la región.
Un problema muy fuerte de Rumanía es el aborto, el segundo país del mundo en abortos. La lucha contra él la lleva fundamentalmente la Iglesia Católica, en sus dos ramas, y aunque en las marchas abundan los seglares ortodoxos, no es tan fácil ver sacerdotes ortodoxos. También en Cáritas, las cáritas católicas son mucho más activas.
La persecución religiosa cesó hace ya más de veinte años, con la muerte de Ceasescu. El recuerdo de las atrocidades comunistas sigue bastante vivo, y en la ciudad de Sighet visitamos la antigua cárcel, hoy transformada en Museo Memorial de las Víctimas del Comunismo. Los comunistas intentaron también practicar eso de “divide y vencerás” y aunque persiguieron a todas las confesiones religiosas y en las cárceles hubo una gran fraternidad ecuménica, fue la Iglesia grecocatólica la más perseguida, pues se decretó su disolución en Octubre 1948, y sus bienes, fundamentalmente las iglesias, entregados a los ortodoxos. Los grecocatólicos no han tenido más remedio que iniciar una serie de procesos jurídicos, reclamando la devolución de sus bienes, cosa que en el momento actual han conseguido en apenas poco más del veinte por ciento. El final de la persecución supuso un gran incremento en las vocaciones, que ya están notablemente disminuyendo, pero que hace que la edad media de los sacerdotes esté en unos cuarenta años, o tal vez un poco menos.
La Iglesia Ortodoxa es la Iglesia Nacional de Rumanía. Oficialmente son un setenta por ciento de la población, siendo los grecocatólicos un tres por ciento, y los latinos otro tres por ciento, aunque en ambos casos probablemente la cifra es algo superior. Sus obispos, lo mismo que los monjes y monjas, son célibes, pero no así los sacerdotes, que, si bien una vez ordenados no pueden casarse, pueden hacerlo antes. Su ordenación es plenamente válida y por tanto la Misa es auténtica Eucaristía. Doctrinalmente de las Iglesias no católicas es la más cercana a nosotros, siendo la mayor discrepancia su no aceptación del Papa de Roma, aunque nunca, incluso en los tiempos actuales, sus relaciones con nosotros los católicos han sido demasiado buenas. Los católicos, en especial los grecocatólicos, los consideran bastante caraduras, como lo refleja el hecho que sólo en España, están haciendo uso de sesenta iglesias católicas, mientras ellos se niegan a contrapartidas. Es el típico caso en que unos hacen de hermanos y otros de primos. Entre católicos latinos y ortodoxos, las relaciones se quedan en la mera cortesía.
Las relaciones entre grecocatólicos o uniatas y latinos, son, por supuesto, muy buenas. Ambos pertenecemos a la misma Iglesia, cuya Cabeza visible es el Papa de Roma. En Oradea, en cuyo seminario grecocatólico nos alojamos, nos llamaba la atención los seminaristas con sus novias, pues en ese asunto tienen las mismas reglas que los ortodoxos. La lengua, en la Facultad de Teología, lo mismo que en la Facultad de Teología Ortodoxa, era la rumana, mientras en esa ciudad los latinos, o sea nosotros, estudiaban en húngaro lo mismo que los protestantes. Cosas de la Historia de la región.
Un problema muy fuerte de Rumanía es el aborto, el segundo país del mundo en abortos. La lucha contra él la lleva fundamentalmente la Iglesia Católica, en sus dos ramas, y aunque en las marchas abundan los seglares ortodoxos, no es tan fácil ver sacerdotes ortodoxos. También en Cáritas, las cáritas católicas son mucho más activas.
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