En la Plaza de la Revolución de La Habana
El Che Guevara, Poncio Pilato, la verdad y la libertad, protagonistas en la última misa del Papa
Benedicto XVI ofrece ante miles de cubanos las claves de la verdad y la genuina libertad, especialmente la religiosa.
En la multitudinaria Misa en la Plaza de la Revolución de La Habana, el Papa Benedicto XVI propuso las claves de la verdad y la genuina libertad, cuya fuente es Cristo, para lograr los cambios que necesitan Cuba y el mundo.
En la homilía de la Misa a la que asiste el presidente cubano Raúl Castro, las autoridades cubanas, los obispos de la isla y otros prelados de América Latina, el Santo Padre señaló que "Cuba y el mundo necesitan cambios, pero éstos se darán sólo si cada uno está en condiciones de preguntarse por la verdad y se decide a tomar el camino del amor, sembrando reconciliación y fraternidad".
El Papa explicó que Dios siempre es cercano al hombre, cuya máxima expresión de amor es Cristo, que "se revela como el Hijo de Dios Padre, el Salvador, el único que puede mostrar la verdad y dar la genuina libertad".
En efecto, dijo el Pontífice, "la verdad es un anhelo del ser humano, y buscarla siempre supone un ejercicio de auténtica libertad. Muchos, sin embargo, prefieren los atajos e intentan eludir esta tarea. Algunos, como Poncio Pilato, ironizan con la posibilidad de poder conocer la verdad, proclamando la incapacidad del hombre para alcanzarla o negando que exista una verdad para todos".
"Esta actitud, como en el caso del escepticismo y el relativismo, produce un cambio en el corazón, haciéndolos fríos, vacilantes, distantes de los demás y encerrados en sí mismos. Personas que se lavan las manos como el gobernador romano y dejan correr el agua de la historia sin comprometerse".
El Papa denunció luego el fanatismo de quienes llegan a la irracionalidad para buscar la verdad e intentan imponer esta perspectiva a los otros, "sin embargo, quien actúa irracionalmente no puede llegar a ser discípulo de Jesús", precisó.
"Fe y razón son necesarias y complementarias en la búsqueda de la verdad. Dios creó al hombre con una innata vocación a la verdad y para esto lo dotó de razón. No es ciertamente la irracionalidad, sino el afán de verdad, lo que promueve la fe cristiana. Todo ser humano ha de indagar la verdad y optar por ella cuando la encuentra, aun a riesgo de afrontar sacrificios".
Además, prosiguió el Santo Padre, "la verdad sobre el hombre es un presupuesto ineludible para alcanzar la libertad, pues en ella descubrimos los fundamentos de una ética con la que todos pueden confrontarse, y que contiene formulaciones claras y precisas sobre la vida y la muerte, los deberes y los derechos, el matrimonio, la familia y la sociedad, en definitiva, sobre la dignidad inviolable del ser humano".
Este patrimonio ético, explicó, "es lo que puede acercar a todas las culturas, pueblos y religiones, las autoridades y los ciudadanos, y a los ciudadanos entre sí, a los creyentes en Cristo con quienes no creen en él".
El Papa Benedicto XVI dijo luego: "queridos amigos, no vacilen en seguir a Jesucristo. En él hallamos la verdad sobre Dios y sobre el hombre. Él nos ayuda a derrotar nuestros egoísmos, a salir de nuestras ambiciones y a vencer lo que nos oprime. El que obra el mal, el que comete pecado, es esclavo del pecado y nunca alcanzará la libertad. Sólo renunciando al odio y a nuestro corazón duro y ciego seremos libres, y una vida nueva brotará en nosotros".
El Papa se refirió luego al derecho humano a la libertad religiosa, "que consiste en poder proclamar y celebrar la fe también públicamente, llevando el mensaje de amor, reconciliación y paz que Jesús trajo al mundo".
Tras reconocer "con alegría que en Cuba se han ido dando pasos para que la Iglesia lleve a cabo su misión insoslayable de expresar pública y abiertamente su fe", el Papa dijo que "sin embargo, es preciso seguir adelante, y deseo animar a las instancias gubernamentales de la Nación a reforzar lo ya alcanzado y a avanzar por este camino de genuino servicio al bien común de toda la sociedad cubana".
"El derecho a la libertad religiosa, tanto en su dimensión individual como comunitaria, manifiesta la unidad de la persona humana, que es ciudadano y creyente a la vez. Legitima también que los creyentes ofrezcan una contribución a la edificación de la sociedad", resaltó.
Benedicto XVI explicó que "cuando la Iglesia pone de relieve este derecho, no está reclamando privilegio alguno. Pretende sólo ser fiel al mandato de su divino fundador, consciente de que donde Cristo se hace presente, el hombre crece en humanidad y encuentra su consistencia".
"Por eso, ella busca dar este testimonio en su predicación y enseñanza, tanto en la catequesis como en ámbitos escolares y universitarios. Es de esperar que pronto llegue aquí también el momento de que la Iglesia pueda llevar a los campos del saber los beneficios de la misión que su Señor le encomendó y que nunca puede descuidar".
El Papa se refirió luego al legado del Padre de la Patria Cubana, el sacerdote Félix Varela cuya causa de beatificación está en proceso y "que ha pasado a la historia de Cuba como el primero que enseñó a pensar a su pueblo".
"El Padre Varela nos presenta el camino para una verdadera transformación social: formar hombres virtuosos para forjar una nación digna y libre, ya que esta trasformación dependerá de la vida espiritual del hombre, pues ‘no hay patria sin virtud’".
Finalmente y tras invocar la protección de la Virgen María que en Cuba veneran bajo la advocación de la Virgen del Cobre, el Santo Padre alentó a caminar "a la luz de Cristo, que es el que puede destruir las tinieblas del error. Supliquémosle que, con el valor y la reciedumbre de los santos, lleguemos a dar una respuesta libre, generosa y coherente a Dios, sin miedos ni rencores".
Lea la homilía completa aquí.