Alfonso Armada, presidente de Reporteros sin Fronteras, elogia el compromiso de los misioneros
"En África, muchas veces, cuando los periodistas nos íbamos, los que se quedaban siempre eran los misioneros", ha manifestado Alfonso Armada, presidente desde el pasado mes de noviembre de la sección española de Reporteros sin Fronteras.
"Algunos de ellos llevan allí 30 ó 40 años, conocen muy bien los países, llevan una vida de entrega absolutamente admirable", añade en una entrevista de Antonio Moreno Ruiz para el portal de la diócesis de Málaga: "Hice gran amistad con muchos de ellos en estos países y siempre se han jugado las vidas por defender a los más desfavorecidos, en Burundi, en Ruanda y en muchos lugares de África".
Armada, vigués de 60 años, conoce bien esas circunstancias porque, entre otros trabajos como reportero de guerra, a principios de los años 90 cubrió acontecimientos dramáticos como la guerra en Bosnia y el genocidio en Ruanda.
En la conversación, recuerda en particular a un grupo de misioneras en Kinshasa (Congo) cuya casa había sido asaltada: "Las habían dejado absolutamente sin nada y, al cabo de unos días, veían sus propios muebles, sus libros y sus enseres a la venta en un mercadillo local. Pero a pesar de esto, ellas mantenían la fe, mantenían la esperanza sin darle ninguna importancia a los bienes materiales".
Preguntado por las fake news, Armada alerta de que "buena parte del poder está constituido sobre la mentira": "Hay que luchar constantemente para garantizar que las informaciones que se publican son ciertas", añade, "para no dar pábulo a rumores que ensucian la realidad, ensucian prestigios y al final lo que provocan es la sensación de que no se puede conocer la verdad sobre nada. Eso crea una ciudadanía muy cínica. Cuando desconfías de todo, cuando no confías en ningún poder, cuando piensas que todos mienten, al final dejas a la población inerme ante los abusos".