«Cristo y María son como unos tíos que viven cerca»: así lo explica un sacerdote sintoísta de Japón
El sintoísmo es la religión principal de Japón, país que visitará el Papa esta semana después de 3 días en Tailandia. El sintoísmo (shinto) es una religión politeísta, que cree en infinidad de kami (dioses y espíritus, por lo general ligados a la naturaleza). En el siglo XIX (la era Meiji) el nacionalismo japonés fue reestructurando la religión shinto como religión nacional, quitándole elementos budistas "extranjeros" e insistiendo en darle un sentido de religión de Estado: el Emperador era otro kami, otra divinidad. Así fue hasta 1945, con la derrota japonesa en la Segunda Guerra Mundial.
Se calcula que entre un 50 y 80% de los japoneses (el país tiene 127 millones de habitantes) acuden a los templos sintoístas de vez en cuando a rezar (pedir o dar gracias) u ofrecer incienso a los kami y los antepasados. Pero apenas un 4% de los japoneses forman parte de congregaciones estructuradas que sirven regularmente en templos sintoístas (lo que llamaríamos "feligreses" o "practicantes regulares").
La agencia misionera AsiaNews, para explicar cómo ven el cristianismo los clérigos sintoístas actuales, ha entrevistado a Nabeshima Tomohisa, de 52 años, kannushi (sacerdote sintoísta responsable) del santuario de Yutoku Inari en Kashima (isla de Kyushu). Tomohisa dialoga sobre la fe, el Papa y la espiritualidad japonesa con el sacerdote católico Alberto Berra que vive en Japón desde hace casi 30 años. Los tres hijos del japonés han ido a una guardería católica y su hija quiere representar a la Virgen María en la obra de teatro de Navidad.
"Pienso que Cristo también me protege a mí"
Siendo el shintoísmo una religión llena de seres espirituales, Tomohisa no tiene dificultad para creer (a su manera) que Jesucristo esté vivo y siga actuando y protegiendo a los hombres. "Siento una simpatía por el cristianismo, y gracias a la amistad con el Padre Manerba pienso que Cristo también me protege a mí. Cuando entro en la iglesia católica de Kashima, siento alegría".
A los jóvenes "miko" (los que se preparan como ayudantes para el culto sintoísta) los clérigos les dicen: “ partir de ahora, serviréis a Dios. Dios es como un padre y una madre. El Cristo y el Buda son como los hermanos de nuestro padre y de nuestra madre; son como nuestros tíos, y les debemos respeto”, explica Tomohisa. "El cristianismo es una religión de los extranjeros, pero Cristo y María son como unos tíos que viven cerca nuestro. Si no se tiene este sentimiento de respeto, no se puede trabajar en un templo sintoísta".
Tomohisa dice que conoció católicos en Notre-Dame de París y a los de su ciudad, y conoce también bonzos budistas. Cree que todos juntos pueden rezar por la paz. Del Papa en Japón espera "un mensaje para aunar nuestras fuerzas al servicio de la paz".
Tomohisa y las jóvenes ayudantes de su santuario
La vida en los templos sintoístas
El kannushi atiende el templo Yutoku Inari, construido hace 330 años, que recibe cada año 3 millones de visitantes. En los 3 primeros días del año nuevo, más de 800.000 personas acuden al lugar. Explica que en Japón hay 80.000 templos sintoístas, grandes y pequeños, y los kannushi (parecidos a párrocos) son casi unos 25.000. Además, existen otros 70.000 templos que son budistas, y los clérigos budistas que los atienden se llaman bonzos. (La Iglesia Católica cuenta con 850 parroquias y unos 500.000 fieles).
"La actividad de los kannushi es estar al servicio de Dios", explica. "Rezamos por la paz, por una vida serena y próspera; no solo yo, sino todas las personas que trabajan en el templo. Cada mañana, nos reunimos para orar y para el rito de purificación; necesitamos purificar nuestro cuerpo, pero también el corazón. Otras ‘actividades’ de los kannushi son: la ceremonia de purificación de un terreno antes de comenzar una obra de construcción (Jichinsai); la bendición de los matrimonios (como también hacen ustedes, según tengo entendido, en la Iglesia católica) y todo lo referente a las fiestas y festivales (Matsuri). Además de esto, trabajamos en la gestión del templo con todo lo que conlleva: economía, contabilidad, la dirección del mantenimiento y la limpieza del ambiente, la instalación de tecnologías modernas como wi-fi, etc. Este es un servicio orientado a muchos visitantes, que también vienen del exterior, y que posibilita la conexión de los ancianos con el kannushi. Este templo es visitado por personas de todo el mundo, de religiones distintas. Mi tarea también consiste en dialogar con ellos".
Nabeshima Tomohisa estuvo invitado en el Palacio Imperial en la reciente ceremonia de entronización del nuevo emperador. "Vi a la emperatriz enjugarse las lágrimas al escuchar las palabras del emperador referidas a la inauguración de la era “Reiwa”, cuyo nombre subraya la paz. Muchas personas entrevistadas expresaban este deseo de paz. El templo sintoísta es un ambiente que desea la paz, favorece la alegría y ayuda a recomponer los vínculos entre las personas. Pienso que ustedes, los cristianos, también trabajan con esta finalidad en las iglesias", añade.
Las fiestas de la naturaleza y el reto del materialismo
Explica que en la religión shintoísta las fiestas ligadas a la naturaleza son muy importantes: la de la siembra del arroz, en primavera; la de la cosecha, en otoño. Hay, además fiestas que celebran el aniversario de los templos.
"En el sintoísmo, el tema principal es la naturaleza", dice. "¿Qué es la naturaleza? La existencia de la naturaleza está ligada a Dios. Nosotros vivimos gracias a la naturaleza; por lo tanto, debemos protegerla y conservarla para las generaciones futuras. Si en los alrededores del templo hubiera industrias, el agua que los visitantes usan para la purificación no estarían tan límpida como ven. Por tradición, el templo es un lugar donde refugiarse en caso de desastres naturales. Por eso es considerado un lugar para proteger la vida".
Sobre el materialismo actual señala que "en el tren, todos tienen el smartphone en la mano, pero muchos tienen sufrimientos en el alma. Ciertamente, hay un alejamiento de los jóvenes en relación con la religión. Si bien existe esta alejamiento, cuando ellos vienen al templo se sienten a gusto. Cuando vienen los jóvenes, dicen: ¡Al fin he encontrado un lugar así!. Siempre me pregunto cómo atraer a los jóvenes pero sin forzarlos, hallando formas para generar un interés en ellos. Por ejemplo, hace poco se realizó la ceremonia de entronización del emperador, que despertó interés y entusiasmo en muchos jóvenes japoneses y extranjeros. Luego, no olvidemos los festivales (Matsuri), donde hay muchos elementos atractivos".
Un pequeño reportaje en español sobre la vida en santuarios sintoístas