«Aunque sufro, creo firmemente que Dios es justo y no nos ha abandonado»
Dramática oración de la madre de Leah Sharibu, niña cristiana raptada por Boko Haram que no abjuró
El 19 de febrero de 2018, los terroristas islámicos de Boko Haram secuestraron a 110 niñas y adolescentes de la aldea nigeriana de Dapchi (Yobe). Todas las jóvenes eran musulmanas menos una, Leah Sharibu, que entonces tenía 14 años.
Tras un mes de angustia, el 21 de marzo los yihadistas liberaron a 104 de las chicas. "Cinco murieron durante el viaje", relató una de ellas. "Leah ha sido la única que no ha sido liberada. Los terroristas le han pedido que renuncie a su fe cristiana y se convierta al islam, pero ella se ha negado. Han dicho que hasta que no lo haga, la mantendrán prisionera".
El gobierno de Nigeria, liderado por el presidente musulmán Muhammadu Buhari, no parece estar haciendo nada para liberar a la joven. Hoy Leah tiene 16 años y según noticias que es imposible verificar la han obligado a casarse con un terrorista de Boko Haram y habría tenido un hijo. Por el valor demostrado al negarse a renegar de su fe cristiana y convertirse al islam, Leah ha sido definida "embajadora del cristianismo en la República de Boko Haram", convirtiéndose en el símbolo de la persecución contra los cristianos en Nigeria.
Rebecca Sharibu, madre de Leah, muestra un cartel reclamando su liberación.
Recientemente, su madre, Rebecca Sharibu, escribió un Te Deum recogido por el reverendo Gideon Para-Mallam, que publicó Tempi.
Te Deum para que me deje la esperanza de volver a ver a mi Leah, secuestrada por Boko Haram
Desde que mi hija, Leah Sharibu, fue secuestrada de noche del colegio femenino de Dapchi por los terroristas islámicos de Boko Haram, nadie nos ha dicho nada sobre sus condiciones. Entonces tenía 14 años, ahora ya tiene 16; han pasado casi tres desde el secuestro y aún no sé si Leah está bien o no.
Se dicen muchas cosas sobre ella: dicen que ha dado a luz a un hijo, pero no sé nada con certeza. Es verdaderamente una desgracia que siga estando prisionera en la jungla de Sambisa, el bastión de Boko Haram. No sé qué hace ni como está, solo sé que sufre mucho en manos de sus secuestradores.
Obviamente, esta situación no nos hace felices, ¿cómo podríamos serlo?, pero no podemos hacer nada. Leah ha dejado un vacío enorme en nuestros corazones; aquí, en casa, siempre nos hacía sentir felices y orgullosos.
El gobierno de Nigeria, guiado por el presidente Muhammadu Buhari, no se ocupa seriamente del caso de Leah. Casi tres años después de su secuestro no ha habido ningún avance para garantizar su liberación.
Sé que Él la liberará
Para nosotros no es una situación fácil. Cada vez que me siento a la mesa y recuerdo a Leah, lo que está sufriendo, pierdo el apetito. Rezo siempre a Dios para que nos ayude a obtener la liberación de mi hija y de todos los prisioneros de Boko Haram, y para que nos consuele a todos.
Sé que mi familia no es la única que sufre por Leah, hay muchas personas, amantes de la justicia y la libertad, que están sufriendo. Por suerte, hay muchos hombres y mujeres de buena voluntad que rezan por nosotros y que desean ver libre a Leah. Su solidaridad, en Nigeria y en todo el mundo, significa muchos para nosotros. Nuestra familia quiere darle las gracias a todos, en especial a la Fundación Leah Sharibu y a la Fundación para la paz Para-Mallam, que no se cansan de pedir la liberación de mi hija y de otros prisioneros de Boko Haram.
Aunque sufro, creo firmemente que Dios es justo y no nos ha abandonado. Él actúa siempre cuando es el momento y cuando lo considera oportuno. No he perdido la esperanza de volver a ver a Leah; mi esperanza no se basa en un hombre, sino en Dios mismo, que es perfecto. Me encomiendo a Él. Ciertamente, me pregunto cuánto tiempo aún deberé esperar, pero creo en su omnipotencia y en su gracia. Sé que Él liberará a mi hija.
Traducido por Elena Faccia Serrano.