Emergencia educativa
por Pedro Trevijano
La Congregación para la Educación Católica ha publicado el 10 de junio un documento titulado Varón y mujer los creó. Cuando hablamos de congregaciones podemos entender, p. ej., escolapios, maristas u otras semejantes. Pero en este caso, cuando hablamos de congregaciones romanas, nos referimos a los órganos de gobierno de la Iglesia, a lo que en el mundo civil llamamos ministerios. La Congregación para la Educación Católica sería el Ministerio de Educación de la Iglesia.
En este documento se habla de educación e ideología de género y se inicia con estas frases: “Se difunde cada vez más la conciencia de que estamos frente a una verdadera y propia emergencia educativa, en particular por lo que concierne a los temas de afectividad y sexualidad”.
¿Por qué hablamos de emergencia educativa? La razón es muy sencilla. Mientras en la Declaración de Derechos Humanos, en su artículo 26-3, dice: “Los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos”, hoy por el contrario se establece que no son los padres, sino el Estado, quien decide cómo ha de darse esta educación.
Con la ideología de género, ideología hija del relativismo, del nazismo, del marxismo y del hedonismo, se empezó por legalizar algunas conductas, hasta entonces delictivas. El segundo paso fue presentar estas conductas como derechos de las personas. Y el tercer paso es perseguir jurídicamente a lo que no estén de acuerdo con estos presuntos derechos. Se trata de imponer la dictadura del relativismo, lo políticamente correcto y el pensamiento único.
En la proposición de ley que presentó Podemos sobre esta ideología en el Congreso de los Diputados el 12 de mayo de 2017 leemos: “El 4 de febrero de 2014, el Parlamento europeo aprobó por amplia mayoría el informe Lunacek, una hoja de ruta para acabar con la discriminación por orientación sexual o identidad de género o sexual. Su aprobación supone un hito importante en la lucha por los derechos LGTBI en Europa y marca las líneas rectoras que deben respetar las legislaciones nacionales”.
Hoy en día, casi todas las comunidades autónomas españolas tienen aprobadas leyes de ideología de género. Varias de ellas tienen en común que en todas las escuelas y colegios la educación afectivo-sexual debe darse en conformidad con la ideología de género. Sin embargo la victoria del Colegio Juan Pablo II de Alcorcón contra la Comunidad de Madrid deja la puerta abierta a la inconstitucionalidad de esa norma. Espero que suceda algo parecido con los artículos que pretenden castigar con gran severidad a los médicos que tratan de ayudar a sus pacientes a salir de la homosexualidad. “La desorientación antropológica, que caracteriza ampliamente el clima cultural de nuestro tiempo, ciertamente ha contribuido a desestructurar la familia, con la tendencia a cancelar las diferencias entre el hombre y la mujer, consideradas como simples efectos de un condicionamiento histórico-cultural” (Varón y mujer los creó, nº 1) .
Actualmente la misión educativa se enfrenta el desafío que «surge de diversas formas de una ideología, genéricamente llamada gender, que “niega la diferencia y la reciprocidad natural de hombre y de la mujer. Esta presenta una sociedad sin diferencias de sexo, y vacía el fundamento antropológico de la familia. Esta ideología lleva a proyectos educativos y directrices legislativas que promueven una identidad personal y una intimidad afectiva radicalmente desvinculadas de la diversidad biológica entre hombre y mujer. La identidad humana viene determinada por una opción individualista, que también cambia con el tiempo”» (Varón y mujer los creó, nº 2). Lo que se pretende es, como confiesan abiertamente algunas defensoras de esta ideología, destruir la familia, poner la sexualidad al servicio del placer y de la corrupción de los menores, pues encargar de la educación afectivo-sexual en Europa a la señora Lunacek, partidaria de la educación sexual a niños de 4 años, sólo se entiende desde la maldad o la idiotez. Benedicto XVI, en un artículo reciente, titulado La Iglesia y el escándalo del abuso sexual, lo ha dicho claramente: “Entre las libertades por las que la Revolución de 1968 peleó estaba la libertad sexual total, una que ya no tuviera normas... Parte de la fisionomía de la Revolución del 68 fue que la pedofilia también se diagnosticó como permitida y apropiada”.
En España el Parlamento navarro aprobó un plan de educación afectivo-sexual llamado Skolae que intenta despertar la sexualidad de los niños desde la más tierna edad (0-6 años) con juegos eróticos. Pero como el problema afecta no sólo a España, sino más o menos a todos los países de la cultura occidental, que hasta ahora llamábamos también cristiana, no nos extrañe que la Congregación para la Educación Católica haya publicado este documento que ojalá sirva para que los padres se den cuenta que tienen que estar atentos a lo que se enseña a sus hijos y procuren no permitirlo con los muchos medios legales que tienen a su alcance.
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