Criticado por politizar la misa
El cubano de «¡Abajo el comunismo!» ante el Papa se defiende
"Soy católico y no lo hice con ningún interés de dañar a la Iglesia" .
En una entrevista realizada por la famosa bloguera Yoani Sánchez publicada por el diario español El País, el disidente Andrés Carrión explicó que no fue su intención ofender a la Iglesia Católica cuando gritó por la libertad de Cuba en la Misa papal del 26 de marzo.
Carrión irrumpió minutos antes del inicio de la Misa con el Papa Benedicto XVI en la Plaza de la Revolución Antonio Maceo en Santiago de Cuba y gritó "¡Abajo el comunismo! ¡Abajo la dictadura! ¡Libertad para el pueblo de Cuba!", luego de lo cual fue detenido por agentes de seguridad del estado y golpeado por un supuesto miembro de la Cruz Roja. Durante días no se supo de su paradero.
En la entrevista, Carrión explica que ha enviado una carta al Arzobispado de Santiago de Cuba para explicar las razones de su protesta "y pedirle disculpas al Papa y a toda la comunidad católica. Pero ellos deben entender y todo el mundo debe entender que los cubanos no tenemos espacios donde expresarnos".
"Debido a eso uno busca un espacio donde ser oído y creo que aquella era una oportunidad que no se podía dejar pasar. No fue mi intención manchar la Misa, así se lo he dicho a varios sacerdotes con los que he hablado y ellos me han entendido. Soy católico y no lo hice con ningún interés de dañar a la Iglesia ni a la figura del Papa", agregó.
Sobre sus motivos, el disidente que dijo no pertenecer a ningún partido político, dijo que "tenía una motivación cívica y de principios: los cubanos debíamos hacer algo para que el mundo supiera de las violaciones y los grandes problemas que afrontamos aquí con la libertad de expresión y los derechos humanos. Yo llevaba todo eso desde hacía mucho tiempo por dentro y aquel fue el momento de decirlo".
Carrión contó también que estuvo preso 20 días, que en ese lapso no lo maltrataron físicamente pero lo colocaron en una celda oscura en la que tenía luz solo diez minutos en la mañana y otros diez en la tarde.
Después de 20 días fue liberado y lo hicieron firmar un documento por el que se le limita algunas libertades: "tengo que presentarme todos los miércoles en una unidad de operaciones policiales, no puedo salir del municipio sin pedir permiso, no puedo reunirme con opositores, ni dar entrevistas, no puedo participar en manifestaciones. Pero no he cumplido con casi nada de eso. Ellos no me van a callar de esa forma", indicó.
En la parte final de la entrevista cuenta que aquel 26 de marzo, antes de ir a la Plaza de la Revolución Antonio Maceo, se despidió "de mi madre, de mi hermana, de mi esposa… le dije a ella esa mañana antes de salir hacia la misa ´Te amo mucho´. Yo pensé que no regresaba, pensé que ese iba a ser el último día de mi vida".