La dictadura comunista china dice que quiere una gestión de la Iglesia Católica «más democrática»

Un funcionario chino dedicado al control de las religiones, Chen Zongrong, ha emitido algunas declaraciones exponiendo la postura del Gobierno comunista chino con respecto a la Iglesia Católica. Según agencia Efe, lo hizo durante la presentación del Libro Blanco de las religiones en China, un trabajo gubernamental. 

El libro señala que en China, con 1.380 millones de habitantes, hay unos 200 millones de personas que practican alguna religión, entre las que dominan el budismo y el taoísmo. Chen reconoció que la cifra procede de cálculos aproximados, no de un censo real.

Hace más de diez años, un estudio de 2007 de Pew Forum contabilizaba un 14% de seguidores de alguna religión (sobre todo taoístas y budistas), lo que coincidiría con esos 200 millones actuales. 

Contar católicos... muy a la baja
El libro recoge que hay "unos 6 millones de católicos", sin diferenciar entre los "patrióticos" u oficialistas y los "subterráneos" o clandestinos (fieles a Roma). Otras fuentes han hablado tradicionalmente de 12 millones de católicos (la mitad clandestinos), pero en un artículo de 2014 el jesuita Michael Kelly escribía, con ironía: “Eran 12 millones en 1980, 12 millones en 1990, 12 millones en el 2000 y, sorpresa, sorpresa, 12 millones en 2010. Ninguna religión da cifras reales en China. Eso sólo atraería atención del Gobierno y persecución”. Cabe pensar que los católicos reales sean muchos más. 

Chen Zongrong declaró que con el Vaticano "tenemos un canal fluido de comunicaciones". Dejó claro que la línea del Gobierno chino sigue aferrándose al "principio" de "no permitir que entidades extranjeras interfieran en los asuntos religiosos chinos", es decir, no permitir que el Vaticano influya en la designación de obispos, algo incompatible con la fe católica, que ve en el Papa al heredero de Pedro, encargado por Cristo de apacentar sus corderos y portador de las Llaves del Reino. 

Una gestión "más democrática"
Chen, portavoz de una dictadura sin elecciones libres y que viola sistemáticamente los derechos humanos, aseguró que lo que Pekín busca es una gestión "más democrática" de la religión católica, a fin de evitar "la dictadura de un solo hombre".

Esa gestión "democrática", se entiende, la llevará a cabo el Partido Comunista. De hecho, Chen especificó que se ha de mantener "el liderazgo" del Partido Comunista sobre los asuntos religiosos en todo el país.

Xiao Hong, otro portavoz, destacó en la misma rueda de prensa que ambas partes han mantenido "discusiones positivas y en profundidad", y subrayó los "esfuerzos" realizados por China en este proceso.



Un acuerdo secreto bajo negociación
No se dijo nada concreto sobre el posible acuerdo que se está negociando. Según filtraciones de las últimas semanas, el acuerdo que estarían cerca de cerrar Pekín y la Santa Sede establecería que el Papa sí podría nombrar los obispos, aunque algunos críticos dicen que no se cumpliría y que el Gobierno podría deponer obispos o forzar renuncias.

También se rumorea que Pekín no pediría al Vaticano romper sus lazos con Taiwán, donde viven 22 millones de personas, de los que unos 300.000 son católicos. 

Analistas católicos especializados en la situación china consideran que en el país, sumando clero oficial y clandestino, hay un centenar de obispos católicos, 3.400 sacerdotes, 5.400 religiosas y 630 seminaristas en diez seminarios mayores. Y más de 1.350 millones de personas que desconocen por completo el Evangelio.