«La Virgen me salvó la vida», confiesa el franciscano apuñalado en la Gruta de la Leche de Belén
El pasado fin de semana el franciscano Fadi Shallufi, rector del santuario de la Gruta de la Leche en Belén, fue apuñalado tras proteger dentro del recinto a unos peregrinos que estaban siendo acosados por dos hombres, que al parecer eran palestinos.
La cuchillada se produjo a través de la valla del santuario, que el franciscano había cerrado para proteger a estos turistas. Finalmente, las heridas no revistieron gravedad, pero la escena que fue grabada por una cámara de seguridad ha dado la vuelta al mundo.
"La protección de la Virgen María"
Una vez recuperado, el padre Shallufi ha asegurado, tal y como recoge Aciprensa, que en “esta situación difícil podemos ver la protección divina, así como la mano y la protección de la Virgen María”.
“Cuando llego al Santuario de la Leche le digo a la Madre: yo soy tu portero. De hecho, en la puerta donde recibí la cuchillada, Ella me jalaba con sus manos hacia atrás. Me salvó la vida”, agregó el fraile franciscano.
El padre Shallufi dijo que “aquí siempre hay seguridad para todos los peregrinos. Como ven, yo estoy en buena condición y sigo sirviéndoles. No hay ni hubo ningún peligro para ellos”.
El fraile aseguró que “aquí en este santuario yo siento la maternidad divina de la Virgen”, tras lo cual invitó a los peregrinos a visitar el lugar. “Vengan porque sin ustedes nos quedamos aquí solos”, expresó.
La Gruta de la Leche de Belén
No es casualidad esta confianza en María de este fraile franciscano, pues la gruta de la leche es un lugar de histórica tradición mariana. En un rincón detrás de la Plaza de la Natividad, no lejos de la Iglesia de la Natividad que, según la tradición cristiana, señala el lugar donde Jesús nació en el pesebre, se encuentra esta Gruta de la Leche.
Es ahí donde, según otra tradición, María dio de mamar al Niño Jesús y al caer sobre las rocas unas cuantas gotas de su leche, la piedra caliza cambió su color original marrón amarillento en un tono blanco crema.
Según una tradición que se remonta a siglos atrás (posiblemente incluso a los primeros cristianos), las mujeres y las parejas con problemas de fertilidad acuden a esta gruta a rezar a María, pidiendo que su intercesión les bendiga con un niño.
Cuatro mil casos en doce años
Hoy, los peregrinos se llevan a casa unas bolsitas de polvo blanco de la gruta. Durante 40 días la pareja sigue esta devoción, que incluye beber pequeñas cantidades del polvo y decir una oración. Las bolsas se venden a un coste simbólico, pero sólo pueden adquirirse en la gruta, pues si no las peticiones serían inasumibles.
Imagen de la gruta de la leche
En los últimos 12 años han recibido en torno a 4.000 cartas de parejas que atribuyen sus hijos milagro al "polvo de leche". Continuamente llegan las alegres noticias de que los fieles que siguen la devoción consiguen el embarazo que buscaban.
Pero además calculan que puede haber el doble de niños nacidos cuyos padres no les han escrito. Conservan todas las cartas y fotos en tres archivadores blancos y negros y ahora va ya por el décimo archivador.
La cuchillada se produjo a través de la valla del santuario, que el franciscano había cerrado para proteger a estos turistas. Finalmente, las heridas no revistieron gravedad, pero la escena que fue grabada por una cámara de seguridad ha dado la vuelta al mundo.
"La protección de la Virgen María"
Una vez recuperado, el padre Shallufi ha asegurado, tal y como recoge Aciprensa, que en “esta situación difícil podemos ver la protección divina, así como la mano y la protección de la Virgen María”.
“Cuando llego al Santuario de la Leche le digo a la Madre: yo soy tu portero. De hecho, en la puerta donde recibí la cuchillada, Ella me jalaba con sus manos hacia atrás. Me salvó la vida”, agregó el fraile franciscano.
El padre Shallufi dijo que “aquí siempre hay seguridad para todos los peregrinos. Como ven, yo estoy en buena condición y sigo sirviéndoles. No hay ni hubo ningún peligro para ellos”.
El fraile aseguró que “aquí en este santuario yo siento la maternidad divina de la Virgen”, tras lo cual invitó a los peregrinos a visitar el lugar. “Vengan porque sin ustedes nos quedamos aquí solos”, expresó.
La Gruta de la Leche de Belén
No es casualidad esta confianza en María de este fraile franciscano, pues la gruta de la leche es un lugar de histórica tradición mariana. En un rincón detrás de la Plaza de la Natividad, no lejos de la Iglesia de la Natividad que, según la tradición cristiana, señala el lugar donde Jesús nació en el pesebre, se encuentra esta Gruta de la Leche.
Es ahí donde, según otra tradición, María dio de mamar al Niño Jesús y al caer sobre las rocas unas cuantas gotas de su leche, la piedra caliza cambió su color original marrón amarillento en un tono blanco crema.
Según una tradición que se remonta a siglos atrás (posiblemente incluso a los primeros cristianos), las mujeres y las parejas con problemas de fertilidad acuden a esta gruta a rezar a María, pidiendo que su intercesión les bendiga con un niño.
Cuatro mil casos en doce años
Hoy, los peregrinos se llevan a casa unas bolsitas de polvo blanco de la gruta. Durante 40 días la pareja sigue esta devoción, que incluye beber pequeñas cantidades del polvo y decir una oración. Las bolsas se venden a un coste simbólico, pero sólo pueden adquirirse en la gruta, pues si no las peticiones serían inasumibles.
Imagen de la gruta de la leche
En los últimos 12 años han recibido en torno a 4.000 cartas de parejas que atribuyen sus hijos milagro al "polvo de leche". Continuamente llegan las alegres noticias de que los fieles que siguen la devoción consiguen el embarazo que buscaban.
Pero además calculan que puede haber el doble de niños nacidos cuyos padres no les han escrito. Conservan todas las cartas y fotos en tres archivadores blancos y negros y ahora va ya por el décimo archivador.
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