El Papa y Platón
Como docente universitario, desde hace cerca de sesenta años Joseph Ratzinger está acostumbrado al diálogo con las nuevas generaciones y comprende sus inquietudes.
A la mitad de la segunda jornada de la visita papal –en un Madrid invadido pacíficamente por un número impresionante de muchachas y muchachos provenientes de todas las partes del mundo– llegan desde el Escorial las palabras de Benedicto XVI que cita a Platón: “Busca la verdad mientras eres joven, pues si no lo haces, después se te escapará de entre las manos”. La invitación de este filósofo que vivió antes de Cristo, evocado en la antigüedad por judíos y cristianos en apoyo de la revelación bíblica, resume bien el sentido de la presencia del sucesor de Pedro en la Jornada mundial de la juventud.
Como docente universitario, desde hace cerca de sesenta años Joseph Ratzinger está acostumbrado al diálogo con las nuevas generaciones y comprende sus inquietudes. Por eso el Papa ha querido dedicar un discurso a la cuestión crucial de la búsqueda de la verdad al encontrarse con jóvenes docentes –algunos días después del congreso mundial de las universidades católicas, organizado por la de Ávila en la ciudad de santa Teresa de Jesús, a la que Pablo VI proclamó doctora de la Iglesia–: una novedad en la historia de las Jornadas mundiales, como recordó el cardenal arzobispo de Madrid en sus palabras de saludo.
Y el encuentro no ha sido una añadidura postiza al itinerario papal, como no lo ha sido el que mantuvo con las jóvenes religiosas que han acogido a Benedicto XVI con afecto entusiasta y conmovedor. En ambos momentos –realizados en el escenario espléndido y austero del monasterio de San Lorenzo del Escorial, pensado por Felipe II, el soberano que entre luces y sombras tal vez representa más a la monarquía católica española– el Papa ha continuado su razonar con la juventud, y no sólo con la que se reconoce en la Iglesia.
La búsqueda de la verdad atañe a todos y es inagotable. Esto lo explicó Benedicto XVI, en el corazón de días que se van delineando con evidencia como un acontecimiento de primera magnitud. Y de esto se están dando cuenta los medios de comunicación internacionales. Con algunas excepciones, a causa de prejuicios o de lógicas que no respetan la más elemental jerarquía de las noticias. Como en un programa de la BBC, que ha dado espacio a contestaciones realmente minoritarias en detrimento de la información sobre el acontecimiento madrileño, hasta el punto de atraer los reproches del “Guardian”.
En cambio, la noticia está allí, y muchísimos se están dando cuenta de ello. El Papa ha sabido reunir en Madrid a jóvenes de todo el mundo para animarlos en la fe, con la esperanza de tocar el corazón incluso de quienes están lejos o se han alejado de la Iglesia. En una sociedad inquieta que está en busca de fundamentos sólidos, que ciertamente no se pueden encontrar en la mediocridad y en el utilitarismo en apariencia dominantes. Mientras que hay una referencia segura, y está en la persona de Cristo, intuido por Platón según los Padres de la Iglesia: el único amigo que no defrauda nunca, y que Benedicto XVI no se cansa de señalar.
Giovanni Maria Vian, director de L´Osservatore Romano
Como docente universitario, desde hace cerca de sesenta años Joseph Ratzinger está acostumbrado al diálogo con las nuevas generaciones y comprende sus inquietudes. Por eso el Papa ha querido dedicar un discurso a la cuestión crucial de la búsqueda de la verdad al encontrarse con jóvenes docentes –algunos días después del congreso mundial de las universidades católicas, organizado por la de Ávila en la ciudad de santa Teresa de Jesús, a la que Pablo VI proclamó doctora de la Iglesia–: una novedad en la historia de las Jornadas mundiales, como recordó el cardenal arzobispo de Madrid en sus palabras de saludo.
Y el encuentro no ha sido una añadidura postiza al itinerario papal, como no lo ha sido el que mantuvo con las jóvenes religiosas que han acogido a Benedicto XVI con afecto entusiasta y conmovedor. En ambos momentos –realizados en el escenario espléndido y austero del monasterio de San Lorenzo del Escorial, pensado por Felipe II, el soberano que entre luces y sombras tal vez representa más a la monarquía católica española– el Papa ha continuado su razonar con la juventud, y no sólo con la que se reconoce en la Iglesia.
La búsqueda de la verdad atañe a todos y es inagotable. Esto lo explicó Benedicto XVI, en el corazón de días que se van delineando con evidencia como un acontecimiento de primera magnitud. Y de esto se están dando cuenta los medios de comunicación internacionales. Con algunas excepciones, a causa de prejuicios o de lógicas que no respetan la más elemental jerarquía de las noticias. Como en un programa de la BBC, que ha dado espacio a contestaciones realmente minoritarias en detrimento de la información sobre el acontecimiento madrileño, hasta el punto de atraer los reproches del “Guardian”.
En cambio, la noticia está allí, y muchísimos se están dando cuenta de ello. El Papa ha sabido reunir en Madrid a jóvenes de todo el mundo para animarlos en la fe, con la esperanza de tocar el corazón incluso de quienes están lejos o se han alejado de la Iglesia. En una sociedad inquieta que está en busca de fundamentos sólidos, que ciertamente no se pueden encontrar en la mediocridad y en el utilitarismo en apariencia dominantes. Mientras que hay una referencia segura, y está en la persona de Cristo, intuido por Platón según los Padres de la Iglesia: el único amigo que no defrauda nunca, y que Benedicto XVI no se cansa de señalar.
Giovanni Maria Vian, director de L´Osservatore Romano
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