Sábado, 21 de diciembre de 2024

Religión en Libertad

Navidad ¿es lo que esperábamos?


por Luciana Rogowicz

Opinión

Hace más de dos mil años, la llegada del Mesías ocurrió de un modo impensado, en un lugar imprevisible, traído al mundo por personas inesperadas.

Un evento fuertemente anunciado por los profetas y clamado por muchísimos israelitas durante cientos de años pareció llegar una noche en total silencio.

Jamás hubiéramos esperado que nuestro Salvador viniese en forma de bebé, bajo la condición más vulnerable de todas, y puesto, literalmente, en nuestras manos.

En el imaginario común, al menos en la mayoría de los expectantes, la llegada del Mesías iba a ser con una entrada “triunfante”, alguien visible, poderoso, que finalmente liberase al pueblo de su constante agonía. Sin embargo, una vez más, Dios logró sorprender.

En Jesús como bebé, en brazos de sus padres, no nos era posible, a la mayoría de los humanos, vislumbrar al salvador del mundo. No era lo que esperábamos, ni lo que creíamos querer.

Pero ahí estaba, lleno de planes, y una misión inigualable que nos dejó boquiabiertos y que aún estamos comprendiendo.

Aprendimos, por medio de las parábolas en los Evangelios, que la lógica de Dios es muy diferente a la nuestra. Y con el nacimiento de Jesús, y con el modo en que se dio, podemos aprender muchas cosas sobre esto. Entre ellas, que a veces los signos de Dios están “disfrazados” de bebé.

Parece que no está, que Dios no está obrando, que se oculta, que calla, pero en realidad lo está haciendo con una lógica muy diferente a la que nosotros tenemos y muchas veces distinta de la que pretendemos que sea.

Queremos que nos dé lo que queremos, no lo que necesitamos. Y queremos que nos lo dé ahora. Pero muchas veces esto no puede ser así. Cualquier padre lo entiende en la crianza de sus hijos.

Para la mayoría de las personas que vivían en los tiempos de Jesús, su nacimiento pasó desapercibido. Y mientras seguían con sus vidas, con sus rutinas, algo grande se estaba poniendo en marcha.

Actualmente también, quizás para muchos la Navidad pase desapercibida, o sea una fiesta más de fin de año destinada al consumo. Pero hoy, del mismo modo que hace más de dos mil años, lo invisible, lo que pasa desprevenido para muchos, está ocurriendo igual, y actuando en un silencio cuyo sonido es capaz de aturdir a quien sabe escucharlo.

Que esta Navidad nos encuentre oyendo este hermoso silencio, que abruma, que enamora, que embellece.

¡Muy feliz Navidad!

Publicado en el blog de la autora, Judía & Católica.

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