«Recuperar nuestras casas significa recuperar nuestras vidas»: el clamor de los cristianos de Siria
El casco histórico de la ciudad de Homs, también llamado el Viejo Homs, es un barrio de calles estrechas y edificios construidos en piedra negra, característica de la arquitectura tradicional de esta ciudad de Siria. La zona concentraba antes de la guerra a buena parte de la comunidad cristiana de la ciudad, aquí se encuentran la mayor parte de las catedrales y obispados de distintos ritos y denominaciones.
“Ahora es aquí donde vivimos, pero nuestra antigua casa se encuentra en otro barrio, no muy lejos, a unos 500 metros de distancia”, comenta Elias Ghattas, padre de familia que vio cómo su casa fue destruida por los bombardeos que asolaron la ciudad especialmente en el año 2013. “Aquí quedaron unos 40 cristianos, la mayoría ancianos que se negaron a huir o enfermos que no pudieron salir”. En su cara se dibuja un gesto de resignación e impotencia, viviendo tan cerca de su verdadero hogar pero sin poder aún recuperar su vida normal.
"No queríamos marcharnos"
Elías recibe a un grupo de la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (Aid to the Church in Need - ACN), en el salón de su actual casa. Están esperando su mujer Lina y Bashar, su hijo pequeño, de 25 años. “Falta Thamin, mi hijo mayor, lleva siete años en el ejército, desde que empezó la guerra fue llamado a filas. Gracias a Dios aún sigue con vida aunque nos ha venido a visitar un par de veces en todos estos años”. Lina sirve café recién hecho, que ha impregnado de su cálido aroma toda la vivienda.
La familia Ghattas sigue relatando su historia: “no queríamos marcharnos, nos quedamos en nuestra casa todo el tiempo posible, pero un día un mortero cayó en nuestro tejado. Todo se vino abajo”. Lina y Bashar se miran de reojo, entonces la madre aclara: “mi hijo perdió un ojo y yo caí desplomada, un tanque del ejército que pudo entrar por la calle entre los escombros, nos llevó hasta el hospital. Es un milagro que sigamos con vida”.
Una peregrinación involuntaria
Desde entonces, su hogar ha cambiado de lugar muchas veces. Se marcharon al barrio de Al Arman, a 4 kilómetros de su casa. De ahí, tuvieron que cambiar de nuevo de vivienda y por último encontraron la casa donde viven ahora, que cuenta solo con una habitación, un baño, comedor y cocina, en un cuarto piso. El comedor, de hecho, hace las funciones de habitación por las noches, los colchones agolpados en la pared son prueba de ello. “Tengo que hacer un gran esfuerzo para subir las escaleras con mi pierna, que está doblada por una enfermedad – comenta Elías-, pero es lo que nos podemos permitir. Los alquileres han subido mucho en los últimos años”.
Sin embargo, no se dan por vencidos y han insistido en querer volver a su casa de siempre. “Es nuestro hogar, todo lo que hemos vivido, nuestros recuerdos, están en esa casa. Es la única propiedad que tenemos y queremos recuperarla porque significa recuperar nuestras vidas”, dice Elías, a lo que añade Lina: “para nosotros, es el lugar más bonito donde vivir, no queremos seguir cambiando de una casa a otra”.
El arrojo de Lina, Elias y sus hijos ha hecho que esta familia sea una de las primeras en poder empezar la reconstrucción de sus viviendas, con el apoyo de la Iglesia local a través de ACN. Un equipo de ingenieros ha evaluado previamente el estado de los edificios y llevado a cabo un proyecto meticuloso para que las familias puedan recuperar sus vidas lo antes posible.
"Queremos la paz"
Hassib Makhoul es el ingeniero encargado de reconstruir la casa de la familia Ghattas y ha acompañado a Elias y Bashar a visitar las obras y ver cómo han avanzado en las últimas semanas: “Llevamos más o menos un mes trabajando. Hemos podido rehabilitar el sistema eléctrico, el agua, la entrada, la fachada y los muros de distribución”, comenta. “Todo esto cuenta con la aprobación del gobierno y hemos podido empezar pronto gracias a la ayuda económica de la Iglesia”.
Bashar ayuda a su padre a superar los escombros que aún hay en la entrada de la casa. Este joven comenta que también ha echado una mano en la instalación eléctrica, de hecho le gustaría poder tener un pequeño negocio de reparaciones para ganarse la vida: “Queremos la paz, no pensamos en política, solo quiero lo mejor para mi país que es que tengamos paz pronto. No nos hemos querido marchar porque hace falta emplear mucho dinero, es peligroso y además no queremos dejar a mi hermano Thamin solo, combatiendo en el ejército”.
"La oración es la que nos mantiene aquí"
El ingeniero Makhoul da muestra de los primeros trabajos para cerrar y asegurar los muros de la casa: “es también para evitar posibles robos”. Desde la azotea del edificio se divisa parte del barrio: “a partir de la siguiente calle empieza una zona deshabitada, controlada por el ejército. Fue una zona rebelde, aún no se puede acceder a ella”. Todos agradecen el apoyo urgente ofrecido a través de ACN, que ha hecho posible que ésta junto con cerca de 100 viviendas más estén ya rehabilitándose: “estamos en una primera fase, hace falta más ayuda para acabar las obras y recuperar otras muchas casas”.
Elias, Lina y Bashar se despiden de nosotros con un mensaje de esperanza: “Esperamos volver pronto a nuestra casa, es nuestro sueño. En cuanto estén terminadas las obras, volveremos.” Es el mensaje de muchas otras familias que han permanecido en Homs y ahora ven posible un regreso a su hogar. Lina da las claves de esta esperanza: “la oración es lo que nos mantiene aquí. No puedo sentirme a gusto sin orar. Nuestra familia siempre ha estado unida a la Iglesia, el contacto con los demás cristianos nos fortalece también. Agradecemos a los bienhechores de ACN lo que estáis haciendo por nosotros, sois geniales, por acordaros de nosotros y también por rezar por Siria”.
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